Paseando por la calle ya se respira un aire especial: ya estamos en vísperas de Navidad. Luces, mantecados, turrón, nevaditos… Y cómo no una película Disney que nos sumerge en el espíritu más navideño: Cuento de Navidad de Mickey. Está película estrenada en 1983 es una adaptación del versionadísimo Cuento de Navidad del gran Charles Dickens. Cuántos recuerdos nos trae a muchos cambiando el canal de la televisión una y otra vez buscando en vacaciones algo que nos gustase como para estarnos quietos mientras en la calle hacia frío o en algunos casos nevaba. Cuento de Navidad de Mickey es una de esas películas que aunque las veas una y mil veces siempre te sorprende, ahí la genialidad de Dickens y la maestría de la Disney al adaptar este gran clásico.
Todos los derechos reservados a Walt Disney Pictures
Para quienes no recuerdan bien el argumento o bien aún no han visto está pequeña obra de arte animada, todo empieza en Londres hacia finales del siglo XIX en víspera de Nochebuena; un taller, un empleado trabajando hasta el último minuto que apura su hora de salida del trabajo para celebrar esta festividad entre estrecheces y poco que llevarse a la boca; su jefe el señor Scrooge un ricachón sin escrúpulos que piensa que la Navidad es como cualquier momento del año para ganar dinero -en el siglo XXI tenemos a muchos señores Scrooge sueltos-. El señor Scrooge da libertad a su empleado para que vaya a cenar con los suyos y se dirige a su fastuosa mansión donde le esperará una enorme sorpresita… La visita de tres fantasmas: el Fantasma de las Navidades Pasadas, el de las Presentes y el de las Futuras. Ellos tres serán los encargados de enseñarle a nuestro amigo Scrooge el verdadero significado de la Navidad -¡cuánto trabajo tendrían tres siglos después!-.
Solidaridad, hermandad, amor, compresión, empatía…. Mickey y los suyos son el ejemplo que todos deberíamos seguir, pero que no suele darse en nuestras cenas familiares, en Navidad. Al menos un año más intentaremos ser felices que no es poco ¡Feliz Navidad desde la Pequeña Butaca!
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