Los hombres nacen iguales, pero también nacen diferentes.
Erich Fromm
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Hoy os propongo reflexionar sobre Wonder (2017, Stephen Chbosky), basada en la novela de Raquel Palacio. La historia nos lleva a Nueva York, a una casa en una zona tranquila, en la que la familia Pullman convive con una sorpresa del azar genético. Hace años nació Auggie (Jacob Tremblay), un niño que ahora tiene diez años y cuya madre, Isabel (Julia Roberts), ha estado cuidando de él en todos los sentidos. Auggie ha tenido que soportar veintisiete operaciones para devolverle la posibilidad de ver, de oír y de oler, pues su cara tuvo que transformarse para poder hacer todo aquello que es habitual.
Durante todo ese tiempo, Isabel estuvo enseñándole, haciendo de su casa una escuela, pero el niño ya es mayor y debe incorporarse a secundaria; su madre le explica la necesidad de ir al colegio, pero su padre Nate (Owen Wilson) con mucho miedo, intenta ser fuerte y apoyar la decisión de su mujer, al igual que su hija Via (Izabela Vidovic), quien empieza el instituto.
Todos están expectantes ante la nueva situación. Auggie va a la escuela con un casco de astronauta para tapar todo aquello que le hace infeliz, por la forma de verle y de tratarle, bajo el casco él es normal y puede ir dando saltos como todo niño de su edad. Le acompañan el primer día y el director, el señor Tushman (Mandy Patinkin), una persona amable y concienciada, prepara para él una presentación con tres de sus mejores alumnos, Jack (Noah Jupe), Charlotte (Elle McKinnon) y Julian (Bryce Gheisar). Este último, Julian, es muy amable delante del público adulto, pero cuando se queda solo, no es todo lo que reluce; aunque Jack y Charlotte intentan animar a Auggie, Julian le da sus pullas. Empieza el colegio y el niño es muy inteligente, con el modo en que su madre le ha enseñado, está más avanzado que su clase, cosa que Jack, de familia menos adinerada y con acceso al colegio gracias a una beca, no está tan bien preparado. Pero nuestro amigo Auggie le ayuda en todo lo que puede, y eso hace que rompan el hielo y se conviertan en buenos amigos. De un comienzo duro y unos días difíciles, se abrió paso a una situación mucho más amable, Auggie ya no necesita de su casco protector, la compañía de Jack hace de él otro niño más.
Llega Halloween, su época favorita, en la que los disfraces y las máscaras hacen que se encuentre tapado, dejando invisible todo aquello que se opone a su felicidad; pero al llegar a clase, descubre a Jack criticándole bajo el auspicio de la pandilla de Julian. Por ello sale corriendo y vuelve a encerrarse en su habitación y en su mundo seguro.
Esto es la parte que le corresponde a Auggie, pero hay más personas en la casa. Así conocemos a Olivia ‘Via’ (Izabela Vidovic), su hermana, una chica callada, que nunca da problemas, que escucha pero no habla. Ella también llega nueva al instituto y su amiga de toda la vida, Miranda (Danielle Rose Russell), vuelve del campamento de verano y le hace luz de gas. Via se siente sola, su abuela (Sonia Braga) ha muerto y era la única que le ofrecía amor y un hombro donde apoyarse. Ahora se encuentra sola. Pero aparece un chico, Justin (Nadji Jeter), y con él se apunta a clases de teatro, ya que no tiene nada que perder.
Al mismo tiempo nos enseñan la vida de Isabel, la madre; una mujer que, con la llegada de Auggie, dejó todo su mundo para formar parte del de su hijo, una mujer que está siempre y que debe volver a empezar a vivir y a pensar en ella. También nos enseñan la vida de Miranda, la amiga de Via, una chica cuyo padre se divorció y cuya madre cayó en una depresión. Durante el campamento descubrió que haciéndose pasar por Via se convertía en la más popular, así que suplantó la vida de su amiga, enseñando el rostro de su hermano y a sus padres, para que todos la hicieran importante. La historia sigue y es para vosotros.
Ante todo, debo confesaros que es una película que asombra, parece que aborda la problemática de una única persona que sufre, pero enseguida es evidente que la historia lleva consigo otras historias. Por eso quisiera hablaros hoy de una de las lecturas que tiene esta película, y es la relativa a la estigmatización. El estigma es eso que se ve, que hace que la persona sea vista y juzgada de manera diferente. Cuanto menos se vea, el caso de la vestimenta que tapa, menos se sufre; pero existe, y es algo en lo que debemos educarnos y educar. Debemos ver al otro como un ser humano sin más, lo mismo que menciona el señor Tushman, director del colegio, cuando se enfrenta a la familia del niño acosador. La familia apoya ese acoso y es el propio niño el que llega a avergonzarse; cuando los padres amenazan con que “tienen muchos amigos en el colegio”, el director les responde que él tiene todavía más.
El segundo aspecto, no por ello menos importante, es el relativo a los heurísticos, como el prejuicio y la atribución. Cada uno siente y juzga a los demás sin saber la verdadera realidad de todo lo que se esconde. Cuando se ve mal a alguien, se le achaca cosas que no tienen nada que ver con su vida, es lo que pensamos o atribuimos, pero no la realidad. Por eso, esta película da giros que recomiendo que veáis porque, como reza la máxima, los hombres nacen iguales, pero también crecen diferentes.
Con todo el cariño, felices fiestas, que próximo año esté lleno de buenos entendidos.
Desde la Mecedora, feliz año nuevo.
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