Título original: The Tree of Life
Dirección: Terrence Malick
País: EEUU
Año: 2011
Duración: 138 min.
Género: Drama
Reparto: Brad Pitt, Sean Penn, Jessica Chastain, Hunter McCracken.
Guión: Terrence Malick
Producción: Dede Gardner, Sarah Green, Grant Hill, Brad Pitt, Bill Pohland.
Fotografía: Emmanuel Lubezki
Música: Alexandre Desplat
Cierra los ojos. Aleja todo lo que te preocupa, todo eso que te impide comprender con claridad. Ahora, intenta simplemente hacer un balance de tu vida. Echa un vistazo atrás y recuerda todo eso que parecías haber olvidado…
Jack (Hunter McCracken/Sean Penn) revive su infancia en el seno de una familia tejana, los O’Briens. A la estrecha relación con sus dos hermanos menores se une un tormentoso vínculo con su padre (Brad Pitt) y una relación mucho más íntima con su madre (Jessica Chastain). Pese a la continua preocupación de su padre por hacer que sus hijos sean capaces de alcanzar todas sus metas y ser fuertes en la vida, Jack no puede evitar convertirse en un pequeño rebelde al que le cuesta compartir el amor hacia su madre.
En un principio, no nos engañemos, esta nueva obra de Terrence Malick – La delgada línea roja (1997), El nuevo mundo (2005) – no se ajusta, afortunadamente, a las películas a las que nos vienen acostumbrando en las carteleras. Y no es de extrañar que la película recuerde, y mucho, a la increíble 2001: Odisea en el espacio. De manera recurrente se suceden las escenas que desde un silencio vacío nos obligan a hacer una pausa en el transcurso de la historia para poder comprender mas allá.
Galardonada con la Palma de Oro del pasado Festival de Cannes 2011, la película presenta una impecable atención a cada una de las secuencias, procurando preservar un encanto que desde principio a fin de la cinta embriaga al espectador en su butaca. Con un guión que deja una gran parte de la interpretación en las manos de la audiencia, Malick consigue identificar los recuerdos del protagonista, casi al extremo de llegar a reconocerlos como propios.
Pese a la ambición casi desmesurada por parte del film para poder expresar todo lo que una vida significa, la película no llega a ser un ejercicio cansado de filosofía, más bien permite que desde una extraordinaria belleza visual se concluya todo lo que podamos querer, sin más. No intenta adoctrinar, no busca el gimoteo fácil, simplemente presenta una reflexión a lo único que podemos tener: nuestra vida.
Porque, al fin y al cabo, merece la pena bajarse de vez en cuando de nuestro ritmo de vida, apartar todos aquellos añadidos que no son esencialmente útiles para nosotros, y regresar a una época en la que nuestra fragilidad infantil nos hacía plenamente feliz, o una época quizás en la que el mundo aún no era mundo, en la que la vida aún se habría paso con una finalidad… ¿cuál? Sólo nosotros podemos descubrirlo…
Deja un comentario