La diferencia entre la comedia y la tragedia es que en la comedia sus personajes encuentran la forma de sobreponerse a la tragedia.
Woody Allen
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Hemos comenzado un nuevo mes y, con él, una nueva reflexión cinematográfica. Esta vez sobre Misterioso asesinato en Manhattan (1993, Woody Allen).
La historia nos lleva a conocer a Larry (Woody Allen) y a Carol (Diane Keaton), un matrimonio de mediana edad que vive en un bonito piso de la Gran Manzana. Su hijo está estudiando en la universidad y ellos atraviesan esa etapa en la que los cónyuges tienen que volver a aprender a estar juntos. En una de sus habituales salidas a distintos actos culturales, conocen a los señores House, Paul (Jerry Adler) y Lillian (Lynn Cohen), sus nuevos vecinos. Es una pareja a la que enseguida le ofrecen su amistad, acudiendo a todas sus invitaciones, cenando con ellos y hablando de sus aficiones. Pero Larry no está a gusto con ellos.
Una noche, al regresar de sus eventos habituales, se encuentran a Paul con los servicios de urgencias, Lillian ha sufrido un infarto y ha fallecido. Apenados, Carol y Larry acuden a consolar al viudo, pero hay algo en sus comentarios y en su comportamiento que a Carol no le cuadra. Y empieza a investigar.
Sus especulaciones le llevan a pedir consejo al mejor amigo de ambos, Ted (Alan Alda), y juntos indagan qué ha podido pasar realmente. Los tres comienzan a hacer caso de sus presentimientos, introduciendo a una cuarta compañera, Marcia Fox (Anjelica Huston), una autora de éxito de la editorial de Larry. Toda la aventura es para vosotros.
Realmente es una buena película, sobre todo para amantes del género y admiradores de Agatha Christie y de su personaje Poirot, y también para amantes del cine de Hitchcock. Todos ellos ofrecen un momento de intriga que, finalmente, consiguen sacar una sonrisa.
Voy a centrarme en uno de los aspectos que nos brinda, y es la reflexión acerca de la pareja. Es importante tener metas en común, entiendo que resolver un asesinato no es la mejor idea -solo en la película-, pero sí tener abierta la vía de la comunicación y no permitir que la vida y las circunstancias te arrastren y se apoderen del niño que hay en ti o, mejor dicho, en los dos. Es importante volver a tener aventuras y a disfrutar de los momentos. Eso nos hará felices.
Por eso, como reza la máxima: “La diferencia entre la comedia y la tragedia es que en la comedia sus personajes encuentran la forma de sobreponerse a la tragedia”.
Con todo el cariño, feliz mes de agosto desde La Mecedora.
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