El contagio de los prejuicios hace creer muchas veces en la dificultad de las cosas que no tienen nada de difíciles.
Pío Baroja
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Empezamos nuevo mes y, con él, una nueva película sobre la que reflexionar. En esta ocasión Esplendor en la hierba (1961) de Elia Kazan.
La historia nos lleva a una pequeña localidad de Norteamérica, donde viven enamorados desde pequeños Wilma Dean Loomis (Natalie Wood) y Bud Stamper (Warren Beatty). Ambos crecen desde la ignorancia de su edad, y su amor crece de la misma manera que sus años. Viven los problemas del padre de Bud, un hombre de posición social acomodada, que tiene mal genio y obliga a sus hijos a hacer su voluntad, sin estar acostumbrado a que le lleven la contraria.
Bud observa cómo su familia se destruye, fuera del amor; su hermana va de relación en relación sin encontrar la dicha, y él va creciendo y ahora es su turno para caer en las redes del guion de su vida, la que le han dicho que debe llevar. Bud sigue enamorado de Wilma, incluso cuando una enfermedad grave le lleva al límite de la muerte, Wilma nunca le abandona.
Bud le comenta a su médico los consejos de su padre, y prueba a dejar sus amoríos en manos de otras chicas no tan ‘decentes’, algo que Wilma no podrá soportar, viéndose empujada a darle a Bud todo lo que él quiere para no perderle. El padre de Bud tampoco ve en Wilma una buena esposa para su hijo, y todo esto en un sitio pequñeo donde todos se conocen, lo que lleva a Wilma a sufrir una crisis nerviosa. Bueno, el final, como siempre, es para vosotros.
Esplendor en la hierba es una de las películas clave en la historia del cine clásico, lo que hace que, a los que tuvisteis el placer de verla, os encantará retomar la historia de esta joven pareja; y a los nuevos cinéfilos, os va a encantar, sobre todo porque se cree que lo antiguo no nos aporta nada nuevo, creemos que ya está todo dicho. Sin embargo, aunque la moda de sus vestimentas, del peinado o de sus automóviles sea propia de hace décadas, la problemática que padecen sigue vigente. Cuántos chicos y chicas empiezan ahora un nuevo curso y, con él, su vida cambia; cuántos tendrán un amigo o amiga, cuántos se enamorarán. Y todo ello ha de ser una experiencia maravillosa. No obstante existen los prejuicios, de los que también habla Esplendor en la hierba, algo que ni enseñan ni de lo que examinan en el colegio, el instituto o la universidad. Nadie va a calificar si sabemos o no detectarlos, a pesar de que es fundamental.
Los padres y tutores quieren lo mejor para los suyos, es entendible, pero a veces no se ve más allá, ni el daño que se puede hacer. La vida es un continuo examen y, aprobar esta asignatura, es algo verdaderamente importante para nuestro crecimiento personal.
Por eso, como reza la máxima, el contagio de los prejuicios hacer creer muchas veces en la dificultad de las cosas que no tienen nada de difíciles.
Todo el cariño y un sobresaliente para todos en el curso que se inicia, desde la Mecedora.
Feliz octubre.
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