Si un hombre alcanzara la mitad de sus deseos, redoblarían sus inquietudes.
Benjamin Franklin
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Comenzamos mes y, con él, analizamos una nueva película: ¿Quién es quién? (2020, Jean-Patrick Benes).
La historia nos lleva a una bonita casa donde habita la familia de Sophie (Alexandra Lamy) y Alain (Franck Dubosc), compuesta por sus tres hijos: Chacha (Rose de Kervenoaël), de seis años; Valentine (Mathilde Roehrich) de dieciséis y Léo (Nils Othenin-Girard) de catorce.
Como Chacha, cumple siete años, toda la familia se va a celebrarlo a un parque de atracciones; allí, cada uno quiere una cosa y no se ponen de acuerdo, la madre se pasa el tiempo contestando por el móvil a preguntas de Christophe (Artus), un compañero de trabajo que parece más que un compañero. Cuando en la tienda de regalos Chacha quiere una bola de nieve, Sophie no le hace caso, por lo que la niña se la lleva.
A la vez, Alain quiere subir en una atracción muy tranquila, y al final se va solo a través del pequeño riachuelo, llegando a la piedra de los deseos, donde pide tener otra familia. Cuando regresan al hotel del parque, cada uno con sus propias historias, todo parece normal, pero, al despertarse, se llevan una gran sorpresa: todos han cambiado de cuerpo: En la hija pequeña está su madre; el hijo adolescente es su padre y así con todos los miembros.
La madre, dentro del cuerpo de la pequeña cumpleañera, toma la decisión de que se vayan a su casa para solucionar el problema, pero los problemas precisamente empiezan desde la consigna. Aparecen los invitados de la fiesta, pero entre todos tienen que fingir para irse. Y en la carretera, conduce el automóvil el padre con el cuerpo de una hija que ni siquiera tiene el carnet de conducir.
Cuando llegan a casa, una nueva sorpresa les aguarda, su abuela Thérèse (Christiane Millet) les espera para celebrar el cumpleaños con su futuro marido, Roger (Jackie Berroyer). Todo es un conflicto, así que se acuestan con la esperanza de recobrar sus cuerpos, con el agravante de que, al día siguiente, salvo la madre, todos vuelven a reencarnarse en otro miembro de la familia, incluida la abuela. Acaba de empezar la aventura y esta es para vosotros.
Aparentemente se trata de una comedia de enredo, con muchos gags, que hace vivir un momento agradable; no obstante, bajando a un nivel más profundo, aborda un cambio de roles que permite percatarse de los problemas que tienen todas las generaciones, ejemplificando lo necesario que es ponerse en la piel del otro.
La historia no deja de ser una ficción, pero gracias a todas las peripecias tratadas desde el cuerpo de otra persona, se comprende lo complicada que es cada fase de la vida: la infancia, la adolescencia, la juventud o la madurez, así como la carga de los padres y los abuelos. La película nos muestra qué distinto nos puede resultar vivir en la vida del otro, llegando a conocer y a respetar a la otra persona mucho más.
Por eso, si una persona alcanza la mitad de sus deseos, redoblaría sus inquietudes.
Con todo el cariño, por un maravilloso mes de febrero desde La Mecedora.
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