fermatDirección y guión: Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña.
País:
España.
Año: 2007.
Duración: 90 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Federico Luppi (Fermat), Lluís Homar (Hilbert), Alejo Sauras (Galois), Elena Ballesteros (Oliva), Santi Millán (Pascal).
Producción ejecutiva: José María Irisarri y Manuel Monzón.
Música: Federico Jusid y Ale Martí.
Fotografía:
Migue Amoedo.
Montaje: Jorge Macaya.
Dirección artística: Néstor Medeira.
Vestuario: Santos Sánchez.
Estreno en España: 16 Noviembre 2007.

“En Aritmética, no es posible dividir un cubo en la suma de dos cubos, o un bicuadrado en la suma de dos bicuadrados, o cualquier potencia superior a dos, en dos potencias de igual grado”. Aunque parezca un enigmático acertijo, lo que precede no es sino un teorema matemático, el enunciado por Pierre de Fermat allá por el siglo XVII, en el que nos indica, no sin errada percepción, que algo perfecto no puede dividirse en dos elementos constituyentes así mismo perfectos. Y digo errada porque, en efecto, La habitación de Fermat viene a contravenir, y mucho, esta juiciosa formulación. Y es que ésta es una película de incuestionable rotundidad que, como no podía ser menos, ha sido elaborada gracias a la inmejorable colaboración de un tándem de dos grandes en estado de gracia: Rodrigo Sopeña y Luis Piedrahita. Si emulando la estructura dialógica de este filme, hubiéramos de descifrar el enigma, por otro lado sencillo y obvio, de qué tienen en común Woody Allen, Billy Wilder y los dos realizadores españoles, nadie dudaría un ápice a la hora de adjudicarles el título previo de grandes guionistas, respuesta correcta y aun esperable que provoca, precisamente, que su cine posea una frescura y espontaneidad inauditos en el espectro cinematográfico actual. Con calculada precisión, estos dos distinguidos scripts de reputado currículum en la comedia televisiva, se lanzan a la dirección con la tenacidad suficiente como para hacer una gran obra, y la humildad justa como para no creerse en absoluto el éxito conseguido. Compañeros de carrera universitaria primero y profesional después, Piedrahita y Sopeña han demostrado con creces que el cine, para triunfar, tiene que constituirse de algo más sólido que veinticuatro fotogramas por segundo. Con una idea que ningún productor pudo rechazar, y un guión blindado en el que no cabe espacio para la duda o la fisura narrativa, La habitación de Fermat narra la claustrofóbica peripecia de cuatro matemáticos ocultos tras un psudónimo, Pascal –Santi Millán-, Oliva –Elena Ballesteros-, Hilbert –Lluís Homar- y Galois –Alejo Sauras-, que son invitados a asistir al desciframiento del mayor enigma de la historia. Atraídos por la tentación de ver cumplido su sueño y desazonados por la extrañeza de la invitación del improvisado anfitrión Fermat –Federico Luppi-, los cuatro caerán presos del paroxismo al descubrir que todo se reduce a una apocalíptica argucia, en la que el único enigma que habrán de descifrar es el de mantenerse con vida. Una incesante formulación de problemas de ingenio y una habitación menguante serán el resultado de esta extraña cena, en la que la calma y el razonamiento serán las únicas armas posibles para desentrañar el entramado que se cierne tras los enigmas. La a priori azarosa presencia de estos cuatro personajes pronto mutará en profunda desconfianza, al descubrir que fue la premeditación, y no el azar, lo que les convidó en la habitación de Fermat, aquella noche de cuarto menguante.

Precedida por su aplaudido éxito en el Festival Internacional de Cinema de Catalunya, Sitges 2007, cuya onda expansiva ya hace hablar de remakes norteamericanos y japoneses, esta película de misterio que bebe de fuentes como Agatha Chirstie, Cube y Alfred Hitchcock, promete satisfacer con creces las ansias del intrépido espectador y cosechar premios allende los mares. Sin duda una sorprendente propuesta de calidad que hace esperar un categórico éxito en la entrega de Premios de la Academia de las Artes y las Ciencias. Ya se sabe, quien avisa no es traidor. Y es que ¿quién ha dicho que algo perfecto no puede dividirse en dos elementos constituyentes así mismo perfectos? El binomio Piedrahita-Sopeña rompe todos los moldes. Sin duda éste es el inicio de una gran amistad.

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