Esta es nuestra obligación hacia un niño: darle un rayo de luz y seguir nuestro camino.
María Montesori
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Es un placer estar otra vez con todos vosotros. Hoy 30 de julio es el día de la amistad, y aprovecho la ocasión para hablar de una película que, aunque en principio no parece muy ajustada al tema, representa todo aquello de lo que quisiera reflexionar con vosotros. Se trata de La historia de Marie Heurtin (2015) basada en hechos reales y dirigida por Jean-Pierre Améris.
La película nos lleva a una casita muy modesta en un pueblecito de Francia, donde vive Marie Heurtin (Ariana Rivoire), una niña de catorce años alejada del mundo, y nunca mejor dicho, pues nació sordomuda y ciega, y solo se comunicaba con su padre, aunque era casi del todo imposible llegar a ella, ya que la niña crecía como si fuera un animal.
En lugar de internarla en un psiquiátrico, su padre decide llevarla al Instituto de Larnay, donde una congregación de monjas se hará cargo de ella. Así llega Margueritte (Isabelle Carré), una joven monja que se lleva a Marie, aunque no le fue fácil, la chica tenía mucha fuerza y la exponía en toda su voluntad para evitar que la alejasen de lo que conocía. Empleando su otro sentido, el olfato, notaba que otra persona quería arrebatarle de lo suyo.
Margueritte puso todo su coraje y fuerza en llevarse a la niña, ya convertida en una señorita, y la llevaba como podía por todos los caminos, hasta una carretilla tuvo que utilizar para poder llevarla hasta el convento donde había más niñas en las mismas condiciones de Marie. Allí la monja se dedicó a enseñarle a comer, a vestirse, a encargarse de su higiene y todo lo necesario para aprender a comunicarse (de otra manera), para que pudiera entablar una relación con los demás. No era fácil, pero ella siguió y siguió, y así Margueritte consiguió hacerse su amiga, el ser más querido por Marie. Y lo demás queda para vosotros.
Es una película que, al igual que El milagro de Anna Sullivan (1962, Arthur Penn), deja a todos expectantes por ver cómo tanto tesón y amor hacen que un ser humano aislado pueda volver a la vida otra vez.
Aprovecho el día de hoy, dedicado a la amistad, para mencionar una conversación que tuve con una amiga. El otro día me comentó que, cuando me leía, veía más allá de mis letras y de mis pensamientos e intuía mis emociones. Esto me hizo pensar cómo es posible llegar a tener grandes amigos y por qué.
La primera contestación es sencilla, la segunda tiene más trabajo, ¿cuál es la respuesta? Pues porque es un camino que tiene doble sentido, de ida y de vuelta. En la amistad hay respeto mutuo, cariño mutuo; alegría que se comparte y, cuando hay problemas, es el mejor antídoto para el dolor. Un amigo es quien siempre está ahí, que no pregunta, que escucha, que ama y que sabes que, aunque pase tiempo, 外汇开户送金 volvéis y siempre estáis, seguís como si de ayer se tratase. La primera pregunta, la de cómo es posible, es muy simple: por el amor. El amor todo lo perdona, no se enfada, se alegra. Por eso es tan difícil tener una verdadera amistad, de ahí viene el dicho: “Quien tiene un amigo, tiene un tesoro”. Así, cuando te dice “¡hola!”, la contestación es: “mi parte divina saluda la parte divina que habita en ti”.
Con todo el cariño, feliz agosto desde la Mecedora.
Deja un comentario