Vivir es fácil con los ojos cerrados. Para los más puristas: “Living is easy with eyes closed”. Esta frase, inicio de estrofa de la canción Strawberry Fields forever, da nombre no solo a la nueva película de David Trueba, sino a toda una forma de entender la vida, el cine y la consecución de los sueños. Compuesta por John Lennon mientras rodaba en Almería Cómo gané la guerra de Richard Lester, si algo fascina en esta balada no es solo su poética, su indeleble rima, sino el contexto que hizo de ella un punto y aparte para toda una generación. Situémonos en 1966, cuando un profesor de inglés emprendió un viaje sin retorno al universo donde vivían sus sueños, en busca del autor que desinteresada e inconscientemente, le ayudaba en sus labores pedagógicas. Situémonos ahora en Madrid, año 2013, en pleno museo Thyssen-Bornemisza y veamos a Javier Cámara, intérprete que da vida al docente luchador y con quien no solo comparte iniciales, sino valentía; y a Natalia de Molina, la joven que acompañará al profesor en su camino hacia la redención. Observemos ahora al director de la cinta, David Trueba, tímido y plácido maestro de ceremonias, matriz creadora de estos personajes que destilan humanidad. Será Trueba quien admita que rechaza el concepto de autoría, esa exaltación del auteur tan de Truffaut, tan de nueva ola, y que sin embargo suscribe sin percatarse de ello, cuando señala que ni Van Gogh era consciente de que la gente no quería ver sus paisajes, sino el arte que él expresaba: “ese esfuerzo de Van Gogh por vivir de su oficio es algo con lo que me identifico absolutamente”, afirma lleno de orgullo: “no se trata solo de hacerlo bien, sino también de vivir”. Con complicidad y mucho humor, un grupo de afortunados periodistas tenemos la suerte de hablar con el equipo, ocasión que aprovechamos para departir con Trueba, descubrir a Natalia de Molina y sentirnos deslumbrados por Javier Cámara, tan brillante y resplandeciente en persona como los Louboutin y los accesorios Ted Baker de su compañera de reparto. “Por películas como ésta nos envidian fuera”, señala Cámara henchido, y es cierto:  viendo la creatividad y el talento con que se sacan los proyectos fílmicos en nuestro país, podemos entender mejor qué es, o en qué consiste, la magnanimidad de nuestra industria cinematográfica.

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Imagen de “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2013 Fernando Trueba Producciones. Fotos por Adolfo Crespo. Todos los derechos reservados.

Vivir es fácil con los ojos cerrados es una road movie, sin embargo, tu último título, 1987, era una película intimista, con dos únicos protagonistas, ¿cómo articulas cada una de tus películas?

David Trueba.- Los cambios de una película a otra no están limitados por mí ni por un capricho mío, sino por la historia en sí misma. El director debe ser siempre un empleado de la película, de la trama, de los personajes, debe trabajar para ella y dejar en segundo lugar su autoría o el concepto de carrera. Hace muchos años oí decir a Rafa Nadal algo que me pareció muy interesante: “yo cuando estoy jugando no sé ni cómo va el partido, ni si voy ganando dos sets a uno o empate a uno”

Javier Cámara.- ¡Así le va! Número uno, si es que… -ríe sarcástico-

DT.- Lo único que hace Rafa es luchar cada punto, lo cual me resultó muy familiar. También es verdad que en mi caso, no hay una planificación previa, nada de “ahora voy a hacer una película que transcurra en un váter y la siguiente en Almería”, sino que surgen los personajes, las historias te van llevando y tienes que ponerte al servicio de ellas. Hasta que no pongo el punto final y la película se acaba, no empiezo a pensar en el siguiente. Ni siquiera sé en qué momento estoy, muchas veces no me acuerdo ni del año en el que vivo, no digo ya el día de la semana, así que imagina acordarte de una idea. Cada una de mis películas es distinta, supongo que antes de morir pasará todo delante de mis ojos y entenderé la razón, pero por ahora se me escapa.

