Al cabo de los años, un hombre puede simular muchas cosas, pero no la felicidad.
Jorge Luis Borges
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Es un placer volver a estar con todos vosotros. Hemos empezado un nuevo mes y, con él, vamos a analizar una película francesa de Gilles Lellouche, El gran baño (2018).
La historia nos presenta a Bertrand (Mathieu Amalric) un hombre al paro que lleva dos años sin encontrar trabajo; eso le mina poco a poco la autoestima, hasta desembocar en una depresión. Las personas de su entorno no se lo ponen fácil, y es en la piscina donde puede sumergirse en sus pensamientos y dejarlos flotar.
Un día, la casualidad del lleva a ver en el tablón de anuncios que están formando un equipo masculino de natación sincronizada; como última esperanza Bertrand arranca el pedacito de papel y se lo lleva a su bolsillo. Se apunta al equipo, un grupo de hombres de varias edades y distinto estatus social que, sin embargo, en el fondo comparten el mismo problema, el no creer en sí mismos.
Su monitora Delphine (Virginie Efira) es una chica joven que fue gimnasta olímpica, pero a quien un accidente, en el que su compañera Amanda (Leïla Bekhti) quedó en silla de ruedas, ha convertido en alcohólica. Pero ella, con paso firme, lee a su equipo páginas de libros, para que así sus pupilos puedan hacer aquello a lo que parecía que no fueron llamados. Cuando reaparece su exnovio, Delphine volverá a beber, lo que hace que sea Amanda quien se deba hacer cargo del equipo; poco a poco su mano recia e implacable hará que las cosas vayan cambiando. La historia os la dejo para vosotros.
El gran baño es una comedia repleta de matices que os recordarán a Campeones (2018, Javier Fesser), y a otras tantas películas de superación que enseñan que no hay más desesperanza que la que nosotros proyectamos, y que juntos, el grupo, lo logramos todo.
Esto es importante, pues el ser humano es un ser sociable, y gran parte de los problemas psicológicos que nos aquejan proviene de la falta de apoyo social. Esta carencia va minando paulatinamente; por eso es imprescindible el grupo, porque hace que se saquen las fuerzas, incluso cuando no se imagina que se poseen.
Por eso, al cabo de los años, un hombre puede simular muchas cosas, pero no la felicidad.
Feliz mes de junio para todos, os deseo toda la felicidad del mundo.
Con todo el cariño, desde la Mecedora.
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