Todo empezó hace tres años, cuando Intocable, la emocionante historia de Éric Toledano y Olivier Nakache, despegó hacia el éxito desde tierras hispanas. O tal vez comenzó antes, mucho antes, hace 120 años, cuando Léon Gaumont fundó la única compañía cinematográfica coetánea a la propia invención del cinema. Tanto la obra de Toledano y Nakache, como la herencia del pionero cinematográfico, encuentran su punto de convergencia en la Residencia de Francia en Madrid, lugar de encuentro para conmemorar dos eventos que no conviene olvidar: el aniversario de Gaumont y la presentación de Samba, último título de los cineastas franceses.

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Imagen de Samba’, película distribuida en España por A Contracorriente Films © 2014 Quad, Ten Films, TF1 Films Production y Korokoro. Todos los derechos reservados.

Nos adentramos en la Residencia de Francia en una primaveral mañana de febrero. La impresionante arquitectura y la belleza de sus jardines nos retrotraen a los años cuarenta, cuando el embajador francés François Piétri se hizo con este enclave paradisíaco entre las calles de Serrano, López de Hoyos y Avenida de América. En el ostentoso hall de la Residencia, aparecen los cineastas Éric Toledano y Olivier Nakache, dos directores cercanos y risueños que no desconocen, ni dejan de agradecer, la admiración que su trabajo ha suscitado en España: “estamos muy contentos de estar en España –señala Éric Toledano- los periodistas sabéis que tenemos una relación muy especial con este país, la historia de Intocable arrancó aquí, luego vino el Goya y desde entonces hemos ido a velocidad de crucero viniendo a razón de tres visitas por película. A este ritmo, terminaremos instalándonos aquí”. Olivier Nakache, con tono igualmente divertido, no duda en hacer referencia a la condición española del apellido de su compañero: “a mí me gustaría ser de aquí, aunque también me agrada compartir mi trabajo con un español –ríe-; en cierto sentido, nuestra película es casi una coproducción española”. Ambos se ríen, demostrando que para reflejar la realidad, no es necesario caer en el dramatismo. Así sucede en su último filme, Samba, en el que la inmigración ilegal, la desigualdad y la explotación laboral, se muestran de manera dura y sin tapujos, pero entretenida: “en Samba abordamos un tema muy candente en Francia, y al mismo tiempo muy difícil -señala Toledano-, estamos contentos de atrevernos a proponer una película con la que la gente pueda relajarse y entretenerse, pero que sea reflejo de una realidad muy dura”.

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Y es que este binomio, instalado en la temática social desde una perspectiva desenfadada y distendida, tiene una filmografía reflejo de su propia identidad, una exitosa unión de nacionalidades, ritmos, temáticas y sabores provenientes de todo el mundo. A pesar de que junto a ellos se encuentran personalidades de la talla del Embajador de Francia, S.E. Jérôme Bonnafont, la Presidenta de Gaumont, Sidonie Dumas y el Consejero Delegado de A Contracorriente Films, Adolfo Blanco, los directores no pueden evitar estar inquietos, con esa inquietud casi infantil que les hace interactuar con los periodistas, hacerse un selfie en medio de un photocall y mirar atentos cuanto ocurre a su alrededor. Con palabras sueltas articuladas en un español muy digno, Éric Toledano me mira de reojo mientras le pregunto. Sus ojos son oscuros, serios, aunque su expresión es fresca, casi festiva: “responder esa cuestión es muy complicado”, contesta Nakache ante mi pregunta acerca de cómo surgió la idea de Samba y el porqué de la elección de su temática: “hacer una película implica muchos ingredientes, que son los que nos motivan a contar una historia. Una película es como un matrimonio, te atraen muchas cosas. Por un lado, queríamos continuar trabajando con Omar Sy, pero también queríamos superarnos, ser ambiciosos en cuanto al cásting, por eso contamos además con Charlotte Gainsbourg. Por otro lado, deseábamos abordar un tema de nuestra sociedad, realizar una fotografía de personajes y temas que nos llegan, que nos tocan la fibra. Por eso quisimos retratar a personajes que raramente están bajo la luz”. Toledano observa al frente mientras Nakache concentra sus ojos claros y su atención en contestarme. Ambos intervienen en la conversación pero no interactúan entre ellos, poseen una complicidad que va más allá de lo meramente formal y no parecen necesitar el apoyo explícito el uno del otro. Tienen distinto método pero idéntico fin: “Éric y yo no nos repartimos el trabajo –bromea Olivier Nakache- por las mañanas él hace el café y yo las fotocopias. En realidad  -añade-, llevamos mucho tiempo trabajando juntos, escribimos juntos el guion y compartimos toda la creación de la película. Esta colaboración multiplica por dos las ideas, aunque también las preguntas y el presupuesto”. Ambos sonríen pero siguen sin mirarse. Responden sin prisa y nunca, bajo ningún concepto, se pisan o se atropellan. Su conversación responde a un ritmo, un baile perfectamente reglado en el que cada uno de los directores sabe bien su papel. Tal vez este sentido rítmico es la proyección de su propia pasión por la música, una pasión que se trasluce en cada una de sus películas y muy especialmente en Samba: “somos fans de la música en general; en nuestras películas la música es un personaje más. A lo largo de nuestra carrera ya habíamos puesto todo el funk y música americana, sobre todo Earth, Wind & Fire, pero nos quedaba la brasileña, que realmente encarna la unión entre el cine y la música que queríamos para esta película”, comenta Éric Toledano; “además, el nombre de Samba es muy común, y considerábamos que la vida de estos personajes era una danza entre distintas identidades y situaciones; por otro lado, ésta es una película sobre la identidad. Normalmente se habla más de cifras y de estadísticas que de nombres, y en Samba queríamos dar protagonismo a las personas. Aunque esto sea una mera excusa para poner música de Jorge Ben en una película”, señala jocoso Toledano.

