Su rostro familiar hace que se le reconozca a pesar de la multitud. De entre las varias decenas de clientes que se concentran en un céntrico restaurante de la capital, el pregnante contorno de Carlos Iglesias no pasa desapercibido para nadie. Tantos han sido los años que este intérprete, guionista y director ha participado en la industria española del entertainment, que verle provoca una extraña sensación de cercanía, de familiaridad y de llaneza, que es aún mayor cuando entrega un poco de su humor, magnífica arma para cortar toda clase de hielo, hasta el de la estepa rusa. Llego con retraso a una cita marcada con antelación, cuando por avatares del destino coincidí con Carlos Iglesias hasta en dos ocasiones diferentes. Tal es así que cuando me ve llegar, me pregunta si no acabo de estar con ellos. Ante mi negativa deduce que tengo una hermana gemela que suplanta mi identidad. Para mi inquietud, no es la primera vez que me lo dicen. Con humor agudo y carácter lúdico, me ayuda a aposentar mis bártulos cerca de la silla. Elijo una, me muevo a otra; al final, me acomodo en una nueva. Me gira el asiento para que apoye los pies y sin querer le doy con el bolígrafo en la mano. Parezco la viva encarnación de Benito sin compañía. Esther Regina, coprotagonista de Iglesias en Ispansi, se sienta detrás de mí, concentrada en otra conversación pero atenta a la nuestra, no en vano, esta película le ha valido no sólo el reconocimiento público, sino también profesional, siendo nominada como Mejor Actriz Revelación en los premios de la Unión de Actores. Hablar de Ispansi con su autor resulta toda una experiencia. Culto, perspicaz y fascinante, Carlos Iglesias no escatima en detalles para explicar la concepción, gestación y parto de esta película, proyecto personalísimo y duro que habla de uno de los episodios más desconocidos de nuestra historia. Se pregunta, y esto sorprende y mucho, si la película tendrá buena recaudación de taquilla, como si desconociera que Ispansi habla por sí sola más de lo que cualquier promoción o ayuda puedan decir. Qué poca fe tienen sus protagonistas, y qué poco atienden a las profundas enseñanzas de los sabios. Bonum est diffusivum sui. Y es que el bien, como lo que es bueno, se difunde por sí mismo.
Lucía Tello Díaz.- Con su primer largometraje, Un franco, 14 pesetas, cosechó un éxito muy difícil de conseguir para los realizadores noveles. ¿Ese background es reconfortante o pesa a la hora de enfrentarse a un nuevo proyecto?
Carlos Iglesias.- Creo que el éxito, aunque sea relativo, nunca puede ser negativo porque, las cosas como son: si no hubiera tenido éxito con Un franco, 14 pesetas, esta segunda película ni siquiera existiría. O sea que la segunda existe porque la primera ha tenido éxito.
LTD.- Su definición de actor como “recuperar ese momento que ha perdido la inmensa mayoría de la gente” es una frase magnífica. En la misma línea, ¿cómo definiría al director?
CI.- ¡Como dios! Ser director es ser un dios, porque tienes en tu mano el poder de mover, como si fueran muñecos o títeres, a todos los personajes y situaciones a tu gusto. Digamos que la idea de dios se reparte entre dos figuras: el guionista, que es el primero que los mueve, y el segundo, el director. Como en este caso se da la circunstancia de que es el mismo -como en muchos casos-, la verdad es que se convierte uno en el dios de la película. Eso sí, es un dios relativo, porque después te tienes que acoplar al presupuesto, al esfuerzo y al trabajo e interés de otra gente. Pero bueno, como titular: el director es dios.
LTD.- Después de tantos años de reconocimiento por sus registros cómicos, ¿es difícil quitarse el…
CI.- El sambenito, dilo, dilo –ríe burlón
LTD.- Iba a decirlo pero intentaré evitarlo… ¿Es difícil quitar esa percepción pública de lo que se espera de uno?
