Una de las cosas que siempre triunfan en Navidad son los cuentos, porque si hay una época mágica durante el año es ésta, ya sea por las luces, el exceso de azúcar o la aún más desmedida decoración, lo cierto es que mantiene un halo de irrealidad y ensueño. Y si somos sinceros, pese a las compras, las prisas y las largas colas que aguantamos en los supermercados, en el fondo, nos gusta, tal vez porque se sale del mundo ordinario o tal vez por su dulce mentira pasajera. Y si entre mentiras y cuentos anda el juego ¿quienes mejor que los hermanos Grimm para pasar la tarde? Una pareja de cuentistas que en el siglo XIX recopilaron grandes historias que en la actualidad se han convertido en todo un legado cultural. Muchos de sus relatos han saltado al cine gracias a otro de los grandes, Walt Disney. Pero cuando se trata de la figura de los hermanos Grimm es el excomponente de los Monty Pithon Terry Gilliam quien con su extraordinaria visión ha hecho del mundo de Jacob, Wilhelm y de sus cuentos un universo propio y muy particular, revisándolo con su genialidad.
Algo que años antes, en los noventa, ya hizo cuando transformó una parte del mito del rey Arturo para ofrecernos su genial El Rey Pescador. No es una tarea sencilla cambiar grandes historias que forman parte del imaginario colectivo y convertirlas en magníficas obras personales. Sólo mentes geniales como la suya pueden lograrlo. Terry Gilliam modifica la imagen de los hermanos convirtiéndolos en una pareja de timadores, unos falsos cazadores de brujas y seres fantásticos, creados por ellos mismos, que se ofrecen por los pueblos para exterminarlos a cambio de una buena suma de dinero.
Todo se altera cuando son atrapados por las tropas francesas y obligados a desenmascarar a unos farsantes como ellos, pero que han llegado más lejos, pues han raptado a unas niñas en la villa de Marbaden. La pareja está interpretada por Matt Damon como Will y Heath Ledger como Jacob, este último en su primera colaboración con el director, la segunda quedaría inconclusa por su muerte repentina. La historia se desarrolla entre el pueblo gris y aterrorizado, y el bosque encantado cercano a él. Pese a tratarse de una divertida visión de los escritores y una versión diferente de cómo recopilaron sus cuentos, los elementos característicos de la literatura que configuran su universo mágico están presentes. Una bruja, la más bella y malvada del cine, interpretada por Monica Bellucci, a la que no le puede faltar su buena ración de cuervos y su espejo mágico. Al igual que todas las de su estirpe habita en ese bosque encantado donde todo héroe que se adentre comenzará su viaje iniciático.
Como en todo buen cuento la torre en la que la hermosa mujer se encuentra cautiva, posee altos muros por los que el caballero debe trepar agarrado a la larga melena, en este caso de la reina. Su espejo mágico no muestra la verdad únicamente la fantasía que ella desea, así en él se refleja un mundo lleno de luz y belleza, mientras la realidad del interior de la torre es muy diferente, los siglos han hecho mella. Todo por un descuido, algo que olvidó realizar en un hechizo pasado y que ahora, con la luna de sangre, tratará de solventar. La figura del lobo, como en muchas historias, es un licántropo. Se trata de un leñador por ella hechizado que vive en el bosque y se metamorfosea en el animal. Su función es la de raptar niñas. Así se mantiene la ancestral enseñanza moral dirigida a todas ellas.
Los héroes destinados a salvar al pueblo de su desventura deberán sortear todo tipo de peligros tanto mágicos como reales, pues los franceses no cesan de instigarlos. Así los hermanos vestidos con sus brillantes armaduras y sus instrumentos inútiles deberán realizar su acto heroico y forjarse en el camino. De esta peculiar manera todos los elementos de las historias de fantasía están presentes apareciendo incluso en los más pequeños detalles, eso sí narrados en el tono hilarante característico del otrora componente Monty Pithon, quien una vez más y de forma asombrosa desmitifica un cuento para lograr devolverle su esencia y magia más pura. Así que esta Navidad dejémonos cautivar por esa imaginería llena de fantasía y tan especial de Terry Gilliam mezclada con la mejor de las esencias de los cuentos de los hermanos Grimm.
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