Título original: The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society. Dirección: Mike Newell. Guion: Thomas Bezucha, Don Roos, basado en la novela homónima de Annie Barrows y Mary Ann Shaffer. Reparto: Lily James, Michiel Huisman, Glen Powell, Jessica Brown Findlay, Matthew Goode, Tom Courtenay, Penelope Wilton, Tim Ingall, Katherine Parkinson, Kit Connor, Dilyana Bouklieva, Andy Gathergood, Marek Oravec. Año: 2018. Duración: 123 minutos. País: Reino Unido. Música: Alexandra Harwood Fotografía: Zac Nicholson. Producción: Blueprint Pictures, Paula Mazur, Kaplan Company, Amazon Prime Video. Distribución: A contracorriente films. Género: Drama. Estreno en España: 26 de octubre de 2018.
Hace tiempo que el cine, la literatura y nuestra propia experiencia han demostrado que un libro puede acercar a las personas y salvarlas de sus respectivas vidas.
1940, Segunda Guerra Mundial. En plena expansión de las tropas alemanas, el pueblo marinero de Guernsey, en el canal de la Mancha, sufre la ocupación de las Wehrmacht nazis. Todos los víveres son incautados, los animales son confiscados para alimentar a los militares en el continente, centenares de judíos son transportados al pueblo para construir una gran torre de vigilancia en la costa. Nada se puede hacer, salvo plantar patatas. Patatas para comer, para crear licores, para aderezar platos creados con otras patatas. En ese contexto de depresión y pobreza nace un club de lectura, la Sociedad literaria y el pastel de piel de patata, un refugio para afrontar los rigores de una situación insostenible.
¿Se puede pertenecer a alguien sin haberlo conocido todavía? Esta es la pregunta que plantean las autoras Annie Barrows y Mary Ann Shaffer en su novela The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society, una obra de género epistolar que recoge las cartas entre dos personajes antagónicos, la periodista y escritora londinense Juliet Ashton (Lily James) y el ganadero Dawsey Adams (Michiel Huisman), residente en la isla de Guernsey. Como en una novela de Stefan Zweig, la carta de un desconocido también cambia la vida a su destinatario.
1946, un humilde criador de cerdos descubre la dirección de la periodista en el interior de un libro. Con cautela le remite una misiva a la que ella pronto contesta. Juliet, inmersa en la promoción de su libro, encuentra en este extravagante grupo de lectura la inspiración para escribir un artículo, convenciendo a Sidney (Mathew Goode), editor y amigo, del buen material que supondría para su próxima historia.
Prometida en matrimonio con Mark (Glen Powell), un piloto norteamericano, Juliet pone rumbo a la isla sin saber que en esa diminuta localidad a los pies del océano encontrará más afecto, solidaridad y compromiso de lo que jamás habría imaginado. Subyugada por la historia que le relatan Amelia (Penelope Wilton), Eben (Tom Courtenay), Isola (Katherine Parkinson), Elizabeth (Jessica Brown Findlay) y Dawsey, con ellos Juliet, huérfana desde la infancia, conformará una auténtica familia.
Dirigida por Mike Newell (Cuatro bodas y un funeral), La sociedad literaria y el pastel de piel de patata destila un clasicismo profundamente conmovedor. Pese a que el enfoque y la temática puedan recordar en gran medida a otras adaptaciones cinematográficas como La librería (2017) de Isabel Coixet, Su mejor historia (2016) de Lone Scherfig y 84 Charing Cross Road (1986) de David Hugh, las subtramas que ofrece la película, especialmente en torno a Elizabeth McKenna, entregan una nueva visión de la guerra y del calado que tuvo la ocupación nazi del canal de la Mancha, un episodio poco conocido que Newell rescata de manera muy oportuna.
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata no es solo una película en la que se subraye el valor de la resistencia física, intelectual y moral, sino sobre todo la inagotable capacidad de subsistencia, un espíritu que retoma el homenaje a la patata de Agnès Varda en Los espigadores y la espigadora (2000), y que representa no solo una forma esencial de sustento, sino todo un sistema ético.
Se trata, en definitiva, de una oda a la solidaridad, al amor por la lectura y a la necesidad de la escritura como exorcismo de los fantasmas que nos atenazan. Una cinta apacible y a la vez convulsa sobre la capacidad humana de resistir y de luchar.
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