¿Y cómo surge el germen de esta  película?

DT.- La idea inicial de la película es doble. El origen llega cuando cumplí siete días de vida y mi madre me daba el pecho. Según me contaron, uno de mis hermanos discutió con mi padre por cortarle el pelo. Éramos ocho hermanos y cuando yo nací hubo cita de peluquero, de hecho, fue la primera vez que me lo cortaron a mí, en aquella época a los bebés se les cortaba inmediatamente el pelo porque decían que crecía más fuerte.

JC.- ¿Ah sí? Pues tengo que hablar con mi madre inmediatamente… -ríe de nuevo-

DT.- Uno de mis hermanos llevaba el pelo largo y mi padre con su punto de autoridad dijo “ese pelo fuera”, aquello era innegociable y concluyó en que mi hermano dejó una nota y se fue de casa. Y mi madre, durante esos días en que estuvo fuera, lloraba mientras me daba de mamar, y así cuando me quitaba de su pecho estaba empapado de sus lágrimas. Es una imagen que siempre ha sido muy sugerente para mí; igual que la idea de bautismo nunca me ha emocionado demasiado, ese bautismo de las lágrimas de tu madre, sí me parece interesante. Por otro lado, un día leyendo una crónica sobre la conmemoración de los cuarenta años de Lennon en Almería, en 2006, leí que al acto  había asistido un profesor que en aquella época tenía 42 años, que había ido a conocer a Lennon porque enseñaba inglés a sus alumnos con las canciones de los Beatles. De pronto todo empezó a tener un sentido.

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Imagen de “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2013 Fernando Trueba Producciones. Fotos por Adolfo Crespo. Todos los derechos reservados.

¿Y el personaje de Belén, interpretado por Natalia de Molina?

También es una anécdota, la de una chica embarazada durante aquellos años que se había escapado de casa porque la madre no quería que las vecinas se enteraran, historia que se complicó después. De repente, se empezaron a juntar los personajes y un día comenzaron a formar parte de la película. Al descubrir que Lennon había compuesto en Almería Strawberry Fields forever, y que no había sido solo un viaje improductivo, sino que con una guitarra con cuerdas de nylon había compuesto una canción tan maravillosa, pensé que “vivir es fácil con los ojos cerrados”, y que para los tres personajes esa era la mejor definición de lo que iban buscando: alejarse de los entornos vitales más represivos y encontrar la luz creyendo en la imaginación, en los sueños, en el arte, en la superación personal.

Trabajar con un personaje real implica más responsabilidad, ¿cómo fue tratar con Juan Carrión?

DT.- En la primera época, cuando trabajaba el guión, no quise conocerle porque tenía claro lo que quería de la película y pensé que conocer demasiados datos de su biografía iba a convertirla en un retrato. Decidí entonces llevar el personaje con otro nombre, otros datos, otros sitios. Cuando acabé fue cuando fui a conocerlo a Cartagena, y sorprendentemente resultó un hombre que respondía a la idea que yo tenía del personaje, un hombre muy agradable, generoso, abierto y sorprendido, que me decía: “¿cómo una persona tan importante como tú se fija en alguien tan poco importante como yo?”. Le expliqué que era al revés, que yo era el insignificante; él me hablaba de Lennon cuando a mí el que me importaba era él, lo que él sentía.

JC.-. A mí me impactó cuando le conocí; me dejó leer su diario, el diario que había escrito durante esos días y que no lo había desempolvado desde entonces. David estaba con la cámara y llegó con un montón de cosas que le había mandado John Lennon desde Londres, las correcciones en los cuadernos que él le había hecho con colores, con sus rotuladores. Leí en alto el diario y había partes en inglés y otras en español. Yo pensé “voy a leerlo bien porque si no este hombre qué va a pensar”, y puse especial cuidado con el inglés. Cuando acabamos él me dijo: “vas a hacer muy bien este personaje porque pronuncias muy bien el inglés”. Y pensé “bueno, ya estamos bendecidos”.

