En 1952 una de las películas más reconocidas en los Oscar fue Solo ante el peligro de Fred Zinnemann. La magistral actuación de Gary Cooper se llevó el de Mejor Actor, el montaje, la banda sonora y la canción fueron los restantes premios obtenidos.
Un actor que a sus 51 años se encontraba en un momento bajo de su carrera y que no fue la primera opción para interpretar al sheriff Will Kane. Sin embargo, la imposición del mayor inversor de la cinta de que fuera Cooper el actor resultó ser un gran acierto. Nadie como él habría reflejado tan sutilmente el miedo de un héroe al cual todos abandonan a su suerte. Manteniendo esa mirada tan característica en los planos cortos que muestran su rostro sudoroso, aumentando tanto la sensación del calor asfixiante como de los nervios, y que a pesar de ello conserva su impecable estilo elegante hasta el final.
La obra, basada en un relato corto de John W. Cunningham es una crítica a una sociedad en la que se absuelven a corruptos y asesinos, quienes a presados por fuerzas del orden y condenados por la ley, recobran la libertad ante la impotencia de los que les apresaron y juzgaron.
La obra critica la hipocresía social: ninguno de los presentes se atreve a enfrentarse a los criminales, pese a ver su mundo amenazado. Will Kane se queda completamente solo, todos le dan la espalda. Únicamente los más desvalidos están a su lado, un anciano tuerto y un niño. Obviamente el héroe no acepta dicha ayuda. Así mismo, las mujeres, que socialmente no era aceptable que se defendieran o fueran útiles en ese sentido, están de su lado.
Pero una persona le ayuda en el duelo final en el cual se enfrenta a los cuatro forajidos, su esposa Amy, interpretada por una joven Grace Kelly. Una mujer con la que acaba de contraer matrimonio. Exactamente llevan casados una hora y veinte minutos, el mismo tiempo que dura la película. Y es que en Solo ante el peligro el tiempo es una obra de arte, acucia con su transcurso y estresa tanto a héroe como a espectador.
El asesino llega en el tren de las doce para quitarle la paz al pueblo y asesinar al sheriff. Los relojes cobran especial relevancia, son un protagonista más. Las continuas tomas de sus manecillas, péndulos, puestas en hora y demás, dejan presente cada cinco minutos o menos la fugacidad del tiempo, algo que el protagonista no tiene, es breve y cada minuto que transcurre sigue sin reclutar a ningún valiente que le ayude. Un héroe humanizado por su temor, por no querer ser un héroe, como él dice, pero el deber, el hacer lo correcto tienen más peso.
Esta crítica a una sociedad cobarde y corrupta hico que el senador McCarthy pusiera en su lista negra a Carl Foreman, el guionista, teniendo la situación un paralelismo con la obra. El productor y el protagonista no se mantuvieron a su lado. Sin embargo, pese a sus ideas conservadoras, cuando Cooper fue llamando a declarar ante el Comité, no denunció a ninguno de sus compañeros.
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