Es más fácil construir un hijo fuerte que reparar un hombre roto.
Frederick Douglass
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Hoy vamos a reflexionar sobre una película, El renacido (2015), dirigida por Alejandro González Iñárritu. La historia, basada en la historia verídica recogida por Michael Punke en una novela, nos lleva a un bosque donde un padre y un hijo cazan juntos un ciervo. Al regresar a su campamento piden ayuda a sus compañeros quienes, cansados, no les prestan atención; llevan cazando y quitando pieles a animales a destajo, pues deben salir de esas tierras ante la llegada de nativos americanos. Y en efecto llegan, y dejan mermado el campamento, de cuarenta hombres quedan diez con vida, lo que les obliga a ir río abajo en una barcaza. Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) lleva consigo a su hijo, fruto de su unión con una nativa americana, el cual adora a su padre. Siempre le hace caso, incluso cuando le ofenden, aunque luego llorara cuando nadie le ve. Padre e hijo son los ojeadores, quienes tienen que llevar sanos y salvos a los supervivientes por una tierra tan maravillosa como hostil.
Allí también está un campamento francés, que compra las pieles robadas a los nativos, a quienes pagan con caballos y armas. Los indios también actúan, buscando a la hija secuestrada del jefe de la tribu, necesitando también material de manera desesperada. Todos participan en una lucha de poder donde las pieles son el tesoro. Cuando Hugh informa de que la barca es un peligro para su seguridad, dejan todo el botín guardado para volver más tarde a por él, tras meses de duro trabajo. Al abandonar la barca no les queda más remedio que caminar. Hugh se va a cazar y se allí se encuentra con dos oseznos acompañados por su madre, la cual se abalanza sobre él y le destroza.
Cuando el resto de los hombres llega, entre ellos su hijo, intentan por todos los medios salvarle la vida, una vida que ya parece acabada: rota la garganta, abierto todo el cuerpo; pero su hijo le repite las palabras que su propio padre le dijo tiempo atrás, cuando le encontró medio muerto junto a su madre ya fallecida por un asalto de hombres blancos. Siempre le repetía, como si de un mantra se tratara: “mientras se respira hay vida, mientras puedes comer, hay vida”, “un árbol es tan fuerte como profundas son sus raíces”. Entre las palabras de su hijo y las alucinaciones con su mujer, Hugh va soportando el frío, la nieve, el dolor. Pero no pueden avanzar, así que el capitán propone que algunos hombres se queden con el herido. Con él estará su hijo, un joven y John Fitzgerald (Tom Hardy), otro hombre fuerte de la expedición. Pero John no soporta ya la situación e intenta matar a Glass. Su hijo le defiende y lucha por la vida de su padre, muriendo a manos de Fitzgerald. La película sigue con innumerables aventuras y desventuras, pero eso queda para vosotros.
La historia es dura y no apta para todos los públicos, de entre todas las lecturas que tiene, se puede sacar la de lo maravillosa que es la naturaleza. No es de extrañar el Oscar obtenido por Emmanuel Lubezki por su fotografía, y mucho menos el de Leonardo DiCaprio, quien lleva la película casi solo, compartiendo protagonismo con la naturaleza. De eso me gustaría hablaros. Qué magnífico es contemplar esos paisajes, nos imaginamos poder viajar a esa naturaleza bella, impresionante; pero también tiene sus leyes, sus normas. Todos pertenecemos a una pirámide trófica, donde uno es el sustento del otro. Todo está muy medido y, cuando llega el hombre, lo desbarajusta. En este aspecto me recordó a otra película, Dersu Uzala (1975) de Akira Kurosawa), en la que había otro hombre que sabía la medida de las cosas. Cuando uno entra a formar parte de una ecuación, tiene que saber que también forma parte de un problema. Así hay que saber cuidar y saber cuidarse; saber proteger y saber protegerse. Hombres que deben aprenden a convivir en equilibrio con una naturaleza sabia y antigua, que se cuida y que se cura con lo que ella ofrece: plantas, fuego, agua, comida. Es importante salir de esa maravilla sin hacer daño, o el menor posible, y eso requiere de tiempo y atención.
Esta es la historia de un padre que vivió por un hijo que murió por defenderle. Acercándose un día tan importante como el día del padre, y recordando la máxima “es más fácil construir un hijo fuerte que reparar a un hombre roto”, os deseo un feliz día del padre para todos.
Con todo el cariño, desde la Mecedora.
Y en especial a mi padre, que aunque nos ha dejado, siempre está en nuestro corazón.
Deja un comentario