Título original: À plein temps. Año: 2021. Duración: 87 minutos. País: Francia. Dirección y guion: Èric Gravel. Música: Irène Drésel. Fotografía: Victor Seguin. Reparto: Laure Calamy, Anne Suarez, Geneviève Mnich, Nolan Arizmendi, Sasha Lemaitre Cremaschi, Cyril Guei, Lucie Gallo, Agathe Dronne, Mathilde Weil. Producción: Novaprod Owl, France 2 Cinema. Género: drama, thriller.
Articular un thriller sobre la base de la cotidianeidad entraña una dificultad ímproba, máxime cuando se desea Imprimir ritmo trepidante a los reveses del día a día. En este caso, el mérito es mayor, ya que A tiempo completo traslada a la audiencia la sensación de agitación y estremecimiento sin perder de vista que el hilo conductor de la cinta es un drama personal. Por lo tanto, drama, thriller y crítica social se unen en la historia de una mujer que no puede regresar a la vida que se había trazado, porque el infortunio la ha postrado en la casilla de salida.
Julie (Laure Calamy) es una madre divorciada cuya vida se centra en la crianza de sus dos hijos y en su dedicación al trabajo. En la actualidad, es jefa de limpieza en un hotel de lujo de París, pero en el pasado llegó a coordinar la división de comercio de una gran empresa. Hoy en día, sin apenas dinero y con una casa a varias horas de lejanía de la capital, la jornada de Julie se sostiene con la única idea de que en algún momento pueda regresar a la primera división comercial.
Cuando por fin llega el momento de realizar una entrevista laboral para un puesto a la altura de su formación, una huelga general paraliza el transporte en toda Francia, lo que le obliga a desplazarse decenas de kilómetros cada día, con la incertidumbre de poder llegar a su destino e, incluso, de poder regresar con su familia. Con la responsabilidad de sus hijos, de su trabajo siempre demandante y de las entrevistas agendadas para el nuevo puesto, Julie deberá conjugar tiempo, energía y pocos recursos si desea llegar a tiempo a todo cuanto se ha trazado.
Trepidante y agitada, con A tiempo completo Èric Gravel sale airoso de este reto cinematográfico, consiguiendo que À plein temps sofoque al espectador. Y lo hace sin apenas mostrar la delicada puesta en escena que implica transmitir la hondura de una historia contada a contrarreloj.
La decidida interpretación de Laure Calamy contribuye a que el andamiaje de la cinta no decaiga, incluso cuando la trama parece haber agotado todos los recursos para seguir su ritmo de asfixia. Efectivamente, cuando todo parece haber terminado, Gravel refuerza su discurso llevando la historia más allá, entregando más niveles de desplome en este particular vuelo sin paracaídas de la protagonista.
La música, excelente partitura de Irène Drésel, es el punto determinante para conferir ese ritmo particular a medio camino entre el sufrimiento y la anestesia. Quizá desde Lola rennt (1998, Tom Tykwer) con Franka Potente, nadie había vivido al límite del infarto en el cine europeo. Sin duda, Laure Calamy toma su espectacular testigo.
Una película interesante que pone en valor la resolución de una persona que desea cambiar su rumbo vital, con un mensaje subyacente tan importante como su propia construcción: que la sociedad está repleta de individuos a los que rara vez se les trata como seres humanos.
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