Con perseverancia mucha gente extrae un éxito de lo que parecía destinado a un fracaso seguro.
Benjamin Disraeli
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Estrenamos mes y año y, con ellos, traemos una nueva película, En buenas manos (2018, Jeanne Herry). La historia nos lleva a Francia, allí una joven madre deja a su bebé recién nadico para que el estado se haga cargo de él, y es entonces cuando comienza la aventura de nuestro héroe Theo, tan pequeño, tan indefenso y tan solo. Pronto monitorizan su corazón y este late muy fuerte, demasiado.
A su vida llega Jean (Gilles Lellouche), un trabajador del estado cuyo cometido es acoger a los bebés y darles cuidados en la que es su primera acogida al mundo. Jean le habla, pregunta a las enfermeras y cuidadores qué atenciones ha recibido, cómo han sido sus primeros momentos de vida, si le han hablado, si le han dado algún tipo de calor humano.
Cuando puede llevarse a Theo a casa, convivirá con su esposa y con su hija adolescente. El arduo trabajo de Jean es, ante todo, entregarle todo el amor posible al niño, todo el calor humano que pueda. Le coloca cerca del cuerpo, y le tiene colgado cerca del corazón. Le habla y le estimula, pues Theo no parece reaccionar con los reflejos propios de un niño de su edad. Eso hace que Jean siga indagando acerca de sus primeros momentos de vida, si su madre le habló al nacer, si alguien le dijo algo.
Cada momento de la vida de Theo lleva el calor y la protección de Jean, y así va cogiendo peso, le conoce y le sonríe. Mientras tanto, las trabajadoras sociales, especialmente Karine (Sandrine Kiberlain), le buscan una familia, un hogar donde Theo pueda seguir su evolución tras ese trauma inicial, en el que pueda crecer en el amor de una nueva familia. Y así entra en su vida Alice (Élodie Bouchez), una chica que lleva años esperando un bebé. La historia sigue y esa aventura es para vosotros.
He creído que esta película es la idónea para estos momentos, porque nosotros también comenzamos una nueva etapa, un año, casi una década nueva, y con ella volvemos a comenzar. Pero nunca está de más recordar a los niños, ellos sí comienzan de verdad, traen pocas cosas en su “hatillo”, y somos nosotros, todos, quienes debemos mirar por nuestros niños. Cualquier cosa que les pase queda en su cabeza, y eso marcará también su futuro. Por eso, cuando se trata de bebés, de niños, debemos tener en cuenta que son de la tribu, nosotros somos esa tribu, y somos quienes debemos cuidar a nuestro futuro. Ellos serán los hombres y las mujeres del mañana y recordarán para su descendencia cómo se hacía este proceso, un proceso de amor y de cuidados.
Por eso, con perseverancia mucha gente extrae un éxito de lo qeu parecía destinado a un fracaso.
Con todo el cariño, feliz año nuevo para todos, y que sea un año de éxitos.
Desde la Mecedora.
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