Difícilmente yerra un hombre por exceso de moderación.
Confucio

 

karate kid en todo es cineQueridos amigos de Todo es cine:

Hoy en especial me siento muy contenta de poder hablaros de una película interpretada por un niño, una persona adorable, Parker (Jaden Smith) que, como poco, me ha hecho reflexionar. La película a la que me refiero es Karate Kid (2010, Harald Zwart).

Me ha traído a la memoria la que antaño, es decir en los ochenta, interpretó Ralph Macchio y Koriyuki “Pat” Morita, y fue dirigida por John G. Avildsen. Se nota que ha pasado el tiempo, la forma de hacer las cosas ha cambiado, pero en esencia nos quieren dejar el mismo mensaje. Os comentaré que el escenario ahora es China, llena de montañas verdes, que en principio recuerda a Harry Potter, en el tren yendo a Hogwarts; todo muy estilo videojuegos, parece muy atrayente, incluso la música no nos deja indiferentes, encontrando a Lady Gaga y su Poker Face, y a Justin Bieber y su Never say never. Es realmente adorable, tanto como el pobrecito Jaden, al que dan ganas de darle el cariño que parece necesitar.

El argumento es sencillo, una madre que se tiene que ir obligatoriamente desde Estados Unidos a China, pues cierra la fábrica en la que trabaja. Su niño tiene que enfrentarse a otra cultura, a otro espacio, en él está una niña virtuosa del violín, y una pandilla de chicos que saben artes marciales y le están pegando todo el día, haciéndole aborrecer todo aquello. Aparece como por arte de magia un mentor, el Sr. Han (Jackie Chan), el encargado de mantenimiento del edificio quien, a pesar de las apariencias, es un gran sabedor de Kung-fu. Otra vez te lleva la memoria a la serie que popularizó David Carradine y que, aunque jovencitos, nos hizo entender la importancia de saber controlar el animal que habita en nosotros. Pues eso es lo que hizo el señor Han con Parker.

Es entretenida, un poco violenta aunque nos fomenta todo lo contrario. Me gusta la idea, ahora que ya pronto se acaban las vacaciones, y se debe volver al colegio y empezar un curso nuevo, a veces demasiado nuevo, pues muchos chicos y chicas, niños y niñas, deben enfrentarse por desgracia a situaciones parecidas a las de Parker. ¡Cómo vamos a poder decir a nuestros hijos que el mundo es maravilloso, cuando a ellos les cuesta tanto a veces ir solamente a sus clases a aprender a ser mayores! Es muy difícil dar una clase magistral como la del señor Han, y que todos sepan defenderse a patadas, pero entendamos que en todas las casas y entre todos, podemos enseñar a los niños el arte no sólo del kung-fu, sino el de escuchar, el del lenguaje, un chico y una chica con empatía, con tranquilidad y amor por las cosas, también puede hacer milagros.

Al igual que el profesor de Parker decía “no hay alumno malo, sino mal profesor”, seamos los profesores más amorosos del mundo, y entendamos a los nuestros para poder más tarde entender a los demás, y todos tengamos un gran exceso de moderación.

Con todo el cariño, feliz septiembre desde la Mecedora.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *