Si estuviera en una metafórica mesa de póquer para hablar sobre el cine mejicano, mi trío de reyes  estaría formado por Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, siendo este último mi indiscutible rey de corazones, pues su universo fantástico, por afinidad, es el que emocionalmente más me toca. Sin menospreciar a sus dos compatriotas, entre  cuyas creaciones se hallan obras mayúsculas que seguro respetará el tiempo y no caerán en el olvido.

Su gusto por la fantasía, lo sobrenatural, la profundidad psicológica de sus monstruos, los estudios científicos y biológicos se enmarcan, en ocasiones, en un mundo real, histórico, donde el franquismo o el nazismo toman especial relevancia. Así, por ejemplo, en Hellboy (2004) el ser humano y su maldad presentes en ciertos personajes como Rasputín, colaborador de Hitler, hombres históricos y malvados que realzan aún más la bondad y ternura de un monstruo en apariencia demoníaco.

En 1944 en la Costa de Escocia los nazis trataban de cambiar el rumbo de la historia.  Pretendían abrir con magia negra  un portal a otra dimensión que dejara pasar a los siete dioses del caos. El intento de Rasputín se vería truncado gracias a la misión secreta de un escuadrón norteamericano enviado por Roosevelt, terminando el ruso absorbido por el vórtice que él mismo había abierto.

hellboy en todo es cine
Imagen de Hellboy (2004) .Copyright © Revolution Studios, Lawrence Gordon Productions, Starlite Films, Dark Horse Entertainment, distribuida por Sony Pictures Home Entertainment en España. Todos los derechos reservados.

Aunque el caos no pasó a esta dimensión sí lo hizo un pequeño demonio rojo que sería adoptado por el batallón, quienes inmediatamente lo bautizaron como Hellboy, siendo criado por el profesor Trevor Bruttenholm como si fuera su propio hijo. Sesenta años más tarde padre e hijo trabajan en la sección 51 de la Agencia de Defensa e Investigación Paranormal. Un lugar donde unos seres monstruosos se esconden salvaguardando el bienestar de la humanidad.

Este personaje tomado de la novela gráfica de Mike Mignola es un ser desarraigado, al igual que sus otros dos compañeros, que ya sea por su físico, o por sus poderes, como su amada Liz, deben permanecer ocultos ante los ojos de una sociedad cruel, que al no entenderlos tratarían de exterminarlos. El resultado es que la empatía y la bondad de estos monstruosos superhéroes son superiores a las de unas personas intolerantes. Así es mostrado en los recuerdos de la infancia que Liz tiene y todo lo que debió soportar por ser diferente. Pese a que físicamente la chica encaja en el mundo ordinario, sus poderes, pirokinesis, la excluyen, impidiendo que la joven pueda llevar una vida normal.

Sin embargo, Hellboy, con su gigantesco y demoníaco aspecto, jamás será normal, no sólo por sus poderes, si no también por su físico que trata de ocultar bajo una apariencia corriente  al limarse los cuernos y con su forma de vestir desenfadada, a diferencia de otros superhéroes que deben ponerse un traje especial para realizar sus proezas.

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Imagen de Hellboy (2004) .Copyright © Revolution Studios, Lawrence Gordon Productions, Starlite Films, Dark Horse Entertainment, distribuida por Sony Pictures Home Entertainment en España. Todos los derechos reservados.

Se trata de un personaje freak, cuyo mayor atractivo  radica en su inmensa ternura. Pese a su rudo aspecto puede ser tan delicado como cualquiera, algo que evidencia el hecho de los numerosos gatos que tiene por mascotas. Pero, sin duda, uno de los momentos  álgidos de su humanidad  se muestra con su reacción ante la muerte de su padre. Son las escenas dramáticas y de sacrificio heroico donde más se aprecia el interior del monstruo. El tema de la orfandad es un recurso ya utilizado con otros personajes de esta tipología para  mostrar su eterna soledad y desamparo, como le ocurrió a Eduardo Manostijeras  (Dir. Tim Burton, 1990) quien fue llevado a un aislamiento extremo. No como Hellboy, quien posee una compañía que le ayudará durante su aventura heroica.

Generalmente, los superhéroes esconden sus poderes bajo una apariencia normal, integrándose en la sociedad para pasar desapercibidos,  como Superman tras sus gafas y su trabajo en el periódico. Sin embargo, Hellboy es un superhéroe desarraigado, y como todo personaje de tipología freak debe permanecer apartado de la sociedad. Más precario es el caso de su amigo Sapi, en esta primera entrega,  el cual vive en una pecera gigante por ser el agua su medio natural, pudiendo salir al exterior con sus compañeros cuando viste un traje especial.

Sin embargo, el divertido e irónico protagonista, no sufre una marginación social tan radical, ya que sí tiene contacto humano constante. Ya sea por parte de su nuevo guía como el que mantiene con Liz, pues por suerte y a diferencia de otros héroes y superhéroes, Hellboy no está destinado a la pérdida de la amada. A este “monstruo” se le concede poder alcanzar el amor.

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