CI.- Yo no quiero quitármela ni loco. Los americanos se pasan toda la vida luchando por conseguir eso, yo no quiero quitármelo en la vida; el cariño y el afecto que he visto que me tienen, por ejemplo ahora que me han metido en Twitter y en Facebook, redes en las que no estaba y no entendía lo que eran, de pronto me ha sorprendido muchísimo; estamos hablando de miles de personas que se acercan de la forma más cariñosa que tienen a agradecerte la serie, los personajes, a agradecerte Un franco…, a agradecerte un montón de cosas. Chica, sin saberlo es algo que me he ido ganando a lo largo de toda una vida profesional. ¡Qué voy a querer quitármelo! Para nada.
LTD.- Lejos de ese registro cómico, las dos películas que ha rodado como director tienen un toque absolutamente áspero, dramático incluso. ¿Cómo decide involucrarse en esto de dirigir y del modo en que lo ha hecho?
CI.- Pues mira, en Un franco, 14 pesetas me impusieron la dirección. Primero el guión no convencía a nadie, en el sentido de que ningún productor de aquellos con los que estuve hablando, entendía que hiciera ninguna falta una película sobre cuando nosotros tuvimos que ser emigrantes; les parecía que era mover los trapos sucios, una cosa tremenda. Pero cuando al fin encontré a uno, me dijo: “vale, yo me meto en este proyecto si tú lo diriges; es una película muy personal, si se la doy a otro director tú vas a ser la mosca que le agobie, no le vas a dejar respirar, y encima no va a tener el alma tuya ni la de él. Así que si te metes, seguimos adelante; si no, dímelo y lo dejamos”. Fui a casa, lo consulté con mi mujer, con amigos, se lo comenté hasta a mis hijos, me acuerdo perfectamente. Al final me animaron. Yo llevaba ya tiempo intentando sacar el proyecto pero no lo había conseguido, así que al final dije que sí. Ni te imaginas el miedo espantoso que pasé la primera noche en que tomé la decisión… Pero espantoso, espantoso. Después, todo se va haciendo más sencillo. Digamos que los miedos son terribles por la noche pero, por la mañana, ya no son tan grandes. Cuando empezamos a funcionar, vi que todo lo aprendido durante tantos años en este oficio me servía, porque es básicamente lo mismo, guiarse un poco por la intuición, por lo que es lógico a la hora de contarlo y cómo. Y mucho más compartiéndolo con una persona tan generosa como Tote Trenas.
LTD.- Su director de fotografía
CI.- Sí, es un hombre que cuando yo tenía dudas sobre algo, enseguida me lo aclaraba. Por eso para mí fue un placer dirigir.
LTD.- Un nexo común entre sus dos películas, además de la experiencia humana de los personajes, su viaje vital, es que en ambos casos, se retrata la dificultad de regresar a España cuando uno ha salido fuera, ¿por qué?
CI.- Porque nosotros tenemos un país muy complicado. Siempre lo ha sido. Yo cuento sólo dos anécdotas de tantas y tantas que ha tenido este país a la hora de echar a gente fuera del territorio por distintas circunstancias: unas tremendas, otras no tanto. La inmigración económica es una circunstancia durísima pero relativa, el exilio político es infinitamente peor, aunque ha ocurrido muchísimas veces a lo largo de nuestra historia. Realmente es un país complejo, es muy difícil vivir aquí, ya ves lo que nos han durado las vacas gordas, ni una siesta; hemos pasado de ser un país rico a un país pobre, más pobre que los demás en cuestión de días; yo no entiendo muy bien la situación, al parecer ahora vamos a volver a ser emigrantes a Alemania. Es decir, que nuestra juventud más preparada se va a tener que ir al extranjero, lo que implica que al cabo de veinte años echaremos en falta esa buena gente muy preparada que hemos tenido en nuestra mano, y se ha tenido que ir, y que realmente no habrá dejado beneficios para nuestro país, sino que se los habrá dejado a una Alemania que seguirá siendo mucho más rica y más fuerte de lo que es hoy. Es un país complejo. No puedo dar ninguna solución, pero, en el momento en que sabes un poco su historia… Da que pensar..
