Título original: Bullet Train. Año: 2022. Duración: 126 minutos. País: Estados Unidos. Dirección: David Leitch. Guion: Zak Olkewicz. Novela: Kotaro Isaka. Música: Dominic Lewis. Fotografía:Jonathan Sela. Reparto: Brad Pitt, Joey King, Aaron Taylor-Johnson, Brian Tyree Henry, Andrew Koji, Hiroyuki Sanada, Michael Shannon, Sandra Bullock, Zazie Beetz, Logan Lerman, Masi Oka, Miraj Grbic, Bad Bunny, Johanna Watts, Pasha D. Lychnikoff. Producción: 87North, CTB Inc, Fuqua Films, Sony Pictures Entertainment (SPE). Distribuida en España por: Sony Pictures Entertainment (SPE). Estreno en España: 5 de agosto de 2022.
Cuando un especialista en acción reconduce su carrera hacia los derroteros de la dirección, el resultado no puede ser sino trepidante. Tras John Wick (2014), Atómica (2017) o Deadpool 2 (2018), amén de la prepandémica Fast and Furious: Hobbs and Shaw (2019), David Leitch parece haber encontrado su lugar en la acción con un estilo a medio camino entre Drew Goddard y Quentin Tarantino, con algún que otro ribete entreverado de los Coen y Guy Ritchie.
Basada en la novela Maria Beetle de Kôtarô Isaka y deudora de filmes como Bad Times at the El Royale, de esta parece haber destilado su protagonismo coral y su propensión a la concatenación de desdichas, si bien Leitch sabe explotar una visión cómica que responde al sinsentido posmoderno, tan cargado de desconfianza, de psicologismo y de filtros como una red social. Pero Bullet Train es, además, un buen artefacto de entretenimiento, un producto creado por y para la diversión que cumple con creces su cometido ofreciendo dos horas de acción, violencia, comedia negra y hemoglobina. Mucha hemoglobina.
Ladybug o ‘mariquita’ es el nombre en clave que recibe un sicario (Brad Pitt) que es contratado para adentrarse en el tren bala de Tokio y robar un maletín. Su jefa (Sandra Bullock) le encomienda esta tarea, a pesar de que Ladybug está atravesando una etapa difícil que ha requerido de innumerables sesiones de psicoterapia. Repleto de paz interior y dispuesto a no permitir que la ira frene su potencial para la paz, acepta el reto de sustraer el maletín sin hacer uso de ningún arma.
En el mismo tren viajan otros cuatro asesinos a sueldo, con distintos gradientes de crueldad e inteligencia, los cuales anhelarán el mismo fin: tener en su poder el maletín que atesoran Limón (Brian Tyree Henry) y Mandarina (Aaron Taylor-Johnson). El cometido de estos es llevar a un joven (Logan Lerman) junto a su padre, el capo Muerte blanca (Michael Shannon). Este objetivo se tornará imposible de cumplir cuando Ladybug robe el maletín y el chico aparezca asesinado.
Mientas tanto, en otro vagón, un padre desesperado (Andrew Koji) es secuestrado por Prince (Joey King), una joven burikko que se escuda en su candor para perpetrar las más oscuras atrocidades. Si a ello se le suma la llegada de El lobo (Bad Bunny), de otra sicaria disfrazada (Zazie Beetz) y de una serpiente extremadamente venenosa, la operación está servida.
Con un sentido del humor encomiable y carente de toda reflexión ética, Bullet Train es una película divertida, centrada en su totalidad por un Brad Pitt impúdico que se sabe protagonista mientras se ríe de sí mismo y del género de acción. Si se tiene en cuenta que el propio director fue doble de Pitt en cintas como El club de la lucha o Señor y Señora Smith, se entiende por qué en Bullet train hay más de farsa que de realidad. Eso sí, no apta para hematofóbicos.
Una cinta que, tras los fuegos de artificio que supone una puesta en escena y un montaje vertiginosos, esconde una reflexión más profunda acerca del devenir del cine de acción.
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