A menudo subestimamos el poder de una caricia, una sonrisa, una palabra amable, un oído atento, un cumplido sincero o el más pequeño acto de cariño, todos los cuales son capaces de transformar una vida.

Leo Buscaglia

Queridos amigos de Todo Es Cine:

Un placer volver a estar con todos vosotros. Comenzamos mes y, con él, una nueva reflexión. Esta vez no voy a hablaros de una película, sino de una miniserie, la cual está en boca de todos: Adolescencia (2025) de Jack Thorne y Stephen Graham, bajo la dirección de Philip Barantini.

La historia nos lleva a Reino Unido. En una pequeña localidad, el inspector Luke Bascombe (Ashley Walters) y la agente Briony Ariston (Erin Doherty) esperan para poder entrar en una casa. En su interior, una familia todavía medio despierta, se ve asaltada por la intervención de la policía. Lo más llamativo es que vienen a buscar a su hijo Jamie (Owen Cooper), de trece años, quien grita llamando a su padre Eddie (Stephen Graham) para que vaya a ayudarle. 

Se llevan al adolescente a comisaría bajo la atenta mirada del inspector Bascombe, que en todo momento quiere que estén lo más cómodos posible. Jamie es un chico que lo está pasando mal y lo transmite, nadie puede creerse lo que se está viendo. Y así empieza todo el proceso.  Llega el abogado, que se une al padre como figura de autoridad. La enfermera le hace un análisis de sangre, todo un calvario para la familia.

Nadie podría entender todo lo que ha sucedido, pero entonces sabemos que una niña del instituto ha sido asesinada y Jamie ha sido grabado cometiendo el crimen. La aparición de la psicóloga Briony Ariston (Erin Doherty) es el detonante para ir comprendiendo qué ha sucedido. Y la historia es para vosotros.

La serie es una obra de arte a nivel visual. Pero, como siempre, voy a analizar una parte clave de su argumento, ya que tiene muchas lecturas. Cuando la psicóloga habla con Jamie pone el foco en cómo ve el mundo, cómo lo percibe. Y habla del autoconcepto, puesto que el adolescente se creía feo, cuando realmente no era el caso; la validación le llega del exterior y Jamie habla de su familia. Le costó hacerlo, pero lo hizo. Habló de su abuelo paterno y de su padre; el primero que pegaba y era muy desagradable con su familia; el segundo, que no quería seguir sus pasos, llegó a ser una persona que no respondía, pero le llenaba de frustración y violencia. Incluso se menciona cómo, cuando jugaba al fútbol, su padre no le miraba, le daba vergüenza que le dijeran cosas a su hijo, y Jamie buscaba la mirada de aprobación de su padre. 

En la serie no se juzga a los padres en ningún momento, y esto les permite hacer una reflexión acerca de dónde se equivocaron. Y mencionan que debían haber hablado con él, deberían haber fomentado la comunicación y la confianza desde pequeño.

Por eso, A menudo subestimamos el poder de una caricia, una sonrisa, una palabra amable, un oído atento, un cumplido sincero o el más pequeño acto de cariño, todos los cuales son capaces de transformar una vida.

Con todo el cariño, feliz abril desde La Mecedora.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *