Desear no es querer. Se desea lo que se sabe que no dura.
Se quiere lo que se sabe que es eterno
Raumsol
Queridos lectores y amigos de Todo Es Cine. Me alegra volver a tener contacto con vosotros, es siempre una alegría poder contar con todos, y en concreto hoy, en la despedida de una grande del cine universal como es nuestra Liz Taylor. Cuando llegó la noticia de su desaparición, nos causó un gran dolor. Es una señora del séptimo arte con mayúsculas. Aunque ella no escogió su profesión, dado lo joven que empezó –a una edad y con unos años que impedían que fuera ella quien eligiera su destino-, fueron sus padres quienes decidieron por ella su carrera. Siento muchísimo esa decisión unilateral, pero de no haber tomado esa decisión, nos hubiéramos perdido a una maravillosa y guapísima actriz; esos ojos violeta que llenaban la gran pantalla. No sé si fue un gran precio el que ella tuvo que pagar, pero siempre estarán en nuestro recuerdo películas como Coraje de Lassie (1946), en la que una preciosa niña que llenaba la pantalla con una formas y un saber estar inmensos a pesar de su corta edad.
Imagen de La gata sobre el tejado de zinc caliente – Copyright © 1958 Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), Avon Productions. Distribuida por Warner Home Video. Todos los derechos reservados.
Mujercitas (1949), nos habla de una joven Meg con una naricita respingona quien, en su coquetería, se ponía una pinza por las noches para resaltar más su querida y presumida personalidad. Pero la niña iba creciendo, tanto en su personita como en sus papeles, y ya en El padre de la novia (1950) se casaba, con la consecuente consternación para su padre, Spencer Tracy. Con Gigante (1957), ya podemos hablar de una estrella. Aquí, casada con Rock Hudson y madre de sus hijos, hace el papel como nadie, con su eterno enamorado James Dean. Magnífico. En El árbol de la vida, además de esposa de Montgomery Clift y madre de un niño, vemos cómo se va desenvolviendo como una gran actriz dramática, entrando en unos registros de una intérprete de su categoría.
Con La gata sobre el tejado de zinc (1958), obra teatral llevada a la gran pantalla, se nos revela una maravillosa Maggie, casada con el angustiado y fracasado Paul Newman –ex jugador y gran bebedor-, quien no encaja el fracaso de verse, después de años de triunfo, como alguien que no importa, salvo a las personas que le quieren. La muerte de un amigo le servirá de estrategia para enmascarar su dolor.
En Cleopatra (1966), ya vemos una férrea interpretación, al igual que su vida, llena de altos y bajos como en las películas que hemos ido repasando. Así encontramos también a la mujer que ha tenido a sus pies a hombres y que coleccionaba extraordinarias joyas, al igual que Cleopatra; una mujer que era una gran estrella y, quizá por eso, tenía debilidad por los diamantes. En esta película actúa junto a uno de sus maridos, Richard Burton, quien también la agasajaba con joyas de gran valor como el diamante amarillo Krupp o la Perla peregrina de Felipe II.
Llegamos al final de esta revisión con Hotel internacional (1963), otra de las películas que protagonizó junto a su esposo Richard Burton, en la que se cuentan las andanzas de una mujer madura en su paso por un aeropuerto.
Hemos dado un repaso a grandes pinceladas por la vida interpretativa de una de las mujeres más bellas de la historia, y una grandísima actriz. Desde aquí, y con todo el respeto, sólo decirte Liz Taylor que se te quiere, pues como reza nuestra máxima del inicio, el amor es eterno.
Con todo el cariño, desde la Mecedora.
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