La travesía de mil millas comienza con un paso.
Lao Tse
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros, aunque esta vez sea para despedir a un maravilloso actor, nuestro querido Alfredo Landa (1933). El pasado día 9 de mayo nos dieron la noticia de su pérdida y todo quedó como triste, es lógico, no hay película española desde los años sesenta en que Landa no estuviera para hacernos reír. Cuando me enteré del suceso, me puse a pensar en su trayectoria, me venía a la mente cómo ha sido su devenir por estos mundos del séptimo arte.
Imagen de Cateto a babor, producida por Aspa Producciones Cinematográficas y Filmayer. Distribuida por Dipenfa Filmayer Vídeo S.A. Todos los derechos reservados |
Empezó haciendo papeles de un hombre bonachón que venía del pueblo sin ninguna herramienta más que su corazón, pero el Cateto a babor (1970, Ramón Fernández) dejó paso a Vente a Alemania, Pepe (1971, Pedro Lazaga), en la que se nos mostraba una época tan real y que él tan bien describía.
Pero ese hombre se vino arriba y aquí nos quedamos con una de las películas en las que se comenzó a hablar de unos hombres de pelo en pecho, el incipiente latin lover. Así encontramos Manolo la Nuit (1973, Mariano Ozores). Manolo llevaba una doble vida, por un lado tenía su casa en Madrid, donde estaba su esposa (María José Alfonso), desesperada su escasa presencia, una ausencia que le hace descubrir junto a su confidente, su hermana (Josele Román), la verdad de su vida. Así descubre su segunda vida, la que tiene en Torremolinos, una vida que llevaba muy bien vendiendo pisos y “entablando” buena amistad con las extranjeras. Pero la comedia se va enredando. La mujer le reclama por un embarazo que no existe, llevándole también a él a tramar una farsa con su mujer y su cuñada.
De este seductor, pasamos a películas comprometidas como Los santos inocentes (1984, Mario Camus), basada en el libro homónimo de Miguel Delibes, aunque Alfredo Landa no se quedó ahí. Su escalada de la comedia al drama también incluye verse en el papel de un inspector en El Crack (1981, José Luis Garci), aunque también en otro tipo de registros como en Las verdes praderas (1979), Canción de cuna (1994) o Historia de un beso, todas ellas de José Luis Garci, así como la magnífica Tata mía (1986, José Luis Borau), o su última película, Luz de domingo (2007, José Luis Garci).
Este maravilloso actor, que siempre recordaremos con su talentosa gracia, sabía como nadie hacerte mostrar una sonrisa; este hombre de campo, latin lover, inspector, todos los papeles que le brindaron él supo como nadie sacarles su mayor juego, pues era un gran seductor de la pantalla.
Todo empezó con un paso, el paso por este mundo que le llevó a hacer esta gran travesía.
Con todo el cariño, desde la Mecedora.
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