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La mañana abre paso al medio día y el sol sigue resplandeciendo sobre Madrid. Acorde con la claridad que ilumina la sala, los ánimos de estos dos directores se llenan de optimismo ante el estreno de su nueva película el 27 de febrero: “el recibimiento que tuvimos en el Festival de cine de San Sebastián y el pase de Barcelona nos hacen estar optimistas. Nunca tenemos una seguridad total acerca de nosotros mismos, aunque las reacciones generales nos hacen ser positivos”, resalta Éric Toledano, a lo que Nakache añade: “por eso Éric y yo viajamos tanto, nos encanta poder intercambiar opiniones y conversar con el público y con la prensa. Además, con tanto viaje hemos descubierto nuevos fenómenos, como el hecho de que dos mil chicas estuvieran apostadas en el hotel de San Sebastián, gritando el nombre de Omar Sy. Nadie gritaba nuestro nombre”. Toledano, divertido, se apresura a puntualizar: “nos llamamos Éric y Olivier, por si queréis gritarlo”.

Con mucho humor, la conversación concluye en la Residencia de Francia, un lugar extraordinario en el que el cinema galo reivindica su espacio; una industria que pretende recordar al mundo que el cine es, y siempre será, un invento francés.

2 comentarios

  1. raul gonzalez 20 marzo, 2016 at 6:57 pm

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    Intocables! una gran película. Fuerte y simpática. Como documentalista y realizador de audiovisuales, mi * Termometro*, del alma me indica la fuerza de esta película. Dos momentos fuertes y el conocido NUDO EN LA GARGANTA, que indica la fuerza emocional del filme.
    felicito a los directores, al guionista y al camarógrafo. EXCELENTES!!!

    Esta película tiene que ganar su OSCAR. Posiblemente los jurados, cuando evaluan a los ganadores, no sienten ese NUDO en la garganta.

    Grande de verdad!!!

  2. Betty 11 abril, 2018 at 3:54 pm

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    Es una de mis películas favoritas cada vez que puedo la vuelvo a ver, excelentes actuaciones, simpáticos los diálogos, felicitaciones al guionista, director y los actores, versatilidad, diálogos excelentes cargados de emcoción que como bien dice el otro lector se nos hace un nudo en la garganta, cargada de emoción, de valores humanos nos hace creer en la humanidad. Omar Sy estelar, el minúsválido intachable, las actuaciones, nos dejam ese sabor dulce que nos llena el alma y el corazón, con muchos deseos de conocertlos y decirles gracias, por el optimismo que transmiten, la alegría, y la esperanza. Filmes como este nos hacen la vida mejor nos llena de una espiritualidad tal que nos sentimos ricos, no hay placer que iguale cuando vemos una película así, lástima que estas felicitaciones quizás no lleguen a sus realizadores y su elenco, pero me place escribir y desearle mis más sinceras felicitaciones y un fuerte abrazo.

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