Después del verbo amar, ayudar es el verbo más bello del mundo.

Bertha von Suttner

Queridos amigos de Todo Es Cine:

Un placer estar con todos vosotros.

Empezamos mes y, con él, vamos a hablar de la película Cartas a Iris (1990, Martin Ritt) escrita por Irving Ravetch y Harriet Frank Jr., basada en la novela de Pat Barker.

Imagen de ‘Cartas a Iris’ © 1990 Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Todos los derechos reservados.

La historia nos lleva a una casa donde Iris (Jane Fonda) cría a sus hijos. Es una mujer viuda que trabaja en una fábrica. Allí, en la cocina, conoce a Stanley (Robert De Niro), un hombre amable, cariñoso y muy detallista. Salen y se van conociendo, son felices los dos juntos, pues la soledad es la que los une.

Imagen de ‘Cartas a Iris’ © 1990 Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Todos los derechos reservados.

Stanley tiene a su padre mayor enfermo y lo ingresa en una institución para personas mayores, va a verlo siempre que puede; Iris trabaja noche y día, cuando no es en la fábrica es en su hogar.

Su hija (Martha Plimpton) se queda embarazada y esto genera todavía más problemas en la familia.

Imagen de ‘Cartas a Iris’ © 1990 Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Todos los derechos reservados.

Un día, en la cafetería del trabajo, Iris le pide una aspirina a Stanley, pero este no sabe qué bote es el que le tiene que dar; Iris se da cuenta de que Stanley no sabe leer. El jefe de Stanley llega con documentos de un pedido, pero cuando Iris le indica que él no sabe leer, le despiden. Así de trabajo en trabajo, hasta que le pide a Iris que le enseñe. Y la aventura es para todos vosotros.

Imagen de ‘Cartas a Iris’ © 1990 Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Todos los derechos reservados.

He escogido esta película por el mensaje que subyace en ella: todos deberíamos enseñar a leer a personas de todas las edades. En Cartas a Iris muestran la ‘ceguera’ que supone, no solo la de vivir en sociedad, que ya es bastante, sino ni siquiera la de poder hacerte daño, leer tus facturas o darte de alta. Cualquier factor hace que la lectura resulte imprescindible.

Y si hablamos en términos más elevados, la lectura posibilita leer libros, aprender, conocer otras ideas, otras formas de vida, viajar con la mente a otros mundos y formarte. 

Por eso, después del verbo amar, ayudar es el verbo más bello del mundo.

Con todo el cariño, feliz mes de marzo desde la Mecedora.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *