Título original: La maternal. Año: 2022. País: España. Dirección y guion: Pilar Palomero. Fotografía: Julián Elizalde. Reparto: Carla Quílez, Àngela Cervantes, Jordan Dumes, Pepe Lorente, Olga Hueso, Rubén Martínez, Gal-la Sabaté, Neus Pàmies. Producción: Inicia Films, BTeam Pictures, RTVE, TV3, Aragon TV, Movistar Plus+. Duración: 122 minutos. Estreno en España: 18 de noviembre de 2022.
La cosecha del 22 completa su ciclo con una de las mejores películas de este año. La maternal, con su turbador tono y su incontestable acierto, es una de esas producciones tan necesarias como magistrales, en la que se ratifica el talento de Pilar Palomero para llegar al tuétano del espectador y, una vez allí, arrastrarle a un abismo de realidad e incertidumbre.
Todo en La maternal es contradictorio, comenzando por su propio título, que bien podría ser el de su opera prima, Las niñas; porque, efectivamente, es una película sobre niñas. Que luego ellas, de manera extemporánea y riesgosa deban ser quienes alumbren a otros niños es del todo secundario, porque lo que importa son esas menores que deben ser madres mientras pierden por el camino su propia infancia.
Carla (Carla Quílez) es una adolescente de catorce años cuya cotidienaidad está rodeada de pesadumbres. El baile es lo único que consigue abstraerla de la precariedad de una vida de miseria, pasando las horas en el restaurante de carretera de su madre Penélope (Àngela Cervantes), una mujer de la que ya fue separada en el pasado por los servicios sociales. En la actualidad viven juntas, pero su mayor alegría, además del baile, es Efraín, un amigo con el que descubre a retazos la vida adulta. Tras unos días de malestar, su asistente social descubre que Carla está embarazada, siendo separada nuevamente de su madre para ser internada en ‘La maternal’, un centro para menores embarazadas en el que, a golpe de realidad, se descubre que una menor que espera un hijo no es, ni por asomo, lo que la cultura popular señala.
Los dramas de sus experiencias tempranas reflejan la innecesaria etiqueta con una ‘letra escarlata’, puesto que enfrentarse a su propia vida ya entraña suficiente desconsuelo. En ‘La maternal’ comprueba también que los cambios fisiológicos no implican madurez emocional, así como lo fácil que es desbordarse cuando la vida aboca al precipicio.
Gracias a sus mentores Rubén (Rubén Martínez) y Karol (Karol Ruiz-Tagle), Carla podrá ir haciendo frente a lo anómalo de su situación, recogiendo a cada paso jirones de una personalidad que todavía está en proceso de creación.
Triunfante en San Sebastián, donde se alzó con el Premio a Mejor Actriz para Carla Quílez, lo más destacable de La maternal es, sin duda, el modo en que Palomero evita mitificar la maternidad, al tiempo que tampoco la demoniza, mostrándola como cualquier otra circunstancia humana, con sus agrados y sus sinsabores, sobre todo cuando sus protagonistas son solo niñas.
Sorprende la madurez de una cineasta que, con solo dos películas, ha sido capaz de conseguir un estilo netamente personal, una calidad sorprendente y una dirección de actores soberbia. Solo se debe recordar la conmovedora escena del ataque de ansiedad de Carla para comprender la hondura de una directora que sabe expresar con virtuosismo lo que desea contar.
Lo mejor de La maternal es, seguramente, su perfecta y acertada reivindicación de la infancia. En este sentido, es muy valeroso por parte de Palomero atreverse a ilustrar la maternidad adolescente no como un proceso iniciático de madurez, sino de aturdimiento, de soledad, de dolor anticipado e incluso de trauma.
Una historia con innumerables aciertos visuales que no deja de ser un homenaje a aquellas niñas que, erróneamente, algunos consideran adultas.
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