Uno de los padres del cine de ciencia ficción fue George Méliès, el gran creador de fantasías y de la magia cinematográfica con sus trucajes y efectos especiales característicos de sus cintas. Pero ha pasado mucho tiempo desde su Viaje a la Luna (1902) y este tipo de cine ha evolucionado considerablemente. Una de las películas que más ha marcado la ciencia ficción fue el clásico de Fritz Lang Metrópolis (1926) con guión de Thea von Harbou, con estética futurista, iluminación expresionista y una temática habitual del género: los androides, unas máquinas de aspecto humano pero que, en teoría, carecen de sentimientos. Un argumento que ha dado numerosas películas memorables como Terminator o Inteligencia Artificial, entre otras muchas. Los años cincuenta fueron la época dorada del género, los hombres vivían en un mundo en constante amenaza proveniente del espacio exterior. Argumentos muy definidos por la Guerra Fría y la tensión que ello suponía.
Imagen de E.T. the Extra-Terrestrial – Copyright © 1982 Universal Pictures, Amblin Entertainment. Todos los derechos reservados.
La ciencia ficción daría un giro volviéndose puro espectáculo, con unas cuidadas historias y aún más cuidados efectos y estética, gracias a George Lucas, cuando creó La guerra de las galaxias en 1977, una cinta que marcó un ante y un después. Otro de los jóvenes prodigios de Hollywood y amigo del anterior también se apuntaría a ello, primero con Encuentros en la Tercera Fase (1977) y en 1982 con la inolvidable E.T. El extraterrestre. Por supuesto, se trata de Steven Spielberg quien nos presentó la historia de una criatura entrañable. Una nave espacial aterriza en la Tierra y, mientras sus integrantes recolectan algunas plantas, son descubiertos por unos hombres. Ante esto deben despegar apresuradamente dejando detrás de sí a uno de ellos, ET. El pequeño extraterrestre se refugia en un cobertizo de una casa donde conocerá a Elliott (Henry Thomas), un niño que lo acogerá y cuidará durante su estancia en la Tierra. Entre ambos se entablará una amistad tan grande como para que el niño llegue a sentir lo mismo que siente ET.
Imagen de E.T. the Extra-Terrestrial – Copyright © 1982 Universal Pictures, Amblin Entertainment. Todos los derechos reservados.
La película protagonizada por niños nos remite al mundo de la infancia, haciendo un llamamiento a ella, algo muy habitual de Spielberg. Son los adultos, en este caso, los intrusos de ese mundo infantil y puro, ellos son los que penetrarán en él para destruirlo. Los chicos, por su parte, serán los héroes encargados de llevar a cabo la misión: el regreso de ET a su hogar. Un ser a la vista desagradable y que gracias a la magia que el director siempre logra desplegar, toca la fibra del espectador, convirtiendo al extraterrestre en embajador de la ternura y de los sentimientos más nobles.
La película encumbró definitivamente la carrera de Spielberg, quien ya había cosechado algunos grandes éxitos como Tiburón, pero sería esta historia de ciencia ficción la que le daría el espaldarazo. Dejando para el recuerdo imágenes tan iconográficas como la de las bicis voladoras y la de Elliott con ET en la cesta de su bicicleta pasando por delante de una inmensa luna llena.
Afectuoso y merecido tributo le rindió el director a su película tomando dicha imagen para su productora Amblin, pues resulta tan emblemática para espectadores e historia del cine que es una de las fotografías presentes en el recuerdo.
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