LTD.- Es curioso porque salvo Jaime Camino y su documental Los niños de Rusia, nadie había ni atendido a este suceso ni le había otorgado ninguna importancia.
CI.- No, para nada.
LTD.- ¿Qué nos pasa con nuestra historia, por qué ese silencio?
CI.- Somos muy olvidadizos, no tenemos cariño a nuestro país ni a nuestras cosas, con lo cual la historia es algo que hicieron los viejos y no tiene ningún sentido recordarlo. A lo mejor porque a lo largo de la vida no hemos sido ciudadanos, sino vasallos, y eso da un tipo determinado de persona; es como si lo que es de todos, no fuera de nadie. Y esa historia común es sólo para los que lo han pasado mal, para ellos. No queremos nuestros hábitos, nuestras costumbres, nuestras raíces; nos parecen vulgares, nos parecen siempre más interesantes las vidas de otros; adoramos más que ningún otro país europeo el cine americano, que una y otra vez, exceptuando ocasiones puntuales, nos cuenta la misma historia.
LTD.- Sobre el cine español acerca de la Guerra Civil, hay un exceso de filmografía maniquea, cuando no directamente tendenciosa, en una primera parte de la posguerra, y otra un poco grotesca, más tardíamente. ¿Cuándo conseguiremos un enfoque más humano y más despegado del conflicto como en Ispansi?
CI.- Hombre, mi propósito estaba claro desde el principio, salía con la intención inicial de ser muy equilibrada, de distanciarme para no involucrarme personalmente, y de contar la historia a partir de la humanidad de los personajes y no de sus creencias ideológicas. Ese era el punto de partida y creo que está conseguido. No obstante, también es lógico el que haya habido una cosa y la otra. Durante la época de Franco estaba claro que en las películas los rojos eran los malos, y cuando llega la Democracia pues todo lo que no se pudo decir durante la dictadura, se empieza a decir a borbotones. Era algo lógico, aunque hacían los personajes “malos” un poco caricatura, más de lo que yo, que no he vivido el período, creo que fueron. Porque en el fondo son seres humanos. Tendrán las bajezas y las miserias que tenemos absolutamente todos, por mucho que la ideología fuerce a que un fascista o un falangista tenga una actitud determinada. No, yo no lo creo, y de hecho, lo que he comprobado a través de las entrevistas y los mensajes de Internet que me están llegando, ahora que se han enterado de que existe esta película, es la cantidad de veces en que los fascistas no se han comportado como fascistas; ni los rojos, como tales. Y eso a mí me da un placer maravilloso y enorme, pensar que se han defendido muchas vidas humanas de enemigos en los campos de batalla de Rusia. Eso me da una esperanza inmensa.
LTD.- Otro elemento común en las dos películas es la importancia que otorga a las mujeres. Me encanta, también las mujeres han sido vilipendiadas y nunca se les ha hecho justicia. Sin embargo, en sus películas son el motor de arranque de la trama. Si en la primera, la mujer se hacía con una casa y un trabajo apenas 24 horas después de llegar a Suiza, aquí la protagonista se pone el mundo por montera y se introduce en Rusia sólo por su hijo.
CI.- Lo hago de forma natural. Siempre he entendido que la mujer es un ser superior en muchos aspectos al hombre, con una fortaleza interior brutal. El hecho de parir, de engendrar una criatura dentro de su cuerpo me parece que es un milagro de la naturaleza de una dimensión tal, que todo lo que ocurra a partir de ahí tiene que ver con la vida. Ellas mueven la vida. Vosotras movéis la vida. Y para mí eso en una película me parece imprescindible. En Ispansi, el personaje que hace Esther Regina, Paula, es infinitamente más generoso que el de Álvaro, el mío. Porque Álvaro está cerrado en su propia ideología y no se puede abrir, no perdonará jamás, realmente acaba en el exilio por no haber perdonado, ni haberse perdonado a él mismo. Sin embargo ella no, ella todo lo hace por amor: seguir a su hijo, irse con sus enemigos naturales, enamorarse de un hombre por encima de la ideología. Y después de la opulencia en España, decide volver a Rusia única y exclusivamente por amor.
