¿Y si fuera cierto? ¿Y si al cerrar los ojos en la tranquilidad de la noche él apareciera en nuestros sueños? ¿Y si tuviera la capacidad de hacerse real en ellos? Pues que si el hombre en cuestión fuera Freddy, no estaríamos ante un plácido sueño, sino en nuestra peor pesadilla. Una que nadie querría vivir por ser totalmente incontrolable, ya que una vez que da comienzo no parará hasta el terrible desenlace. Un mundo en el que no tenemos control y que Freddy domina ¿qué puede ser más terrorífico?
El recientemente fallecido Wes Craven creó en 1984 a uno de los personajes del género de terror más famosos e iconográficos. Su cara quemada, su guante de cuchillas y su jersey a rayas rojas y verdes hicieron de él una representación inconfundible de un ser tan temido. Una buena parte de las cintas de terror no superan bien el paso del tiempo, pues lo que nos asustó en una época puede no hacerlo en otra, como los extraterrestres y el temor a una bomba atómica y sus consecuencias en los años de la Guerra Fría, así como la estética y la técnica han variado a la hora de representar esos miedos.
Sin embargo, Craven dio en el blanco traumatizándonos en el pasado, en el presente y en el futuro, al hacernos temer algo primitivo, un miedo atemporal: el dormir y no volver a despertar. Para ello creó a un psicópata, Freddy, al cual asesinaron unos padres tomándose la justicia por su mano. Pero las cuchillas de Freddy son muy largas y, pese a estar muerto, este moderno hombre del saco vendrá a por sus hijos y, cual Demiurgo, los manipulará para que sigan el camino que él quiere y así darles caza. Haciendo que confundan sueño con realidad en un mundo, su mundo, en el que la consigna cartesiana “pienso, luego existo” ni tiene lugar, ni funciona.
Imagen de Pesadilla en Elm Street © 1984 New Line Cinema, Media Home Entertainment, Smart Egg Pictures. Distribuida en España por TriPictures España.
Aunque Craven no fue quien creó la figura cinematográfica del psicokiller, pues en los ’60 ya lo hicieron Hitchcock con Psicosis y Michael Powell con El fotógrafo del pánico, sí le dio una vuelta de tuerca en los años ’80. Y ya en los ’90 lo volvería ha hacer con Scream, una película slaser y metacine, donde nos explicó a la perfección el camino a seguir por todo guión del género. El 30 de agosto de este año el cine de terror se quedó medio huérfano cuando Wes Craven murió a los 76 años, un hombre que junto con David Cronenberg y John Carpenter son considerados como los tres grandes del género en la actualidad y, aunque personalmente, echo en falta algunos nombres como George Romero y sus contribuciones al cine, (entre otros nombres). Sí resulta innegable que Craven es uno de los imprescindibles de un terror que sin él no habría sido ni tan terrorífico ni de tanta calidad, siempre sorprendente y renovado.
Entre sus joyas también se encuentran La última casa a la izquierda, Las colinas tienen ojos y varias sagas de la un tanto manida Scream. Un buen recorrido cinematográfico para un mes y un hombre de miedo.
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