Sin héroes, todos somos gente normal y no sabríamos lo lejos que podemos llegar.
Bernard Malamud
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Empezamos mes y, con él, un nuevo artículo. Esta vez he escogido Los 33: Una historia de esperanza (2015, Patricia Riggen).
La historia nos lleva al desierto de Atacama, en Chile, a una mina donde trabajan los hombres de un pueblo cercano, y donde sus vidas y sus familias, gracias a los ingresos de su trabajo, pueden subsistir. La película comienza con una barbacoa, en la que nos van presentando a cada uno de los personajes y a sus familias. Mario (Antonio Banderas), pide ir a la mina al día 捷凯 siguiente, aunque no le toca trabajar, para tener un dinero extra que necesita. Y así lo hace. El 15 de agosto un autobús va recogiendo a cada uno de esos treinta y tres mineros que se dirigen a su trabajo, a su destino. El último en incorporarse es un boliviano, quien recibe un trato discriminatorio por reprocharle que, con su trabajo, puede quitar un puesto a cualquier otro del pueblo.
Cuando llegan a la mina está Lucho (Lou Diamond Phillips), el encargado de supervisar las instalaciones, quien se asegura de que no hay ningún peligro para los trabajadores. Pero lleva viendo días atrás que los espejos que colocan para controlar la mina, se van cayendo, síntoma de que la montaña se está moviendo. Pero sus quejas caen en saco roto y, cuando llegan a su destino a 700 metros de profundidad, empieza a moverse una gran parte del interior de la montaña, dejando literalmente sepultados a los treinta y tres hombres.
Por suerte, se quedan en una sala de descanso donde, aparentemente, tienen provisiones. Quienes están en el exterior, y viendo la fuerza de todo lo que allí aconteció, no hacen nada, dan por muertos a todos. Pero los familiares y amigos se acercan a las intalaciones de aquella mina y piden, exigen, que les rescaten. María (Juliette Binoche), la hermana mayor de uno de los mineros, increpa y grita para que hagan algo. En el interior Mario, al igual que el resto de compañeros, no oye que nadie esté haciendo nada, ninguna excavación ni rescate. Miran las provisiones y tienen para tres días, mal llevados, de agua y de comida.
Viendo los movimientos lentos o nulos del exterior, Mario empieza a decirles a sus compañeros que deben buscar otra salida ellos, pues deben dar a entender al mundo que ellos están vivos. Buscan en las escaleras, pero no están completas, solo tiene unos cuantos tramos. Esa mina llevaba utilizándose desde 1800 y sus escaleras eran solo decorativas. Cada vez más la perplejidad, el miedo y el agobio se va apoderando de estos hombres. Mario les habla y les convence de que deben espaciar y controlar los alimentos, para que les duren más días, los suficientes para que puedan rescatarlos. Todo esto y todo lo que pasó en aquella mina, os lo dejo para vosotros.
Es una película dura, pero te mantiene intrigada hasta el final. La directora, que nos pone en situación y va incrementando el agobio que esas personas han pasado, nos conduce hasta una última cena, donde suena el aria de ‘Casta Diva’ de Norma (1831, Vincenzo Bellini), la cual narra la desesperación de una mujer que va a dejar de existir y se ofrece para salvar a su amado. Esa desgarradora historia, de emociones, de tristeza y de adiós, se mezcla con la magnífica actuación de los personajes de la película. Banderas está en uno de sus mejores papeles, totalmente imbuido de su personaje; Binoche realmente maravillosa, no ya creíble, sino que parece totalmente una mujer de Atacama, que tiene a su hermano bajo tierra; una hermana que lucha, cuya carga emocional traspasa la pantalla. También Rodrigo Santoro, exquisito en su papel de Ministro de Minería, y así todos y cada uno de los personajes, que han dejado muy alto el listón de su interpretación.
Una de las lecturas que podemos sacar de ella, es la del liderazgo; parece algo sin importancia, pero en realidad tiene mucha. Mario era una persona normal en un mundo normal; pero en este contexto, se convirtió en un líder, un líder auténtico, una persona que es capaz de planificar, como en el caso de los víveres; de implicarse como uno más, de sentir todos los problemas de cada uno de sus compañeros, de dar esperanza, de incluir a todos en el grupo independientemente de su nacionalidad, durante los 69 días que dura su reclusión.
Pero no es que los demás sean meros espectadores, los otros tienen su propio rol; está el sacerdote, que da consejos y esperanza mediante la fe, pues hay tres personas enfermas, con problemas de adicción y otras patologías. Todos forman un cuerpo, y uno lleva a ese cuerpo a la meta, una meta conjunta en la que volver a salir de esa mina y regresar a la vida. Volver con los suyos era el “plan” de cada día.
Por eso, sin héroes todos somos gente normal, y no sabríamos lo lejos que podemos llegar.
Con todo el cariño, feliz marzo para todos desde la Mecedora.
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