est_la promesaTítulo original: A Promise
Dirección: Patrice Leconte
Guion: Patrice Leconte y Jérôme Tonnerre, basado en la novela de Stefan Zweig, Viaje al pasado.
Reparto: Rebecca Hall, Alan Rickman, Richard Madden.
Género: drama, romance.
Música original: Gabriel Yared
Producción: Olivier Delbosc, Geneviève Lemal, Marc Missonnier.
Imagen: Eduardo Serra.
País: Francia, Bélgica.
Duración: 98 minutos.
Estreno en Francia: 16 de abril de 2014.
Estreno en España: 6 de noviembre de 2015

 

Ser uno de los autores más adaptados en el universo cinematográfico, ya es un seguro de infalibilidad. Stefan Zweig, uno de los escritores más prolijos e insondables de la historia de la literatura, siempre fue fiel a sí mismo, ahondando en lo que hay de recóndito en el alma humana y trasladándolo a un día a día que, en su devenir ordinario, alcanza cotas auténticamente extraordinarias. Si cineastas como Marcel Öphuls, Roberto Rossellini, W. S. Van Dyck o Wes Anderson, han sucumbido a sus historias, adaptando trabajos como Carta de una desconocida, 24 horas en la vida de una mujer o Miedo, es de esperar que Zweig vuelva a conmovernos con otra de sus obras. Así lo vio Patrice Leconte, mítico director de El marido de la peluquera, quien cogiendo el testigo de los grandes, se ha adentrado en la novela Viaje al pasado, para traernos una deliciosa historia de devoción y de deseo. Situada en la Alemania de 1912, y en sentido inverso a la narración literaria, Leconte nos presenta a Friedrich Zeitz (Richard Madden), un brillante joven de origen muy humilde, que entra a formar parte de la industria acerera de Karl Hoffmeister (Alan Rickman).

Imagen de La promesa © 2013 Fidélité Films, Wild Bunch, Scope Pictures. Distribuida en España por Emon Films. Todos los derechos reservados.
Imagen de La promesa © 2013 Fidélité Films, Wild Bunch, Scope Pictures. Distribuida en España por Emon Films. Todos los derechos reservados.

Ante sus esforzados intentos por llevar a lo más alto a la empresa, su dueño ascenderá paulatinamente al joven, haciendo que pase de mero oficinista a su secretario personal. Tan acertadas serán sus prospectivas de negocio y sus movimientos estratégicos, que Hoffmeister no tendrá más remedio que delegar parte de sus responsabilidades en su nuevo ayudante. Como muestra de la confianza depositada en él, Hoffmeister invitará a Friedrich a vivir en su propia casa, donde dispondrá de todo lo que necesita para trabajar con mayor agrado. Será allí donde conozca a Lotte (Rebecca Hall), la joven esposa de Hoffmeister, por quien pronto se sentirá atraído. Su belleza, su tratamiento correcto y su extrema educación embelesarán a Friedrich, quien pasará a formar parte de la familia como un miembro más. Cuando Karl comience a atisbar los signos de deseo en su joven ayudante, no dudará en enviarlo a un largo viaje a México, en donde permanecerá incomunicado cuando estalle la I Guerra Mundial.

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Imagen de La promesa © 2013 Fidélité Films, Wild Bunch, Scope Pictures. Distribuida en España por Emon Films. Todos los derechos reservados.

Historia de pasiones contenidas y de amores irrealizables, La promesa es una propuesta tremendamente atípica en la filmografía de Leconte y, sin embargo, coherente con la tendencia del realizador a retratar la pasión y el deseo. Minimalista en sus actuaciones pero con un exuberante reparto y una sobresaliente dirección de fotografía, destaca en ella, sobre todo, la actuación de dos de sus intérpretes (Rickman y Hall), tan espléndidos y tan generosamente humanos. La aparente pasividad y fragilidad de Lotte (Hall) enseguida se tornan fortaleza y denuedo; así como el a priori desapego del personaje de Alan Rickman, se convierte en tesón y en resistencia.

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Imagen de La promesa © 2013 Fidélité Films, Wild Bunch, Scope Pictures. Distribuida en España por Emon Films. Todos los derechos reservados.

En definitiva, se trata de una historia de anhelos, de esperas y de tensión no resuelta que conseguirá atraer por su aparente frialdad, y que definitivamente cautivará por su intensidad. Y es que no existe convención social que no esconda, por subrepticio que sea, un torrente de emociones capaz de desbancar el riguroso qué dirán.

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