En 1934 Capra inicia un nuevo género cinematográfico: la comedia romántica con Sucedió una noche. Durante varios años este género que en la actualidad es considerado de segunda o tercera clase, vivió mejores épocas con reconocidas obras como Historias de Filadelfia, Los caballeros las prefieren rubias o El bazar de las sorpresas de Ernst Lubitsch (1940). Una entrañable obra que narra unas problemáticas sociales universales tales como el miedo que suscita el perder el puesto de trabajo, la dificultad de hallar uno nuevo, las discusiones con el jefe, un escaso sueldo para mantener a toda una familia o la incertidumbre al rechazo amoroso.
Estos y otros son los obstáculos a los que los empleados del bonito bazar del señor Matuschek se deben enfrentar en su vida. Kralik (James Stewart) es el más antiguo de sus empleados y por ello y su efectividad, es el encargado del bazar. De aquí su esperanza de ver un cercano aumento de sueldo, esto se truncará cuando el señor Matuschek deje de tenerlo como predilecto. Para enredar aún más el argumento Klara (Margaret Sullavan) otra empleada, subordinada a Kralik le replica y contradice con elocuentes diálogos. Todo cambia para Kralik al descubrir que precisamente ella es la mujer desconocida con la que mantiene correspondencia desde hace meses y de la cual está enamorado. Tras el descubrimiento comienza el enredo amoroso.
La narración a priori podría parecer simple, sin embargo, observando la obra se pueden descubrir los brillantes diálogos por parte de todos los personajes. No solamente el principal femenino tiene el poder de la elocuencia. Hay dos secundarios de gran brillantez, uno es Pepi (William Tracy) el muchacho recadero y el otro es Pirovitch (Felix Bressart) cuyo personaje sustenta gran parte de la comicidad de la obra. La narración tiene otra complicación, se centra casi de continuo en un único escenario: el bazar, una tienda de regalos para clase media-alta localizada a la vuelta de la esquina de una calle de Budapest. Todo ello encapsulado en una Nochebuena nevada cual escena de una bola de cristal.
La obra tuvo un remake en los noventa Tienes un email, donde Nora Ephron volvió a reunir a Tom Hanks y Meg Ryan. Sin querer menospreciar la más actual, el virtuosismo narrativo y la magia de la primera se pierden en la de 1998, mucho más sencilla y disipada, pese a ser una obra muy decente y tierna.
Un clásico navideño muy recomendable para revisar.
Deja un comentario