Dirección: Chema Rodríguez.
Países: España, Rumanía y Suecia.
Año: 2014.
Género: Road-movie, drama.
Reparto: Juan Diego (Ricardo), Clara Voda (Dana), Javier Pereira (Saúl), Linda Molin (Karin), Rafael Rojas. Guion: Chema Rodríguez, David Planell y Pablo Burgués.
Producción ejecutiva: Chema Rodríguez, Álvaro Alonso, Álvaro Suárez, Daniel Mitulescu y Juan Pablo Libossart.
Música: Marcus Doo & The Secret Family.
Fotografía: Álex Catalán y Juan González.
Montaje: José Manuel García Moyano.
Dirección artística: Claudia González y Javier Le Pera.
Vestuario: Esther Vaquero.
Distribuidora: Wanda Visión.
Estreno en España: 11 Abril 2014.
Nunca es tarde para cobrarse lo que la vida te debe. Nunca se es lo suficientemente mayor o frágil para abandonar el anhelo de libertad, de autonomía, de felicidad. Y es que el comienzo del viaje puede darse al final de la propia existencia, cuando las fuerzas flaquean y ya nadie espera el resurgir de quien parecía haberlo perdido todo. Ésta es la historia de Ricardo (Juan Diego), un trotamundos al que todos creen ya un fracaso, postrado durante diez años en una silla de ruedas, víctima de una enfermedad degenerativa que está aproximándose a su estadio final. La vida de Ricardo se sucede con milimétrica exactitud: alcohol para sobrellevar la frustración, gritos para compensar su debilidad y un proyector con vídeos del pasado para recordar quién es, o al menos quién era. Así lo entiende Dana (Clara Voda), su cuidadora rumana, quien se ha convertido en sus brazos, sus piernas y su conciencia alternativos. A ella le muestra las imágenes de su pasado, cuando Ricardo atravesaba Europa para llevar en su furgón a hippies de camino a la India, cuando todo era libertad, amor y bienestar. Con el empeño de recuperar el espíritu de aquellos tiempos pasados, Ricardo decide poner en venta sus propiedades y emprender un viaje a India, un viaje a través de Europa, Turquía, Irán y Pakistán, y que desembocará en el lugar donde una vez fue feliz. En su viaje no sólo le acompañará Dana, su fiel escudera, sino también Saúl (Javier Pereira), un joven de buen corazón pero escasa paciencia. Con un pesado equipaje de sueños rotos y deseos malogrados, estos tres personajes emprenderán un camino de no retorno hacia una quimera que, sin ellos proponérselo, les enseñará a conocerse a sí mismos.
Imagen de Anochece en la India, distribuida en España por Wanda Visión © 2014 Producciones Sin Un Duro, Jaleo Films, Strada Film, Film I Väst, Atmo, Canal Sur. Todos los derechos reservados. |
Impecable producción de Chema Rodríguez, Anochece en la India es una road-movie sensata, honesta y limpia, sin fisuras ni dobleces, cargada de ambición pero exenta de engolamiento. En ella el cineasta sevillano despliega todos sus resortes creativos para dar continuidad a su novela Anochece en Katmandú (2003), en la que su personaje principal buscaba a la que había sido su amor apasionado, Adinda. En esta ocasión, Anochece en India se sitúa años después de su antecesora literaria, en el punto en el que se inicia el viaje de retorno a la vida que se perdió en la entrega anterior. Para dar vida al personaje principal, el guionista de La gran final (2006, Gerardo Olivares) recurrió a Juan Diego, incontestable protagonista y alma de la película, Biznaga de plata al mejor actor por su interpretación de Ricardo. Su manejo de los tiempos, los espacios, y de la silla de ruedas, sólo son una pequeña muestra del gran talento Juan Diego, esa gran presencia de la interpretación que siempre llena la pantalla. Junto a Diego, quién si no Clara Voda podía darle una contrarréplica más digna y meritoria, con una interpretación austera, perfectamente acomodada a la esplendorosa de Juan Diego. Y cómo no, completando el reparto nos encontramos a Javier Pereira, valioso en su intervención, siempre adecuado y siempre espléndido.
Por supuesto, no podemos finalizar nuestro recorrido sin hacer mención a la fotografía de Anochece en la India, todo un logro de Álex Catalán al conseguir aunar ambientes, espacios y estilos, de España a Rumanía, de Estambul a India, con un equipo capaz de transformar el desierto de Almería en el de Teherán, convirtiendo ciertos pasajes en todo un recital al más puro estilo de Kiarostami. Sólo los primeros minutos de metraje de Anochece en la India denotan toda una declaración de intenciones visuales y estilísticas.
En definitiva, la opera prima de Chema Rodríguez es una película que no pueden dejar pasar. Porque como el propio protagonista de Anochece en la India sabe, oportunidades así, sólo se dan una vez en la vida.
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