Título original: Alice in Wonderland.
Dirección: Tim Burton.
País: USA. Año: 2009.
Duración: 108 min.
Género: Fantasía, aventuras.
Interpretación: Mia Wasikowska (Alicia), Johnny Depp (Sombrerero Loco), Helena Bonham Carter (Iracunda, la Reina Roja), Alan Rickman (voz de la oruga), Anne Hathaway (Miranda, la Reina Blanca), Michael Sheen (voz del Conejo Blanco), Stephen Fry (voz del Gato de Cheshire), Timothy Spall (voz del sabueso), Crispin Glover (Jota de Corazones), Christopher Lee (voz de Galimatazo), Matt Lucas (Tweedledee y Tweedledum).
Guión: Linda Woolverton; basado en los libros “Alicia en el País de las Maravillas” y “A través del espejo” de Lewis Carroll.
Producción: Joe Roth, Jennifer Todd, Suzanne Todd y Richard D. Zanuck.
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Chris Lebenzon.
Diseño de producción: Robert Stromberg.
Vestuario: Colleen Atwood.
Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Pictures Spain.
Estreno en USA: 5 Marzo 2010.
Estreno en España: 16 Abril 2010.
No recomendada para menores de 7 años.
Existen apuestas seguras que aun el menos cauteloso de los jugadores sabría reconocer. Y es que aventurarse con Tim Burton resulta a priori un éxito seguro, sea cual sea el proyecto con el que se lidie. Disney, industria sin duda avispada, no supo –o no pudo- ver el talento que se escondía tras los garabatos afligidos de Burton cuando éste, un meritorio de apenas dieciocho años, entró a formar parte de la gran factoría de ficción. No obstante, el cazatalentos animado se atrevió a apostar por el heterodoxo Burton y su Eduardo Manostijeras, y ganó. Retornó con Pesadilla antes de Navidad, y volvió a vencer. No podía, por ende, desechar la oportunidad de contar con el director de Big Fish para aventurarse, en sentido estricto, en uno de los proyectos más osados y superlativos de Burton, Alicia en el País de las Maravillas, un filme que, adelantamos, se presenta como la obra cumbre de la tecnología made in Disney.
Resultaría complejo intentar dilucidar qué factores hacen de esta Alicia un punto de inflexión dentro de las versiones que del universo creado por Lewis Carrol se han realizado, aunque quizá su vertebración sólida y mucho más argumental que visual (contra señales evidentes), puede justificar su apariencia compacta. Y lo es porque, pese al juego hechicero y fascinante de animación que conduce todo el metraje, lo buenamente hilado de la trama hace que resulte mucho menos llamativa de lo que el mero artificio impone, dejando espacio a una historia, infantil sólo a medias, ordenada dentro de su caos, y ponderadamente jerarquizada. Porque un proyecto como éste, en el que la tecnología se imbrica íntimamente con los personajes, en el que los retoques informáticos de intérpretes reales se dan cita con personajes simulados; en el que los paisajes (cien por cien burtonianos) se cuentan por centenares, y en el que cada detalle está tan personalísimamente elegido como idóneamente colocado, podría dar lugar sin duda alguna, a un melting pot empalagoso e indigesto.
En honor a la verdad, Tim Burton consigue superar con creces esta superabundancia, contrarrestando la invariable e insigne demencia de las que adolecían las obras en que está basada la película, tanto Alicia en el País de las Maravillas como A través del espejo, de manera notable. Paradójicamente, ninguna de las novelas llegó nunca a sorprender a Burton, quien admite no guardar mejor recuerdo de ellas que de la versión animada realizada por la productora de esta cinta, a la que no considera ni por asomo, la mejor película de su infancia.
En efecto, lo magnífico de la Alicia de Tim Burton es, seguramente, que consigue superar con maestría la concatenación descomunal de imágenes y personajes que la versión de cartoons sentó como precedente, siendo ésta mucho más iconoclasta, clasicista y pese a ello subversiva (e incluso herética) respecto a su predecesora, algo que la hace mucho más atractiva para aquellos quienes no se encuentren fascinados por su pariente animada. Con unos personajes desequilibrados como el Sombrerero loco (inmejorablemente histriónico Johnny Deep), y la Reina Roja (Helena Bonham Carter), o la Reina Blanca (Anne Hathaway), y unos secundarios sorprendentes (increíble Matt Lucas, desdoblado en su papel de los gemelos Tweedledee y Tweedledum, y pese a ello desamparado sin su inseparable David Walliams), junto con las voces de Christopher Lee, Stephen Fry y Michael Sheen, acompañando a su protagonista (Mia Wasikowska) completan este filme seductor y reconfortante.
Finalmente, destaca el exquisito gusto esteticista de Burton, alejado en gran medida de sus presupuestos iniciales, e indisputablemente seducido por corrientes artísticas tan dispares como el cine de Peter Jackson, los animales parlantes en la línea de los ideados por los hermanos Cynthia y Brian Paterson (con sus Foxwood Tales), así como influenciado por el cromatismo estridente e inquietante de The Promenade de Marc Chagall, o de la exhuberancia surrealista y barroca de los Cisnes reflejando elefantes dalinianos.
Todo un lujo de color, de sensaciones, de movimientos y de diálogos chispeantes, que absorberán a los adictos e incluso desafectos de Alicia en el País de las Maravillas. Una apuesta segura.
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