Título original: Carnage.
(Francia, Polonia, Alemania y España. 2011. 80 min.)
Director: Roman Polanski.
Guión: Roman Polanski y Yasmina Reza, basado en su obra de teatro Le Dieu du carnage.
Reparto: Jodie Foster, Kate Winslet, Christoph Waltz, John C. Reilly.
Música: Alexsandre Desplat.
Fotografía: Pawel Edelman.
Comedia dramática.
Con motivo de la pelea entre dos niños en un parque, Roman Polanski nos muestra la, sólo en apariencia, cordial reunión entre los padres de las partes afectadas. Por un lado, el matrimonio Cowan, padres del agresor, y por el otro los Longstreet, padres del agredido y dueños del apartamento donde se celebra la tertulia.
El espacio en el que los cuatro personajes están enmarcados es un apartamento neoyorquino como único decorado, del que parece imposible salir, pese a los tres intentos fallidos de coger el ascensor. Con cada nueva intrusión en él, los personajes se verán paulatinamente más encolerizados, como se indica en el cartel promocional de la película, en el que con tres fotografías de cada personaje se plasman los diferentes estados anímicos por los que pasan.
Es en este escenario donde Polanski nos muestra como una falsa cordialidad termina desembocando en una cólera frenética, pasando sutilmente de unos iniciales planos más largos a unos más cortos al final, manifestando detalladamente la inestabilidad de los personajes, enfocando la profunda verdad de unos seres que se encuentran encerrados y que terminan enfrentándose todos contra todos. Logrando el director unas interpretaciones estelares, sobre todo de las actrices, más beligerantes y extremas, que las masculinas.
Un enfado oculto que ve la luz, en parte, por el paso de las horas y la charla cada vez más tensa, y en parte, por el alcohol que consumen. Revelando no sólo el enojo entre los padres de ambos niños, sino también, los problemas internos de las parejas, lo profundo que arraigan las tensiones que minan una relación y lo descarnado de cuando estallan al salir al exterior, tras largo tiempo de represión.
La obra muestra como los adultos encerrados en sus convencionalismos, simbolizados en esas cuatro paredes del piso, son incapaces de solucionar algo tan simple como una riña entre adolescentes. Y, sin embargo, como la sencillez y franqueza de los niños les lleva a solucionarlo todo, a la amistad en ese mismo parque donde tiene comienzo la pelea. Un ámbito abierto, luminoso y libre, en el que también sobrevive feliz el hámster que fue abandonado por uno de los padres.
Polanski nos regala una breve obra de acción rápida pese a lo lento que debería resultar dado su argumento y localización, es una muestra soberbia de cuatro tipos de personajes, de su evolución a lo largo de una tarde y como concluyen desnudando su interior para mostrarse como realmente son: terribles, humanos y viscerales.
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