LTD.- Ha hablado del personaje de Álvaro y éste, en concreto, resulta un poco canalla y miserable, llegando incluso a intentar forzar a Paula, antes de que ella mencione la brillante frase: “cuando acabes, mátame”. Siendo el director y además el guionista, ¿no podría haber hecho un poco más “benigno” al personaje?
CI.- A mí los personajes me gustan cuanto más ricos mejor. Cuantas más aristas, más humanidad. Y no hablo de humanidad en mayúsculas, sino la humanidad incluso baja. Para mí es muy interesante. Lo más prosaico y las pasiones más bajas que puede tener un hombre que no ha tenido contacto con una mujer durante mucho tiempo y de repente ve a una mujer desnuda, y se encapricha directamente de ella, es lo que se muestra en la película. Cuando Álvaro se entera de que es una fascista, y que está debajo de él en ese contexto, porque están en la Unión Soviética, la va a forzar. Él aprovecha esa situación para forzarla. Aunque por esa fortaleza interior que tiene, a Paula le da igual morir en ese momento, y a Álvaro se le quitan las ganas de todo porque sería como estar con un cadáver. Por eso le dice: “da igual, si tú ya estás muerta”. Posiblemente Álvaro la hubiera forzado si ella hubiera peleado, pero no pelea, se deja. Ahí es cuando a él le da vergüenza y no lo puede soportar. Por eso se va.
LTD.- En algunas declaraciones de Regina e incluso suyas, han hablado respecto a la semejanza de Paula con Betsy Blair en Calle Mayor. Es muy revelador, realmente se parecen, aunque claro, con todo el bagaje de tener un hijo y además perderlo en plena Rusia…
CI.- Claro. Como tipo de persona, de mujer, físicamente hablando, con las connotaciones religiosas de burguesía media española, que tienen los dos personajes, sí se parecen. Cuando estaba escribiendo el personaje de Paula, siempre me acordaba de aquella actriz. Sobre todo aquel personaje, en aquella película en blanco y negro, esa España profunda de capital de provincias. Esa era la representación de Paula que yo quería. Ya conocía a Esther de Un franco… y, como no sabía si me lo iban a conseguir los productores, que al fin y al cabo lo que quieren son caras conocidas para vender mejor el producto, algo normal y humano, nunca le dije nada. Casualmente, ella leyó el guión, y vino a mí y me dijo: “Carlos, yo soy este personaje”. Entonces ya no pude más que confesarle: “sí, yo también he pensado que eres tú, pero no quería hacerte ilusiones”. Al final, bueno -dice mientras comienza a reírse burlonamente-, pues tuvimos un lío, nos hemos liado y le dije “el personaje es tuyo”.
LTD.- ¡Anda ya! –yo también río, es difícil sustraerse del buen humor de Carlos Iglesias-.
Esther Regina.- ¡Como nos oiga mi marido y tu señora! –apunta de soslayo pero entre risas cómplices-.
CI.- Eso sí, me dijo al final “cuando termines, mátame” –ríe mucho más-. Me pidió que acabara con ella, porque es muy suya –de nuevo todos reímos-. Ahora bien, me dijo: “no lo dejes a medias”, en eso estuvimos de acuerdo…
E.R.- Hombre, ya puestos, que llegue al final –volvemos a reírnos, resulta extraordinaria la capacidad de Carlos Iglesias para suscitar carcajadas-.