La película está ambientada en los años sesenta, ¿qué tipo de documentación has empleado para contextualizarla?

DT.- En general utilizamos material fotográfico, grandes fotógrafos de los años sesenta que fueron de gran ayuda para el vestuario y la decoración. Además revisé bastantes películas rodadas de 1964 a 1966, la que probablemente es una de las edades del oro del cine español, con muchas películas sorprendentes, desde La Caza a Ditirambo u Operación secretaria –añade jocoso-. A ellos les dije que no nos quedáramos en la estética de un traje o un coche, sino que tratáramos de ir un poco más allá.

Natalia de Molina.- También me recomendaste ver una película checa, Los amores de una rubia

DT.- Bueno, es que siempre hablo de esa película, es maravillosa…

JC.- Ah, es que si es checa… Chequia-Almería; Almería-Chequia. Se junta todo –ríe-

DT.- Para Javier fue más fácil porque él en 1966 tenía treinta años –ríe cómplice-

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Imagen de “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2013 Fernando Trueba Producciones. Fotos por Adolfo Crespo. Todos los derechos reservados.

JC.- Gracias… Yo siempre que interpreto esa época me voy a los álbumes, a las fotos de boda de mi familia, y me di cuenta de que me parecía mucho a ellos. Esas patillas con las que se casaban y esos bigotes, algo impensable ahora cuando la gente va muy afeitada. Cuando invité a mi tío al preestreno de la película, me dijo: “es la mejor película que has hecho, y es el personaje más bonito que vas a hacer en tu vida”. Eso me lo dijeron mis tíos emocionados, les había fascinado.  Hablamos de una época que ellos recuerdan con afecto, una época muy dificultosa. Evidentemente David hace una película sobre los sesenta pero está hablando del 2013, está clarísimo, uno no hace películas de época sino de la época en la que vive; pero hay  un agradecimiento a aquella gente que hizo tanto por nosotros, por los que estamos aquí ahora; gente que no nos quiso contar lo terrible de lo que se vivía, pero que nos dio la esperanza para que hubiera un mañana, un mañana que vivimos ahora. A David le ha tocado hacer un homenaje a los actores, a la época, a quienes nos educaron y a quienes nos educan ahora. ¡Anda mira! Es la primera vez que cierro una frase en todas las entrevistas que he hecho en mi vida –ríe-.

DT.- Para mí era importante transmitir que ningún tiempo es fácil; en ninguna época las cosas están resueltas, a todas las generaciones les toca pelear por su sitio y por lo que es su obligación: dejar el mundo un poco mejor organizado que como lo recibieron. Lo que me gusta de la película es que trata de personas que no se detienen ante la dificultad sino que emprenden un viaje con el convencimiento de que el camino les tiene que llevar a donde quieren, a su sueño.

¿Cómo preparaste el personaje del profesor de Vivir es fácil con los ojos cerrados?

JC.- Es la película que menos he preparado en toda mi vida. Llegué de rodar en Nueva York y dos días después estaba rodando ésta. Tenía tres promociones y dos rodajes por delante antes de enfrentarme a esta aventura, y tenía el miedo en el cuerpo, era la quinta película que rodaba en un año, un año maravilloso en el que me he demostrado a mí mismo que puedo con esto y con lo que me echen. Aunque David me decía “no te preocupes, vamos día a día”, yo pensaba “estoy fallando desde el principio”. Tengo la sensación de que es la película que más he pensado. Más que ensayar, la he pensado mucho. Sabía que al ser una road movie me iba a llevar a mí también, el camino en esta película era lo más importante.

¿Cómo se va construyendo ese camino?

