Un plano en blanco se rompe únicamente con la aparición de un coche oscuro que se abre paso entre una gran nevada. Es el coche que Jerry les proporcionará a dos hombres para que secuestren a su mujer y así poder obtener dinero de su suegro para el cual trabaja dirigiendo un concesionario del que ha sacado el modelo Sierra Marrón que será objeto de la búsqueda por parte de la policía. Este aparentemente sencillo argumento extraído de las noticias de un periódico es el guión escrito por los hermanos Coen y dirigido por Joel, quien sería premiado como Mejor Director en el Festival de Cannes de 1996. Guión y actriz, su ya habitual colaboradora y esposa, Frances McDormand obtendrían sendos Oscar.
En la obra sobresale el humor negro con el que está narrada hasta el último minuto. Las tres historias que la componen se producen por separado sin entrelazarse hasta el desenlace y unos minutos iniciales en los que Jerry contacta con los secuestradores, pero el argumento de todas ellas exceptuando momentos escasos y puntuales se desarrollan por separado. Por un lado está Jerry con sus problemas familiares causados por un suegro que lo empequeñece y menosprecia, y por unas dificultades económicas e ilegales que se irán descubriendo en la narración y por las que simula el secuestro de su esposa. Por otro lado están los secuestradores, Carl (Steve Buscemi) y Gaear (Peter Stormare). El primero comunicativo el segundo impasible, silencioso y con una mirada perdida en la que se vislumbra que es un ser realmente peligroso.
Y la tercera historia, la de una heroína, Marge y su mundo. Pese a estar embarazada de siete meses, poseer una dulce voz y apacible y tierna forma de ser, ella sola es quien descubre, se enfrenta y detiene a un hombre despiadado y peligroso. Dista mucho de ese tipo de heroína rayana al prototipo de amazona, fuerte, de movimientos rápidos y ágiles y diestra en la lucha cuerpo a cuerpo, y sin embargo, sus resultados son igualmente positivos usando su amabilidad y su mente. A pesar de todo lo terrible que rodea a Marge y a su mundo, es el más feliz de los tres narrados. Los policías y sus entrañables diálogos despiertan ternura incluso cuando se hallan ante el escenario de un sangriento homicidio.
Minnesota, tierra donde está localizada la acción y de donde son oriundos ambos hermanos, es representada de una manera estereotipada. Sus habitantes son seres felices y mentalmente algo más lentos que los demás. Parodia ya representada en la década anterior en la sitcom Las chicas de oro por el personaje de Rose (Betty White).
La trágica y sangrienta historia de asesinatos adquiere un tono cómico, el característico humor negro de los Coen, no solo por medio de los diálogos, sino también por ciertas imágenes grotescas aderezadas por miradas y actuaciones sobresalientes por parte de los actores. Así sucede con la escena final de la captura del secuestrador convertido en un carnicero descuartizador de sus presas, que tritura en una máquina para hacer serrín. El blanco níveo queda teñido por el rojo de la sangre que fluye por el aire. El sanguinario acto interrumpido por la inspectora resulta cómico, tanto por la mira de estupor de McDormand como por el trozo de pie que sobresale aún sin picar.
El absurdo de los personajes y situaciones, no debemos olvidar el inicial secuestro, arrancan la sonrisa del espectador, quien inevitablemente se divierte ante los sangrientos acontecimientos.
Un absurdo que resulta recurrente en sus mejores y más notables trabajos.
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