LTD.- Ha comentado que para su siguiente película, cerrará el círculo de Un franco, 14 pesetas e Ispansi, eso sí, tipo comedia; no sé si lo sabe pero Amenábar, cuando terminó Mar adentro, anunció una comedia. Y ahí está Ágora…
CI.- Ah bueno, es que lo que vaya a salir… –sigue con el mismo tono jovial-. Hombre, una cosa es la voluntad de hacer un determinado proyecto en un momento dado, pero a lo mejor se cruza otro más interesante, o que en ese momento está para uno, Pero si se puede, lo haré. Como me parece un milagro cada una de las películas; como cuesta tanto, tantísima energía, tantísimo esfuerzo de tantísima gente, me parece un prodigio. Me gustaría que Ispansi hiciera un mínimo de taquilla aceptable, para que así pueda haber una tercera.
LTD.- Hará taquilla, ya verá.
CI.- ¿Me lo prometes?
LTD.- Sí, lo prometo.
CI.- Esther pásame un papelito para que me lo firme… –ríe-. Si hay un productor que confíe en mí, lo haremos. Lo que sí me he prometido que no volvería a hacer, y eso lo tengo muy claro, es ser coproductor. No puedo abarcar la parte artística y la parte más prosaica del proyecto, no tengo esa capacidad. No tengo esa fuerza para volver a pasar otros cuatro años tirando del carro.
LTD.- Pues si ser guionista y director, es ser un dios; ser guionista, realizador y coproductor, será ya el no va más…
CI.- Sí, pero es que tampoco he encontrado productores que vean mis proyectos y los levanten ellos. Por eso tienes que hacer las veces de todos los trabajos porque ¿quién tiene más ilusión que tú? Nadie, porque tú has parido la idea. Ante ese hecho, si se la das a una persona que lo mismo le da hacer ésta, que hacer esa otra, pues va a hacer la que antes salga. Y a lo mejor no coincide que sea la tuya. Pero si tú estás en el proyecto, eres el único que va a poner toda la energía en ello. No sé, habrá directores que tengan más suerte. Es insufrible que sean cuatro años de lucha por cada proyecto. Es muchísimo. Para la edad que yo tengo, el próximo me tocaría con ochenta y…
LTD.- Venga ya…
CI.- Que no… Que tengo veintiséis –vuelve a reír de manera guasona-. Lo que pasa es que el aire, la nieve y la barba envejecen mucho, pero es mentira –reímos los tres-.
LTD.- De todos modos, cuatro años suele ser la media para sacar adelante un proyecto cinematográfico en nuestro país.
CI.- Pero no de todos. Hay quien ha estrenado y al mismo tiempo se ha puesto a rodar, ¿qué hacen? ¿Lo han estado preparando mientras? –continúa riendo con un tono que resulta imposible eludir-. Claro, porque cómo puede ser posible comenzar a rodar otra película en el mismo momento de ponerse a estrenar. Y en el extranjero ya ni te cuento. Mira Clint Eastwood, ¿cuántas saca?
ER.- Una por temporada prácticamente.
CI.- ¡Una por temporada! Y Woody Allen… Pues igual. Esos qué pasa, pues que tienen una infraestructura que va configurando la siguiente película mientras van rodando. Pero yo soy yo, mi mujer y el ordenador, a ver si me entiendes –comienza a reírse nuevamente-.
LTD.- Y como actor, ¿hay algún proyecto en el horizonte para volver a interpretar?
CI.- Sí, ahora mismo, el lunes empiezo Los muertos no se tocan, nene, de José Luis García Sánchez.
LTD.- Escrito por Azcona
CI.- ¡Si es que es más lista que el hambre! –ríe de nuevo, para ponerse muy serio hablando del histórico guionista-. Para mí era un genio.
LTD.- ¡Se quejará de guión! Van en la misma fila Azcona y usted.
CI.- Esta chica es maja, ¡cuando quiera que me vuelva a entrevistar! –seguimos riendo-. Pues sí, empezamos a rodar el lunes en Logroño.
LTD.- Pues muchísima suerte y muchísimas gracias
CI.- Gracias a ti.
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