Aquello que no se puede evitar se hace más llevadero con la paciencia
Horacio
Queridos amigos de Todo es cine:
Es un honor poder volver a escribir para todos vosotros. Os hemos preparado un especial del Reino Unido y yo me he decantado por la película El hombre tranquilo (1952, John Ford), la cual se llevó dos premios Oscar, el de Mejor Fotografía a color, y el de Mejor dirección.
Imagen de The Quiet Man, a John Ford and Merian C. Cooper’s Argosy Production. Todos los derechos reservados
La historia se desarrolla en Irlanda. Un forastero, Sean Thornton (John Wayne), llega al pueblo de Innisfree huyendo de su pasado, en el que había sido boxeador y, en un combate, tuvo un accidente quedando lesionado de muerte su contrincante.
Este episodio de su vida hace que vuelva a sus raíces, y en este intento, regresa a la tierra de sus mayores. Pero allí se encuentra con Mary Kate Danaher (Maureen O´Hara), de la que pronto se enamora, a pesar de que su hermano le hace la vida imposible. Los escollos por los que deben pasar, y las viejas tradiciones de todo un pueblo que sólo desea verles felices -aun contra la voluntad del cacique de sus tierras y futuro cuñado-, hacen de su relación todo un reto. Este hombre, sin embargo, hará todo lo posible e imposible para que no aflore la furia que le provoca este personaje, hasta el punto de perder a su chica, ya que ella no entenderá la falta de sentimientos y la frialdad con la que Sean la dejaba pasar.
Con un final feliz, esta bonita historia llena de paisajes agrestes y beso con viento huracanado, es una película que os hará tener una estupenda tarde, con o sin palomitas.
La moraleja es cuando menos cordial, amable: después de una vida llena de torpezas y con un desencadenante fatal, a Sean no le apetece volver a la lucha, sabe que no lleva más que a la destrucción e intenta por todos los medios que la palabra sea su estandarte; pero a veces un poco de sentimiento también contribuye a que no parezca todo tan forzado. Finalmente Sean lo consigue.
Que al igual que el hombre tranquilo, consigamos las cosas de la mejor manera posible, y sin tener que dar un golpe en la mesa: que el único golpe sea de suerte.
Con todo el cariño, desde la Mecedora.
Deja un comentario