Dirección: Peter Berg.
País: USA.
Año: 2008.
Duración: 92 min.
Género: Acción, fantástico, comedia.
Interpretación: Will Smith (Hancock), Jason Bateman (Ray), Charlize Theron (Mary), Eddie Marsan (Red), David Mattey (Man Mountain), Maetrix Fitten (Matrix), Thomas Lennon (Mike), Johnny Galecki (Jeremy).
Guión: Vy Vincent Ngo y Vince Gilligan.
Producción: Michael Mann, Akiva Goldsman, Will Smith y James Lassiter.
Música: John Powell.
Fotografía: Tobias Schliessler.
Montaje: Paul Rubell y Colby Parker Jr.
Diseño de producción: Neil Spisak.
Vestuario: Louise Mingenbach.
Estreno en USA: 2 Julio 2008.
Estreno en España: 18 Julio 2008.
Forbes nunca se equivoca: si Will Smith es el actor que más dinero acaudala por película, será por algo. Con sus ochenta millones de dólares ganados en lo que va de año, no es de extrañar que este intérprete elija con precisión quirúrgica los proyectos en los que se embarca. En esta ocasión, el que fuera Príncipe de Bel-Air, reconvertido en príncipe de la taquilla, nos presenta Hancock, film de ciencia ficción que protagoniza y produce, en el que se nos narra la historia de un superhéroe patán y ebrio, que ha perdido el referente de lo que significa gozar de la inmunidad, inmortalidad y la fuerza. Harto del desprecio de la ciudadanía –descrédito por otro lado comprensible y más que justificado-, John Hancock se ha transformado en un sociópata cómodo, en constante estado de embriaguez, que tiñe cada hazaña memorable con un inconfundible toque de desdén, provocando unos destrozos materiales tan cuantiosos, que la sociedad prefiere prescindir de sus servicios heroicos en aras del bien público. A pesar de interceder por la comunidad en innumerables ocasiones, la figura de Hancock está irremisiblemente dañada por la mala imagen que de él difunden los medios, auténticos testigos incansables de todas las torpes acciones del superhéroe.
Todo cambiará cuando Ray Emberey (Jason Bateman), un asesor de imagen compasivo y bienhechor, es rescatado in extremis de una muerte segura, lo que precipita que se vea en el deber de renovar la percepción que de Hancock tiene la opinión pública. A esta ardua tarea no contribuirá el desaire constante del protagonista, quien rehúsa desterrar todas las prerrogativas de las que ha gozado hasta el momento. No obstante, la acción redentora de Ray, junto con la misteriosa presencia de la esposa de éste, Mary (la oscarizada Charlize Theron), harán que Hancock acceda a ingresar en prisión y cambiar su imagen, aunque ello suponga que aprenda a dar las gracias, a reconocer el trabajo ajeno y a enfundarse en un traje de súper hombre que remite a los de Batman o Superman, y que a nuestro protagonista le parece excesivamente apretado. Genial film de acción de Peter Berg (director, entre otras, de Very Bad Things, 1998), en Hancock encontramos una película en la que el refinamiento en el universo de los efectos especiales llega a su punto culminante. Emotiva, entretenida y fascinante, adolece sin embargo de una trama que parece haber sido apocopada, con unas elipsis que se antojan demasiado rápidas y un desenlace precipitado y artificiosamente buscado. Ni que decir del descubrimiento de la naturaleza del superhéroe y del segundo gran misterio de la película, un ensamble abrupto y brusco que parece encajar las piezas de un puzzle inaprehensible de la manera más caótica, aduciendo justificaciones un tanto inverosímiles pero que, no se le puede negar, tampoco desdicen dentro de una trama en la que un superhéroe inmortal es el protagonista. Todo ello, insistimos, en una película no exenta de ganchos incontestables, como las albóndigas Super-Size que impresionarían al mismísimo Morgan Spurlock, y una vuelta de tuerca a un universo ejemplarizante que nunca padeció falla alguna –quién le iba a decir a la industria Marvel que, en el futuro, los superhéroes iban a precisar de un asesor para mejorar su imagen de cara a la opinión pública-. Sin dar más datos que pudieran servir de auténticos spoilers en una película que, verdaderamente, posee sorpresas inconfesables, es Hancock un film de verano pero con vocación atemporal, en la que toda la familia podrá disfrutar de la fuerza y capacidad desmedidas del único e inconfundible súper hombre de esta producción, con la venia de Hancock: el gran Will Smith, sin ninguna duda.
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