Título original: To Rome with love.
Dirección y guion: Woody Allen.
Países: España, USA e Italia.
Año: 2012.
Duración: 112 min.
Género: Comedia romántica.
Reparto: Woody Allen (Jerry), Alec Baldwin (John), Roberto Benigni (Leopoldo), Penélope Cruz (Anna), Judy Davis (Phyllis), Jesse Eisenberg (Jack), Greta Gerwig (Sally), Ellen Page (Monica), Riccardo Scamarcio (ladrón), Ornella Muti (Pia), Alessandro Tiberi (Antonio), Alison Pill (Hayley).
Producción: Letty Aronson, Stephen Tenenbaum, Giampaolo Letta y Faruk Alatan.
Fotografía: Darius Khondji.
Montaje: Alisa Lepselter.
Diseño de producción: Anne Seibel.
Vestuario: Sonia Grande.
Distribuidora: Alta Classics.
Estreno en España: 21 Septiembre 2012.
Calificación: Apta para todos los públicos.
Decía Godard que se puede hacer cualquier cosa, pero no de cualquier manera. Sin duda A Roma con amor es cualquier cosa, pero no está rodada ni contada de cualquier manera. El último título de Woody Allen podría ser encuadrado en la comedia, la sátira, la crítica social o el “irrealismo”. No es surrealista ni tampoco realista. Está al margen de cualquier directriz. Tampoco es onírica como Midnight in Paris (2011) ni esotérica como Conocerás al hombre de tus sueños (2010); To Rome with love es más semejante a Vicky Cristina Barcelona, llegando un momento en que lo mismo da Italia que España, Francia que Inglaterra. El nuevo Woody Allen se deja traslucir a través de sus últimos títulos, el director se ha creado y recreado a su antojo. Es un nuevo Allen.
“A Roma con amor”, película distribuida en España por Alta Classics © 2012 Medusa Film, Gravier Production y Perdido Production. Todos los derechos reservados. |
Bop Decameron. Así iba a llamarse la cinta en honor a Bocaccio, cuyo libro El Decameron (1351) también fue homenajeado por Pier Paolo Pasolini en 1971. Pero eso fue antes de que el proyecto se denominase Nero Fiddles y, finalmente, A Roma con amor, título que por cierto, horroriza a Allen. La película es tan incierta y vacilante como su propio nombre, con un conjunto de historias sin enlace que bien parecen relatos concatenados. Como Bocaccio 70, pudiera ser que To Rome with love también estuviera escrita por Fellini, Visconti y De Sica, todos ellos unidos en la mente y pasión del cineasta neoyorkino. La mezcla es sólida pero abrupta, con concesiones a la fotografía (espléndida retratando las travesías romanas) y a la interpretación (el elenco es inmejorable), pero con cavernas salvajes en el guión. De alguna manera se trasluce que el germen de la película surgió de la unión de varias ideas, de distintas imágenes. Más que una película es un conjunto de cortometrajes. Un París Je t´aime dedicado a Roma y dirigido por un único hombre orquesta.
Y es en Roma donde se desarrolla la trama. Hayley (Alison Pill), es una turista norteamericana que encuentra el amor frente a la Fontana di Trevi. Michelangelo (Flavio Parenti), pronto le presenta a sus padres y ella, enamorada del romano, le presenta a los suyos: Phyllis (reencontrada Judy Davis) y Jerry (Woody Allen). Por casualidad Jerry, antiguo agente de un sello musical de ópera, escucha a Giancarlo (Fabio Armiliato) cantar en la ducha, y decide hacer de su futuro suegro el nuevo protagonista de un rompedor “Pagliacci”. Los conflictos entre las concepciones ideológicas de las familias políticas y la avidez de Jerry por evitar el retiro, pondrán en una incómoda situación a los padres y a sus respectivos vástagos. También en Roma encontramos a Antonio (Alessandro Tiberi) y a su mujer Milly (Alessandra Mastonardi), dos jóvenes de provincias que llegan a la gran ciudad para encontrar un futuro mejor. Una peluquería maldita por una lejanía de dimensiones casi mitológicas y una prostituta que se confunde de cliente (Penélope Cruz), harán que la pareja se mantenga incomunicada durante toda una jornada, un día en el que su fidelidad, su lealtad y sus deseos penderán de un hilo a la espera de una unión que sólo llegará más tarde.
“A Roma con amor”, película distribuida en España por Alta Classics © 2012 Medusa Film, Gravier Production y Perdido Production. Todos los derechos reservados. |
Presa de sus instintos caerá asimismo Jack (Jesse Eisenberg), un joven estudiante de arquitectura que vive en el Trastevere de Roma con su novia Sally (Greta Gerwig). En uno de sus paseos se encuentra por la calle con John (Alec Baldwin), un consagrado arquitecto al que Jack admira con hondura. La estabilidad de Jack se verá alterada cuando llegue a su casa Monica (Ellen Page), una actriz heartbreaker sin limitaciones de género, número y caso, que seducirá a Jack hasta la demencia, pese a los avisos que John, su dickensiano espíritu de la Navidad futura, le interpela.
En último lugar nos encontramos el epicentro de todo el filme, el motivo de ser que dio inicio a este proyecto, la ejemplificación viva del éxito y la fama. Un hombre opaco, con un trabajo opaco y una vida opaca, se convierte de la noche a la mañana en líder de opinión y figura mediática de las jornadas romanas. Leopoldo (Roberto Benigni), con sus rebanadas de pan blanco y su café con leche sin azúcar, será perseguido y reclamado por los fellinianos paparazzi que harán de su vida un auténtico escaparate, algo de lo que el propio Allen debe saber en profundidad y que le hace escribir: “entre ser rico y famoso o pobre y desconocido, mejor optar por la primera de las opciones”.
“A Roma con amor”, película distribuida en España por Alta Classics © 2012 Medusa Film, Gravier Production y Perdido Production. Todos los derechos reservados. |
Una película compleja pero no absurda; cómica pero no hilarante; típica de Allen pero a su vez atípica. Una cinta de atardeceres, de paseos despreocupados, de amor a las ciudades europeas que cobijaron grandes producciones cinematográficas, y de ajuste de cuentas con sus clásicos Freud, fobias, manías, ideologías y sexualidades. Una comedia con sonido de Tito Puccio y su “Amada mia, amore mio” que, al contrario que su “Pagliacci”, non è finita.
Dice en la película Jesse Eisenberg que la madurez trae sensatez, a lo que Baldwin replica: “lo que trae la madurez es aburrimiento”. Esperemos que Allen, casi siempre sensato, no se aburra nunca.
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