Título original: Le brio
Dirección: Yvan Attal
Guion: Victor Saint Macary, Yaël Langmann, Yvan Attal, Noé Debré.
Reparto: Daniel Auteuil, Camélia Jordana, Jacques Brel, Serge Gainsbourg, Romain Gary, Yvonne Gradelet, Yasin Houicha, Nozha Khouadra, Jean-Baptiste Lafarge, Louise Loeb, Claude Lévi-Strauss, François Mitterrand, Yves Mourousi, Nicolas Vaude
País: Francia
Música: Michael Brook
Fotografía: Rémy Chevrin
Productora: Chapter 2, France 2 Cinema, Moonshaker, Nexus Factory, Pathé Productions, Umedia.
Año: 2017
Duración: 95 minutos.
Género: Comedia dramática
Estreno en España: 28 de marzo de 2018
Somos adictos a nuestros pensamientos. No podemos cambiar nada si no cambiamos nuestros pensamientos.
Santosh Kalwar
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Hoy os voy a hablar de una película de estreno, Una razón brillante (2017, Yvan Attal). La historia nos lleva a París, donde la joven Neïla Salah (Camélia Jordana) hace el trayecto desde su casa a la universidad. Es su primer día de clase y anda perdida buscando entre los pasillos. Cuando llega a su destino, cinco minutos separan una buena entrada de su aparatosa llegada. Esto hace que se percate de su presencia Pierre Mazard (Daniel Auteuil), el profesor que, desde su posición de orador, decide incomodarla de manera inmediata. Neïla es obligada a hablar delante de un gran público al que no conoce, siendo increpada e insultada.
Ella se siente agredida, incluso sus compañeros utilizan las tecnologías para subir a las redes el discurso xenófobo del profesor, haciendo hincapié en el origen de la alumna. Todo esto genera malestar en la facultad, algo que no es nuevo por parte de Mazard. La llegada del rector anuncia un concurso de dialéctica interuniversitario para alumnos de primero y, aunque hace años que la Universidad de París no gana, todavía guarda la esperanza de que ocurra. Neïla decide no apuntarse, a pesar de que es estudiosa y culta, pero vive en la periferia y piensa que no está a la altura de sus compañeros. Por eso no hace ni tan siquiera el ademán de coger el documento de inscripción.
Cuando regresa a su barrio, se encuentra con sus amigos de siempre, la gente la quiere tal y como es; allí también está Mounir (Yasin Houicha) el chico del que está muy enamorada, y para quien Neïla quiere un futuro mejor que el ser conductor de vehículos de una aplicación. Pero al profesor Mazard no le van bien las cosas. El escándalo producido por lo que hizo y dijo desemboca que le abran un expediente disciplinario, tras ser muchas las veces que ha faltado el respeto a sus alumnos. Hasta el portero de la facultad le guarda rencor, a pesar de que él mismo tiene idénticos modos, habiendo impedido a Neïla atravesar el umbral de la puerta sin identificarse como alumna. Todo esto lleva al rector a madurar la idea de escoger a Neïla como representante de la facultad en el concurso de oratoria, siendo Mazard quien debe prepararla, para así acallar las críticas y favorecer que el profesor conserve su puesto de trabajo. A Mazard no le agrada en absoluto la idea, pero las circunstancias le hacen ceder.
Las primeras clases serán un auténtico encontronazo. A Mazard se le escaparán palabras hirientes que Neïla no estará dispuesta a soportar. Pero poco a poco las clases van calando en ella, una chica de dieciocho años con todo en contra. Con la lectura y tenacidad de ambos, Neïla empieza a comprender. Su instrucción se basará en la Dialéctica erística o el arte de tener razón de Arthur Schopenhauer, y poco a poco, las treinta y ocho estratagemas van calando en ella. Cada vez que no entiende un concepto, salen fuera, al mundo real, para ponerlo en práctica. El metro les servirá de escenario, todo es útil para la comprensión de la alumna. También será fundamental llamarle la atención por su vestimenta, por su peinado, dirigido a hacerle entender que su imagen expresa lo que ella quiere transmitir; al igual que su forma de hablar, de pronunciar, todo es pasado por el tamiz de Mazard. Bueno, como siempre, el final es para vosotros.
Es una película distinta, que hace reflexionar, con una lectura muy necesaria acerca de la educación, del lenguaje, el querido lenguaje del que no podemos olvidarnos. Las nuevas tecnologías son maravillosas y jamás hemos tenido a nuestro servicio tanta cantidad de información, pero la otra cara de la moneda es que olvidamos el lenguaje. El saber nuestra lengua nos confiere la capacidad de discernir, reflexionar y poder argumentar en una sociedad compleja. Saber explicarnos y hacernos oír. Cada palabra que se muere por haber sido olvidada es un fracaso. Todas las palabras tienen una historia, y han sobrevivido para ayudarnos a poner en claro nuestros pensamientos y sentimientos. Nos ayudan a entender y ser entendidos. Utilicemos nuestras fuentes, los libros; escuchar mediante los ojos lo que otras personas nos cuentan es fundamental. Aprender a hablar y, por lo tanto, a defenderse, como hace nuestra protagonista, es una enseñanza básica.
Somos como hablamos. Por eso, como reza la máxima, somos adictos a nuestros pensamientos. No podemos cambiar nada si no cambiamos nuestros pensamientos.
Con todo el cariño, desde la Mecedora.
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