Viviendo en Italia he descubierto un director que sorprende con un cine, que mucho se acerca con sus historias planteadas sobre la fantasía, a un mundo cada vez con mas complejidades a la hora de interpretar. Su primer acercamiento al mundo del espectáculo no se da a través del cine: comienza en realidad, fundando en 1972, en Milán, el Teatro del Elfo, en el que dirigió varios espectáculos definidos de vanguardia, hasta 1989 cuando se pasó definitivamente al celuloide.
En 1989 dirige Marrakech Express, a la que siguió en el ’90 Turné; ambas películas fueron hechas con su grupo de actores – amigos entre los que se encontraban Diego Abatantuono o Fabrizio Bentivoglio, los dos también presentes en muchas de sus películas posteriores. En 1991 obtuvo la consagración internacional con Mediterraneo, por la que le dieron el Premio Oscar a la mejor película extranjera (película que se adjudicará posteriormente también tres premios David di Donatello como mejor película, mejor montaje y mejor sonido y en 1992 un Nastro d’Argento por la dirección). De 1992 es Puerto Escondido, film adaptado de la novela de Pino Cacucci, donde a Abatantuono y Bentivoglio se unía el actor Claudio Bisio. El año siguiente dirige Sud (1993), intento de denuncia de la situación politica y social de Italia desde el punto de vista de los marginados y de los desocupados.
Temas prevalentes de la puesta en escena son la fuga de una realidad que no se comprende o no se quiere aceptar y en la cual es inutil incluso el intento de cambio, la nostalgia del grupo y del viaje, aquel viaje al que le falta una destinación predeterminada. Nirvana (1997) seña el inicio de un periodo de experimentación narrativa durante el cual firmó también la dirección de Denti (2000) y Amnèsia (2002) ambas con Sergio Rubini como intérprete.
De este periódo vale la pena poner especial incapié en Nirvana, película de gran profundidad y de enorme valor artístico y filosófico. Nirvana es una película ambientada en una enorme aglomeración urbana llamada Aglomerado Norte, en un futuro no muy lejano. Narra como pocos días antes del lanzamiento al mercado de un nuevo videojuego llamado Nirvana, la única copia, en posesión del programador del juego Jimi Dini, se infecta con un virus. La infección tiene una única pero singular consecuencia: provoca la toma de consciencia de la propia existencia al personaje principal del juego, Solo. Una de las pocas películas de ciencia ficción italianas que reclama un poco la presencia de Matrix, con un cast excepcinal, cambios de dirección improvisados y una estética muy cuidada.
En 2003 Salvatores ha dirigido Io non ho paura adaptado de la novela de Niccolò Ammaniti, en la que la transposición cinematográfica nos presenta con gran veracidad la historia del encuentro de dos niños con historias personales absolutamente opuestas en la desolada campaña lugana.
Del 2005 es Quo vadis, baby?, novela de Grazia Verasani. Aqui Salvatores vuelve a sus ganas de experimentación usando técnicas digitales y dirigendo un noir sui generis con atmosferas dark y espacios al límite de la claustrofobia. Relaciones enfermizas, secretos de familia y una hermana muerta son las claves de una película que nos tiene a lo largo de toda su duración con el aliento en suspenso, tanto para descubrir al final, que la realidad siempre supera la ficción y que incluso en el más enrevesado de los misterios, es siempre la naturaleza humana la mayor explicación. El papel protagonista en manos de la actriz y música Angela Baraldi.
Os recomiendo absolutamente acercaros, con inocencia y sin prejucios a una reflexión que va más allá de nuestras mentes ya formadas y ya preparadas a todo de hoy, dejad la mente a un lado y, al poneros delante al televisor, cine, DVD, dejaros sorprender…
Autora: Marysol García
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