Tiene fama de hombre tranquilo y su apariencia no parece contradecir esa vena “fordiana”. Sus gestos, sus buenas maneras y su inconfundible aire de dandy casual, hacen de Diego Martín un actor nada al uso, quien deja traslucir una campechana inocencia no exenta de indudable -y muy atractiva- sofisticación. Tenaz y luchador, a nadie le extraña que donde este madrileño de alma vallisoletana pone el ojo, acabe brotando el éxito, puesto que su talante y su persistente fortaleza, han hecho de este galán fortuito un personaje acreditado y querido por el público. ¿Su truco? Quizá la honestidad y solidez con que afronta su carrera, con cintas dispares que poco o nada tienen en común y que abarcan desde la sangrienta estirpe Borgia hasta la valentía incrédula del fotógrafo de guerra de El último justo, film en el que interpreta al antihéroe por antonomasia y sobre el que nos habla ahora, con la franqueza y ternura a la que nos tiene acostumbrados.
Lucía Tello Díaz.- Es curioso que siempre se te asocie con papeles televisivos, a pesar de que eres un actor que ha participado en bastantes películas, trabajando a las órdenes de grandes como, por ejemplo, Juan Antonio Bardem. ¿Crees que es un handycap trabajar en televisión?
Diego Martín.- Yo no me lo planteo así, por dos motivos. Primero, porque creo que es algo que no puedes controlar, y que está fuera de órbita de lo que uno puede hacer o dejar de hacer, el cómo te consideren, cómo te reciban, o si creen que eres más de “x” o más de “y”. En fin, son aspectos que no puedo controlar. Y segundo, porque tampoco me planteo si el hecho de ser televisivo o cinematográfico o teatral es mejor o peor. Para mí televisión, cine y teatro son vehículos para contar historias y para intentar abordar un personaje. Entonces, desde ese punto de vista, me da igual que la historia transcurra en cualquiera de los tres, siempre y cuando el proyecto y la gente que está involucrada en él me interesen y me apetezca abordarlo. No otorgo ninguna prioridad o prestigio al cine respecto a la televisión, ni considero que la televisión sea de segunda división, ni mucho menos, es más, me parece que es esa actitud la que hace que la televisión tenga muchas cosas de segunda. La televisión no hace cosas por sí sola, es un medio que está ahí para que la gente a la que le apetezca hacer cosas de calidad, las haga. Sólo hace falta que nos decidamos a no tratarla como el hermano tonto.
LTD.- A la hora de hacer esa selección a la que hacías referencia, ¿cuáles son los criterios que te guían a para elegir un guión u otro?
DM.- Para empezar, uno hace los que puede –ríe-. Cuando tenga veintiocho encima de la mesa y tenga que elegir uno, ¡ya te diré! –ríe de nuevo-. Pero bueno, yo sobre todo miro la historia y el personaje. Si las dos son subyugantes, fantástico. Busco que me atrape, que no me aburra, que esté bien escrito, que cree un universo. Yo me considero bastante malo leyendo guiones, porque no termino de visualizarlos. He leído guiones que luego he visto en pantalla y he pensado “qué bien está”. Pero los que sí consiguen que olvide que se trata de un guión, y que consiguen meterme en un universo, esos me atraen mucho.
LTD.- En este sentido, ¿qué es lo que más te ha atraído de este proyecto, El último justo?
DM.- Pues la verdad es que había muchas cosas. Por empezar por lo más superficial, puedo decir que el envoltorio era muy atractivo: el poder rodar en México, el reparto… Además yo tengo una debilidad personal por Federico Luppi, a quien no tenía el gusto de conocer. Esta película, aunque sólo fuera por haber podido compartir charlas con Luppi y aprender de él, y ver cómo está en un set… Ya con eso que me llevo para mí me daría por satisfecho. Pero luego, al conocer al director, antes incluso de leer el guión, me pareció que era un tío con muchísimo talento; desde el principio conectamos mucho, me embarcó y me subyugó con esa pasión que él tiene, que ha hecho que todo el mundo que estaba involucrado en esta película, nos dejáramos capitanear por un tipo que, aunque es su primera película, parece que lleva cuarenta.
LTD.- Y qué me dice de su relación con todo el equipo, en especial con su compañera de reparto Ana Claudia Talancón, con quien parece tener una gran complicidad y compenetración, y junto con la que mantiene alguna escena un tanto tórrida.
DM.- La experiencia ha sido un poco diferente. Ella es una súper estrella allí, trabaja habitualmente en Los Ángeles y tiene una forma de afrontar la profesión de un modo al que quizá aquí nosotros estamos menos acostumbrados. Yo creo que también para ella esta película fue un poco reto, el trabajar con un equipo que no la tenía necesariamente contextualizada como la estrella que es en México, y poder abordar desde ese punto el personaje, considerándose actriz sin ideas preconcebidas, creo que para ella también estuvo muy bien. La verdad es que nos hemos reído mucho y nos lo hemos pasado muy bien. Además nos ha hecho de buena anfitriona por el DF, que es una cosa importante porque necesitas un buen anfitrión en México.
LTD.- El hecho de que su personaje sea periodista, ¿qué cree que ha aportado a la historia?
DM.- Pues para mí es fundamental, más que el hecho de que sea periodista, el que sea fotógrafo. Hay un paralelismo muy claro, además de ser absolutamente intencional el que sea fotógrafo. El personaje es alguien acostumbrado a ver la realidad a través de un visor, y a que ya no le afecten los horrores, puesto que es fotógrafo de guerra. En lo que es su propia vida, vive de algún modo anestesiado. Esa forma de enfocar el personaje desde el punto de vista del voyeur parece que es un tema que toca hoy mucho. Nos hemos acostumbrado a ver la vida de los demás, a sentir con sus desgracias y a alegrarnos con sus éxitos; parece que cada vez hay menos vida propia, que vivimos en una especie de ficción de la que todos somos espectadores. Yo creo que eso nos anestesia un poco. Había una frase en la película que expresa muy bien esto, y es cuando él decía que desde el visor de la cámara, en vez de estar viendo que hay cadáveres o que están asesinando a alguien, lo único de lo que se está ocupando es de ver la luz, enfocar y el encuadre. Por ello me pareció que era un vehículo o una imagen representativa del tipo de cosas que nos pasan en la sociedad de hoy en día.
LTD.- Para concluir, ¿podría adelantarnos parte de los proyectos futuros que tiene previstos?
DM.- Respecto a los proyectos futuros, empiezo a grabar ahora la segunda temporada de Hermanos y detectives, y estaremos centrados en ello, que bastante tiempo nos lleva –ríe-, y a ver qué cosas surgen… Pero bueno, el futuro es amplio y esperemos que no sea excesivamente árido –ríe de nuevo-.
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