La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla.
Jorge Santayana
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer estar con todos vosotros. Empezamos nuevo mes y con él nuevo curso. En este verano hay una noticia que por lo menos ha pasado en este país y ha traspasado fronteras. Para ir poniéndonos en situación, y nunca metiéndonos con la autora (líbrenos de tan sucio sentimiento), desde estas páginas le dedicamos este artículo con todo respeto y admiración a la señora Cecilia Jiménez, quien ha sido portada de todo medio impreso con su Ecce Homo.
Imagen de Bean, lo último en cine catastrófico. Polygram Filmed Entertainment, Working Title Films, Tiger Aspect, todos los derechos reservados.
La película de la que vamos a hablar a colación de esta noticia es Bean, lo último en cine catastrófico (1997, Mel Smith). Se trata de una historia contada con todo humor, típico del magnífico Mr. Bean, el cual trabaja en la National Gallery de Londres y, en vista de su incompetencia y por arte del destino, acaba yendo a un prestigioso museo en Los Ángeles. Allí le recoge David Langley (Peter MacNicol), quien trabaja en la galería y le acoge en su casa. Toda la familia al principio se queda boquiabierta por las típicas meteduras de pata del personaje. Una de ellas es el rehacer la cara del cuadro que él custodiaba (La madre de Whistler), quedando una pintura singular. Y aquí comienzan las peripecias.
Como sin saberlo, le ha pasado a Cecilia lo mismo, una amiga ya para todos pues ha sabido ganarse el corazón de la gente. Una amable señora que en el pueblo de Borja (España), en una iglesia que sólo se abre para dar misa los domingos de verano, había un fresco, el cual ella había restaurado más veces. Pero la casualidad hizo que en este verano y por las ocupaciones de esta señora, al tener a su cargo a un hijo con problemas de movilidad, hizo que su obra se quede inconclusa, y que le saliera un viaje para poder ir con su hijo a veranerar. Nadie suponía que eso iba a ser la causa de su fama.
El trabajo quedó así y, poco a poco, se hizo famosa. No por la vida que hasta ahora hacía en el anonimato, ni las veces que ha pintado cuadros (aunque todos sus vecinos y amigos tengan uno), sino en la oportunidad del destino.
Cuántas veces a personas mayores o de una edad que a la que ya no esperas nada, hay tanta gente a la que le llega la fama, haciendo lo mismo y siendo lo mismo, el destino te está esperando. Por lo general es de joven, a veces son niños estrellas como Shirley Temple o Judy Garland, pero nunca se habla de cuando la vida te da más oportunidades. Me alegro de que Cecilia vea su obra, aunque la rectifiquen, pero su vida y su momento de gloria lo ha tenido, aunque casi le dé un patatús al principio. Pero ahora es la reina de Internet. No hablamos de salir con un spray y customizar todo lo que encuentres, pues no es cuestión de encontrarlo, sino de que te encuentre.
Nunca sabes lo que puede estar a la vuelta de la esquina y a qué edad te puede sorprender. Enhorabuena a todas las personas excepcionales, como tú. La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla.
Feliz septiembre, buen empezar para todos desde la Mecedora.
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