Desde el origen de los tiempos el hombre se ha sentido fascinado por la Luna, la cual atraída por la Tierra gravita en sintonía con ella y a su vez con nosotros. Su mágica aparición nocturna, su secuencial mutación en la forma y la influencia que ejerce sobre ciertos elementos de este mundo ha generado todo tipo de leyendas. Con una cara oculta que jamás es vista, parece ser un paralelismo sobre esa parte de sí mismo que el hombre esconde e intenta no dar a conocer, es un lado misterioso.
Imagen de Hechizo de luna © 1987 Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Distribuida en España por Metro-Goldwyn Mayer. Todos los derechos reservados.
Ella se transforma como también metamorfosea al hombre, según románticas leyendas y mitologías, en lobo. Bajo su fría luz nocturna también se dan cita los amantes y ante ella, como único testigo, de sus labios salen las palabras más sinceras y desinhibidas. Porque una gran luna llena nos hechiza a todos. Este principio es el que rige Hechizo de Luna (Dir. Norman Jewison, 1987), una de esas cintas que inexplicablemente parece haberse quedado perdida por el camino de la historia del cine, pese al gran y merecido reconocimiento que tuvo en su momento, pues se hizo con tres Oscar (a la Mejor actriz, Cher, a la Mejor actriz secundaria, Olympia Dukakis, y al Mejor guión original, John Patrick Shanley) y el Oso de Plata en el Festival de Berlín de 1988, al Mejor director. En Little Italy vive Loretta Castorini, interpretada por Cher, en la gran casa donde también residen sus padres y el abuelo con cinco perros. Loretta, viuda desde hace siete años y con treinta y siete ya cumplidos, se promete con un hombre maduro y muy enmadrado, Johnny Cammareri. Ella no le ama, ¿cómo hacerlo si no hay pasión entre ambos? Únicamente les une una relación cordial. Tras la desgraciada muerte de su primer marido queda marcada, el personaje no supera la pérdida y parece autocastigarse por ello, negándose el amor. Así ella misma será el impedimento más grande para que el final feliz entre amantes habitual en los guiones de comedia romántica llegue a triunfar. Cuando su prometido viaja a Sicilia para despedirse de su madre moribunda le deja un encargo a Loretta, que invite a su hermano menor, con quien no se habla desde hace cinco años, a la boda. De esta manera conoce a Ronny, un escultural Nicolas Cage, quien culpa a Johnny por la amputación accidental de su mano y el posterior abandono por ello de su prometida.
Imagen de Hechizo de luna © 1987 Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Distribuida en España por Metro-Goldwyn Mayer. Todos los derechos reservados.
En el momento en que Loretta conoce a Ronny se produce una inexplicable atracción mutua, él es todo lo contrario de su hermano, poseyendo un carácter atormentado y un comportamiento más animal, como un lobo le dice ella. Sin embargo, bajo esa fachada salvaje se oculta un tierno personaje amante de la ópera, en torno a esta música gira su vida, siendo La boheme de Puccini el centro, apareciendo desde el inicio de la película, preconizando la importancia que la música lírica tendrá a lo largo de la cinta, al igual que la luna que ilumina la ciudad. Con esta explosiva mezcla y bajo una mágica luna llena que lo baña e inunda todo, esa misma noche se acuestan. Pero con el amanecer y la desaparición de la luna, también cesa su hechizo y Loretta vuelve en sí, tratando de negarse el amor una vez más. Sin embargo, Ronny no lo permitirá. La luna, el amor y las relaciones entre las parejas que aparecen en la cinta se entremezclan, para dar explicación a muchos y diversos temas de ese enamoramiento, de cómo nace, cómo evoluciona con el tiempo y cómo, en ocasiones pasará por malos momentos, como el de sus padres. Aunque como contrapunto se nos muestre lo vívido que continúa tras los años en sus tíos. Una historia de amor romántica a primeras luces sencilla que, sin embargo, lleva entrelazadas diversas temáticas, las cuales fluyen de forma natural en el guión, como la contraposición de las viejas tradiciones italianas presentes en las imágenes de Sicilia y las ya más renovadas en la ciudad de Nueva York. O la pequeña e interesante historia del profesor maduro que seduce a jóvenes alumnas, que abre y cierra la cinta, confiriéndole un cierto sentido circular a la narración. Hechizo de luna es de esas películas que deberían ser recuperadas del olvido causado por el paso del tiempo, pues no se trata de una obra mediocre ni menor. Unos años más tarde, en 1994, Jewison dirigiría otra comedia romántica muy entretenida, Sólo tú, pero no sería tan premiada ni alabada como la anterior del ’87.
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