Pasar el verano en una gran ciudad puede ser terrible, sobre todo si te encuentras atrapado en casa en medio de una ola de calor. Esto es lo que le ocurre al personaje de James Stewart en  La ventana indiscreta de Hitchcock (1954). Jefferies es un reportero gráfico que se encuentra postrado en una silla de ruedas escayolado hasta la cadera. La cámara recorre el apartamento describiendo las altas temperaturas, la pasión aventurera del fotógrafo, la causa de su accidente…, y su ventana, esa ventana a través de la cual se muestran las vidas del vecindario y que a modo de teatro se representarán las diversas acciones de la trama.

Imagen de La ventana indiscreta© 1954 Paramount Pictures, Patron Inc. Todos los derechos reservados.

Imagen de La ventana indiscreta© 1954 Paramount Pictures, Patron Inc. Todos los derechos reservados.

Así mismo, ella da el título a la obra y por ella es mostrada esa intensa ola de calor que lleva a todos los vecinos a mantener día y noche sus ventanas completamente abiertas. Este hecho  desencadena que un hombre aburrido, sin nada que hacer y un hábito voyeurista, (es fotógrafo y su misión en muchas ocasiones es observar y deducir el acontecimiento que le dará la foto que tiene en mente), se entretenga mirando lo que hacen sus vecinos.

Todas las pequeñas historias que se muestran están dispuestas como en el tebeo español 13, Rue del Percebe, de Ibáñez, sólo en forma, no en contenido. Las vidas que Hitchcock describe están relacionadas con el amor, el desamor, el matrimonio, la soledad por el amor buscado y no encontrado y el odio en la pareja, esto último es en lo que se centrará la película. Una noche un grito de mujer despierta a Jefferies, su vecina de enfrente muy enferma  e incapaz de moverse de la cama desaparece a la mañana siguiente. Su marido, siempre recriminado por ella, comienza a hacer extraños viajes con una pesada maleta a altas horas de la madrugada. Una imaginación desbordada y el tedio convierten al fotógrafo en un voyeur, pasando de ser un simple mirón a un hombre obsesionado en cuanto comienza a observar a través de sus prismáticos y de su gran teleobjetivo.

Imagen de La ventana indiscreta© 1954 Paramount Pictures, Patron Inc. Todos los derechos reservados.

Imagen de La ventana indiscreta© 1954 Paramount Pictures, Patron Inc. Todos los derechos reservados.

Sus dos compañeras de aventura son la enfermera que le ha puesto el seguro, Stella, personaje interpretado por la gran Thelma Ritter, actriz que ha encarnado importantes secundarios, y Lisa, alter ego de Grace Kelly, la elegante novia del fotógrafo. Una bella e inteligente mujer con un exitoso trabajo en una famosa revista.  Tanta perfección  parece molestar a su pareja y por la cual, por su inferioridad ante ella, no está dispuesto ni a contraer matrimonio ni a que su relación avance.

Sin embargo, cuando Lisa cree toda la historia detectivesca que Jefferies tiene en su cabeza y se lanza, junto con la enfermera, a la aventura y caza de pistas para atrapar al asesino, sólo entonces, él se sentirá orgulloso de su novia. Es Lisa quien finalmente deberá cambiar, o hacer que cambia, si quiere mantener su relación, como vemos en al última escena, cuando tumbada con zapato plano y pantalón lee una revista de viajes que termina por cambiar por el Harper´s Bazaar cuando él duerme.

Imagen de La ventana indiscreta© 1954 Paramount Pictures, Patron Inc. Todos los derechos reservados.

Imagen de La ventana indiscreta© 1954 Paramount Pictures, Patron Inc. Todos los derechos reservados.

La otra obra que Hitchcock realizó  en una pequeña localización, de nuevo un apartamento,  fue La soga (1948), donde también se encargó James Stewart de representar  el papel de detective inteligente que hila pistas, quien deberá resolver el asesinato. Esta película fue un experimento en la carrera de Hitchcock pues, como  bien es sabido,  es un único plano secuencia en el cual tan solo hay cortes, y camuflados, por los cambios de rollo. Pese a todo, es La ventana indiscreta una de las obras  de su carrera que más veces ha sido tomada como película de referencia ya sea como remake o como guiño, tomando alguna de sus partes como objeto de culto a representar.

Y es que en ella el voyeurismo es el centro del argumento, una conducta analizada y desmenuzada por el inglés que la normalizó al ser representada por ese modelo de ciudadano ejemplar que era James Stewart.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *