Título original: The Shape of Water
Año: 2017
Dirección: Guillermo del Toro
Guion: Guillermo del Toro, Vanessa Taylor
Reparto: Sally Hawkins, Doug Jones, Michael Shannon, Octavia Spencer, Richard Jenkins, Michael Stuhlbarg, Lauren Lee Smith, David Hewlett, Nick Searcy, Morgan Kelly, Dru Viergever, Maxine Grossman, Amanda Smith, Cyndy Day, Dave Reachill
País: Estados Unidos
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Dan Laustsen
Duración: 119 minutos.
Género: Ciencia ficción.
Producción: Bull Productions, Fox Searchlight
Estreno en España: 16 de febrero de 2018.
Cuando abandonas el mundo que conoces y te enfrentas a lo desconocido, descubres tu auténtica fortaleza y dónde están tus límites.
Arita Baaijens
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Es un placer volver a estar con todos vosotros. Hoy os voy a hablar de uno de los estrenos de la temporada, ganadora del León de Oro en Venecia y nominada a trece premios Oscar, incluidos los de Mejor Director y Película.
La historia nos lleva a un barrio de Baltimore. En una casa, que es medio pensión, destartalada y no muy limpia, vive Elisa (Sally Hawkins), una mujer joven, muda, que todos los días a la misma hora exacta, prepara su comida y su baño. Lo hace con mucha delicadeza, de hecho, da la impresión de ser una persona débil, y como si de una bailarina se tratara, con sus manos va preparando unos sándwiches con tres huevos cocidos. Todo rodeado de agua. A diario le prepara el almuerzo a Giles (Richard Jenkins), su vecino, un hombre que ya va teniendo una edad, y con quien ve programas televisivos y películas de los años cincuenta. A ambos les gustan los musicales de los cincuenta, y ella con sus pies intenta emular a los bailarines de claqué. Giles está muy agradecido a Elisa por sus cuidados, salvo ella y sus queridos gatos, nadie se ocupa de él. Intenta reincorporarse al mercado laboral como diseñador gráfico, pero sus maravillosos dibujos se ven reemplazados por el auge de la fotografía, haciendo que su mundo se vaya resquebrajando.
Elisa también es muy querida en su barrio, su casero, dueño de un cine en los bajos del edificio, le invita a ella y a Giles a acudir a los pases de forma gratuita, pero ella cada noche se dirige en autobús a su trabajo en una zona militar, donde el acceso está restringido y se realizan experimentos en pleno contexto de la Guerra Fría. Allí la espera, todas las noches, su compañera y amiga Zelda (Octavia Spencer) una mujer afroamericana que siempre intenta ayudarle y protegerle. Juntas limpian todo lo que se les ordena. Una noche, en el baño de caballeros, conocen a Richard Strickland (Michael Shannon), un señor no tan ‘caballero’ que porta un arma eléctrica. Él les indica que la necesita porque tienen un nuevo invitado al que deben contener. Las dos se quedan atónitas ante un hombre cuyas teorías acerca del lavado de manos tras las necesidades fisiológicas son tan peregrinas como particulares.
Al acercarse a la zona de contención, ambas descubren a Richard sangrando profusamente, la extraña criatura le ha amputado dos dedos, y piden a las mujeres que se encarguen de limpiar todo aquello. Ambas acuden con sus fregonas, y es entonces cuando Elisa entra en contacto con un ser extraño (Doug Jones), un hombre-pez que respira con branquias y parcialmente con pulmones. Ella poco a poco se va acercando, le prepara cada día huevos duros y le enseña las señales de sordomudos. Él le responde. Un día, el doctor Robert Hoffstetler (Michael Stuhlbarg) se adentra en la zona prohibida y ve a Elisa comunicarse con él, descubriendo que el hombre anfibio tiene inteligencia, pues responde y aprende con ella. Los problemas se acrecientan por el interés en ir al espacio y poder mandar a esa criatura, cuya existencia enfrenta a rusos y norteamericanos, al punto de preferir matar al ser antes de que pueda aventajar al otro bloque. Y como siempre, el final de la historia es para vosotros.
Una de las reflexiones que podemos extraer de La forma del agua, además de la política, es el de la soledad, la soledad de Elisa, la de Giles y la del hombre anfibio que no encuentra a otro ser de su especie. Todos parecen vivir en una suerte de laboratorio, donde sus vidas son observadas en soledad. Sin embargo, sí tienen amistad, Elisa posee una plétora de grandes amigos capaces de sacar fuerza de sus flaquezas para ayudar a su buena amiga. En ocasiones parece que Elisa carece de pareja, pero lo cierto es que no se da cuenta de que todos cuantos le rodean darían su vida por ella, y por ello lo hacen, solo por por ver feliz a Elisa junto con el ser al que ella ama.
Por eso, cuando abandonas el mundo que conoces y te enfrentas a lo desconocido, descubres tu auténtica fortaleza y dónde están tus límites.
Con todo el cariño, desde La Mecedora.
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