Título original: A Rainy Day in New York. Año: 2019. Duración: 92 minutos. País: Estados Unidos. Dirección y guion: Woody Allen. Fotografía: Vittorio Storaro. Reparto: Timothée Chalamet, Elle Fanning, Selena Gomez, Jude Law, Annaleigh Ashford, Rebecca Hall, Diego Luna, Liev Schreiber, Cherry Jones, Will Rogers, Taylor Black, Kathryn Leigh Scott, Kelly Rohrbach, Edward James Hyland, Natasha Romanova, Suki Waterhouse, Griffin Newman, Claudette Lalí, Jacob Berger, Elijah Boothe, Dylan Prince, Olivia Boreham-Wing, Liz Celeste, Catherine LeFrere, Tyler Weaks, Chris Banks, Gurdeep Singh, Suzanne Smith, Geoff Schuppert, Deniz Demirer, George Aloi, Cole Matson, Marko Caka, Shannone Holt. Producción: Gravier Productions, Perdido Productions. Distribuida en España por: A contracorriente Films. Género: Comedia. Estreno en España: 11 de octubre 2019.
Existen directores que realizan películas, y cineastas que van un paso más allá recreando mitos. Woody Allen hace años que se reveló más como artista que como manufacturero, a pesar de que el vertiginoso ritmo de sus creaciones pudiera llamar a engaño. A pesar de los dificultoso de sacar adelante Día de lluvia en Nueva York, Allen consigue con esta nueva cinta devolver a las pantallas un cine que ya parecía extinto, con un purismo y un clasicismo poco propios de la edad contemporánea. Y lo hace condensando su arte en apenas una jornada, conducida por dos personajes a priori poco allenianos que, si bien superan la veintena, no parecen alcanzar la adolescencia. Lejos quedan los adultos atormentados, los maduros arrepentidos, los mayores frustrados, para abrir paso a unos opulentos millennial que, pese a desconocer lo que quieren, distinguen a la perfección lo que no desean.
Gatsby Welles (Timothée Chalamet) es el hijo díscolo de una familia pudiente de Manhattan. Criado con una exuberancia y un buen gusto casi orgiásticos, su acceso a la cultura ha sido efusivo desde temprana edad, lo que convierte a su madre (Cherry Jones), promotora de su refinada crianza, en objeto de su animadversión.
En un mundo en el que las apariencias son más importantes que el contenido, Gatsby es llevado a una prestigiosa universidad donde conoce a Ashleigh (Elle Fanning), una estudiante de periodismo proveniente de Arizona, quien pronto se convierte en su novia. Al amor que les une se suma la garantía de que la riqueza de ambas familias esté asegurada, por lo que la asociación de Gatsby y Ashleigh parece eterna, hasta que llega irremediable una prueba de fuego: el periódico de la universidad encomienda a la joven entrevistar al atormentado cineasta Roland Pollard (Liev Schreiber) en Nueva York.
Durante un fin de semana en la Gran Manzana, Ashleigh y Gatsby deberán poner a prueba la resistencia de su unión y, sobre todo, el material con el que está forjada su avidez de experiencias. La katábasis a la que se enfrenta Ashleigh, seduciendo intelectual, física y espiritualmente a tres hombres -el guionista Ted Davidoff (Jude Law), el actor Francisco Vega (Diego Luna) y el propio director Pollard- en una misma noche, le llevan a conocer los límites de su propia fidelidad y el amor que profesa a Gatsby. Este, a su vez, se ve envuelto en un personalísimo viaje a los infiernos en el que deberá calibrar la confianza que deposita en su pareja, reevaluar la conceptualización que tiene de su madre y decidir el rumbo que debe tomar su vida, una decisión en la que influirá sobremanera el reencuentro con Chan (Selena Gómez), una antigua amiga de la alta sociedad con cuya hermana tuvo un idilio años atrás.
Como una relectura del mito de Orfeo y Eurídice, Gatsby recorrerá la ciudad para rescatar a su ninfa traciana de las garras del placer neoyorkino, mientras él mismo será seducido por sus innumerables encantos.
Película divertida, elegante y que exuda clasicismo por cada poro, Día de lluvia en Nueva York destaca, sobre todo, por una fotografía impecable filmada por un grande como Vittorio Storaro, que imprime a cada fotograma de una precisión emocional no apta para neófitos. Con la luz y la vibración cromática de Storaro sin duda el nuevo filme de Allen se expande, entregándole un volumen y un pulso inconfundibles.
Tampoco podemos desdeñar el guion de Allen, clásico en sus postulados, cabal en su desarrollo y, potenciado por la dirección, en todos los sentidos remitente al Hollywood dorado, con ambientes, personajes y situaciones que tanto recuerdan al Gregory La Cava de Al servicio de las damas (1936) y La muchacha de la Quinta Avenida (1939).
En definitiva, una película en absoluto menor, con una planificación visual de primera magnitud y la calidad de aquel cine al que reconforta volver de tanto en tanto, con la actualidad juvenil de una generación aún por descifrar. Muy recomendable.
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