JC.- Los personajes van creciendo, vamos descubriendo la belleza de Natalia de Molina y su talento. Hay varios planos al final de la película cuando ella baila el twist, en el que ambos se convierten en las personas más bellas jamás imaginadas, no solo por el aire de Almería sino porque estos dos personajes ya se han enquistado en la historia. Es una película en la que me relajé, uno de los mejores papeles que podía haber imaginado. Cuanto menos lo preparé, más lo disfruté; a veces la experiencia te anquilosa, por eso mirar a los ojos a una actriz que nunca se había puesto ante una cámara y trabajar con un chico de quince años que era su segunda o tercera película, me relajó. Hubo un momento en el que llegamos a Almería y aquello era un remanso de paz, estábamos solos en un hotel y la magia surgió. A medida que íbamos haciendo la película, iba notando que el profesor iba creciendo y se convierte en un viaje vital. Y ese viaje vital también lo hice yo, Javier hizo ese viaje. Le di a este personaje mi viaje.

natalia de molina en todoescine

Imagen de “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2013 Fernando Trueba Producciones. Fotos por Adolfo Crespo. Todos los derechos reservados.

Natalia, ¿cómo ha sido la experiencia de trabajar con Javier y bajo las órdenes de David Trueba, en  esta puesta de largo en el cine?

NM.- Al principio tenía bastante respeto. Ellos dicen que no se lo creen, pero tenía miedo. Luego cuando conocí a Javier fue como “pero este hombre ¿de dónde ha salido?”.

JC.- Eso es positivo, ¿no? –ríe cómplice-

NM.- Pues claro que es positivo, fue maravilloso. Al principio saber que vas a trabajar con Javier Cámara, con David Trueba, me hacía pensar si estaría a la altura, pero de repente Javier apareció con una galletas para todo el equipo… Y fue una entrada triunfal, comenzó a decirme: “¿Pero esto qué es? ¡Qué guapa eres!” y empezó a hablarme tan natural y tan humano. Porque cuando no les conoces solo les idolatras, pero luego te das cuenta de que son personas totalmente normales, como cualquier otra, y dan muchísima confianza. Al final se creó un ambiente como de familia. Era una familia. Javier era mi hermano, David era mi padre…

DT.- ¿Tu padre?

NM.- Y todos me llamaban “la niña”, igual que en mi casa. Ha sido todo muy sencillo, maravilloso. El miedo que tenía al principio se fue yendo, y al final salió la confianza y la ilusión que tenía de que me estuvieran dando esta oportunidad de poder interpretar a Belén y trabajar con ellos.

DT.- Un día fuimos a la playa y le dijimos: “Natalia ya basta, es hora de que confieses la verdad y te dejes de esta impostura, te estás comportando como una mala compañera”, y cuando ella ya estaba a punto de llorar le dijimos: “tú no has hecho una película, tú has hecho veinte”.

JC.- Sí, y de repente se quitó la máscara y dijo “¡Soy Natalie Portman!”

DT.- Y yo dije “¡no, es Julianne Moore!”

DT.- Lo que me dio gracia es que Natalia viniera al final del rodaje a preguntarme si me había gustado cómo trabajaba. Es que soy un director muy poco expresivo, lo que hace que mi equipo sufra grandes depresiones, nunca les digo si me ha gustado o no lo que hacen

JC.- Se sufre, se sufre…

DT.- Es como cuando venía Javier y me decía “no sé si podré hacer esta película, vengo de Nueva York y no sé si podré”…

JC.- Es que yo tenía que decir mucho Nueva York. Cada cosa que decía pensaba “cómo meteré en la frase Nueva York”, luego me di cuenta que todos pensaban “a ver Javier, que todos hemos estado allí”, pero yo lo decía mucho –ríe profundo-

DT.- Y yo pensaba ¡menos mal que está en Nueva York! Porque odio ensayar, odio ver a los actores antes del rodaje, quiero que cuando empiecen a rodar apenas se conozcan, lo único que me gusta es que me hayan preguntado todas sus dudas, pero la idea de que se pongan en pie en una oficina y se digan “siempre te quise”, me hace sentir ridículo. Por eso siempre cuando Javier me dijo que iba a estar en Nueva York me pareció un alivio. ¡Cómo va a necesitar Javier Cámara ensayar! Lo que necesita es desensayar.

