Los ríos más profundos corren con menos ruido.
Quinto Curcio
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Hoy, en un día tan especial, os voy a hablar de La buena esposa (2017, Björn Runge), película escrita por Jane Anderson y basada en la novela de Meg Wolitzer.
La historia nos lleva a la habitación de Joan (Glenn Close) y Joe Castleman (Jonathan Pryce), un matrimonio que recibe una llamada telefónica en la que les informan de que a Joe se le ha concedido el Premio Nobel de Literatura, debiendo prepararlo todo para ir a recibirlo. El júblio de la pareja es tan grande que los saltos sobre el colchón de la cama hacen patente la alegría de ambos. A Joan le comunican lo que debe hacer para ayudar en todo momento a su marido, pues las felicitaciones, la prensa y las fiestas suponen mucho ajetreo para los premiados. Tras celebrarlo con su familia, su hija embarazada (Alix Wilton Regan), su hijo (Max Irons) y todos sus invitados, se ponen en camino.
En principio, la pareja está feliz y encantada con todo, pero Joan parece anestesiada, su forma de comportarse rutinaria y poco emotiva da que pensar. Los preparativos de Joe, un hombre que padece del corazón, le agotan, y más cuando su editorial le asigna a una fotógrafa que le sigue en todo momento para inmortalizar el proceso.
Joe es un hombre al que le gustan mucho las mujeres, estableciendo un flirteo continuo con la bella fotógrafa. Joan, por su parte, está todo el día preocupada por su marido, por sus pastillas, por su comida. Una noche se despierta y Joe esta en el comedor bien acompañado por la fotógrafa mientras cena copiosamente. Ella, en camisón, le observa tras una columna, decidiendo regresar a la habitación.
Esto hace que ya no acompañe a los ensayos a su marido, yendo a dar una vuelta por la ciudad, encontrándose con Nathaniel Bone (Christian Slater), quien está escribiendo la biografía de su marido. La invita a tomar algo y, allí, comienza a contarle todo aquello que ha ido descubriendo desde que estudia la obra y el proceso literario de Joe Castleman. Le comeneta que sus libros, antes de que apareciera Joan en su vida, eran lineales y carecían de fuerza.
De hecho, concluye que los actuales libros de Joe se parecen más a los primeros trabajos de Joan. Entonces ella hace una retrospectiva de su vida, regresa a la Universidad y a los años en que su marido era su profesor de Literatura. A Joe le gustaba cómo escribía ella y le invitaba a reuniones con personas influyentes. Una de las veces se encontró con la escritora Elaine Mozell (Elizabeth McGovern), quien le advirtió de dónde acabarían sus libros, exactamente donde los suyos, olvidados en una estantería. La aventura es para vosotros.
Es una película triste, sobre todo por lo que implica una protagonista que está y no está; que parece feliz, pero no lo es, algo que queda patente en el invierno gris de Estocolmo.
La historia de mujeres que han escrito bajo seudónimos o con el nombre de sus parejas es archiconocida, y es una pena porque escribir, que sale de dentro, es lo más parecido a un hijo, todos tenemos derecho a que reconozcan nuestro trabajo y nuestra valía. El altruismo es hermoso, cierto, pero que se pueda disfrutar del fruto del trabajo propio también lo es.
Por eso, los ríos más profundos corren con menos ruido.
Con todo el cariño desde La Mecedora.
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