La vida es demasiado corta
para perder el tiempo odiando a alguien.
Regina Brett
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Es un placer volver a ponerme en contacto con todos vosotros, aunque le dediquemos esta sección a recordar. Es obligado devolver, aunque sea con unas palabras, las cosas y los trabajos que otros han dejado para nosotros. Por ello hoy vamos a recordar a Michael Clarke Duncan, y la película que hemos escogido para tal evento es La milla verde (1999, Frank Darabont), basada en el libro El pasillo de la muerte de Stephen King.
Imagen de La milla verde. Castle Rock Entertainment, Darkwoods Productions, Warner Bros. Todos los derechos reservados
La historia nos lleva a la vida de Paul Edgecomb (Tom Hanks), un hombre que trabaja en la prisión de Cold Mountain (Louisiana). Mediante su vida vamos a ir penetrando en la vida de un recluso que cambiará para siempre el futuro de Edgecomb. John Coffey (Clarke Dunkan), es un hombre afroamericano muy grande, quizá demasiado, que va a parar a su centro pues, por el mismo efecto que provoca en la gente que le ve, se le achacan todos los sucesos más crueles y horrendos. Gran fallo. John es la persona más buena y con unos poderes inauditos. Sólo Stephen King podía llevarnos a los momentos que John, por medio de ese corazón tan grande y esa capacidad de amar, aun cuando le están haciendo daño, que es capaz de dar. Él sabe lo que tiene y sabe la responsabilidad de la que es merecedor. Y termina en una prisión de alta seguridad, donde está en espera de la pena de muerte. Sólo un ratoncito que tienen los reclusos, al que dan de comer y cuidan, les brinda la humanidad que él también necesita, al margen de tanto odio que recibe por ser una persona que sana y se lleva el mal de los demás. Creo que os gustará verla, el final, como todos los de este autor, no os dejará indiferentes, queda un algo que quizá haga saltar alguna lágrima, pero seguro que a los amigos del género les encantará.
Michael Clarke Duncan (diciembre 1957), nos ha dejado el 3 de septiembre de este año. Y acostumbrado a papeles que también le van con su físico, como el de “matón” en Falsas apariencias, aquí el físico le ofrece la oportunidad de demostrar que detrás de una fachada que aparentemente nos puede inspirar miedo, está un ser humano maravilloso.
Con todo el cariño, desde la Mecedora.
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