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Imagen de “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2013 Fernando Trueba Producciones. Fotos por Adolfo Crespo. Todos los derechos reservados.

JC.- Haciendo esta película me puse a pensar en los actores de antes, Manolo Alexandre hizo 250 películas, no caben en el Imdb, yo llevo treinta y me quedan como mucho otras treinta. La gente hacía como en la época de Charles Chaplin, rodaban una e iban a hacer una escena de otra. George Méliès hizo cinco mil películas; la responsabilidad era saberte el texto y salir a decirlo. Esta película me ha servido para pensar en esos actores y reflexionar que había gente que se hacía quince películas al año y estaba fantástica en las quince. Por eso dije “hagamos cinco, y que la última sea ésta sin prepararla y démoslo todo como siempre”. Y no sé por qué, si es David el culpable o inocente, pero nos ha salido una película preciosa, un éxito de crítica y de público que no me ha pasado en la vida. ¿A ti te ha pasado?

DT.- Constantemente…

NM.- A mí también, en mi casa todos los días.

DT.- Me pasa que tengo una crítica tan fuerte hecha por mí mismo, que incluso aunque me hagan la crítica más negativa del mundo, la considero positiva.

¿Cómo definiríais a los personajes creados por David Trueba?

JC.- Me gustan mucho, son personas que mueven su mundo alrededor. Estamos acostumbrados a que venga un superhéroe y coja el tren en volandas y salve a toda la gente, pero nuestro cine no habla de esas cosas solamente. Me gustan las películas que hablan de la heroicidad de personas comunes, honestas. Esta película habla de esto. ¿Que es más difícil competir a nivel de pantallas con esas películas? Pues bienvenido sea. Me encanta que este Sancho Panza con un 850 y estos compañeros le ganen la taquilla al del martillo, que viene dando martillazos con las alas en la cabeza. La nuestra es una película tremendamente valiente, es muy complicado hacer una película así de bonita y redonda, cuando los conflictos son tan sutiles como unas personas que se conocen en un coche. Además te digo una cosa, nos envidian fuera con este tipo de películas; envidian que tengamos esta libertad para hacerlas. Yo pensaba que había que salir fuera y trabajar allí, y me he dado cuenta de que hay que hacer  películas aquí, cuanto más, mejor; cuando vas a muchos festivales, te das cuenta de que todos los que vienen a ver nuestras películas, están fascinados con que un país que está inmerso en una crisis tremenda, tenga tanta libertad. Nuestras películas, eso sí que es marca española.

NM.- Perdedores y luchadores, me gustaría interpretarlos a todos; en este caso Belén es una gran luchadora. Lo que me gusta de los personajes es precisamente su fragilidad y su debilidad; la fortaleza de un personaje está en lo que hace, lo que te acerca y lo que te hace quererlos.

DT.- En realidad vivir es perder, en la medida que vas viviendo vas perdiendo, en los últimos tiempos hasta la casa. La vida consiste en sobrevivir, en seguir manteniendo la cordura y la capacidad de entusiasmo y felicidad dentro de las limitaciones. Estoy atraído por la figura de la gente corriente, con su tristeza, sus tragedias en su vida y sus comedias; me gusta retratarles y ofrecerles un foco para que la gente se reconcilie consigo misma, no hace falta algo especial para ser alguien especial. Todo el mundo tiene una historia que puede ser una película. Por otro lado, nunca he entendido el cine como una competencia, creo que la gran prueba y competición para nosotros era hacer la película, a mí me han dado cinco semanas para rodarla, un presupuesto, unos actores, un guión; y mi competición consiste en sacarla adelante. Yo no puedo competir con los demás. Las vicisitudes del cineasta de España son muchas y complejas, así que el triunfo de sacar adelante esta película no me lo quitará ninguna derrota.

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