Un río puede alcanzar su meta
porque ha aprendido a sortear los obstáculos
Queridos amigos y lectores de Todo Es Cine, me alegra muchísimo volver a estar con vosotros. Esta vez he escogido para que reflexionemos la película Salir del armario (2000, Francis Veber), cuya trama nos lleva a la historia de un hombre, el señor Pignon (Thierry Lhermitte), a quien le cuesta vivir pues se ha quedado anclado a un amor que únicamente le lleva al sufrimiento, y le da la justificación para no intentar avanzar. La carita –casi de dibujo animado- de un pequeño gatito, al intentar acabar con su vida, y la maravillosa voz de un vecino, le devuelven las ganas de vivir, haciendo que lo que parecía en principio un drama, se convierta en comedia, en una gran aventura llena de peripecias y situaciones cómicas.
Imagen de «Salir del armario – Copyright © 2000 Gaumont, Efve Films y TF1 Films Production. Todos los derechos reservados.
Su vecino (Michel Aumunt), tiene la idea de trucar unas fotos gay y colocarle su cara en ellas, para mandarlas a su trabajo, donde le iban a despedir. Esas fotos hacen que la gente empiece a pensar en él como algo más. A fuerza de creerse el otro personaje y hacerle ver que su vida es bastante más que todo eso, sale su verdadero yo, haciéndole irresistible y seguro de sí mismo.
Cuántas veces nos creemos grises, alguien que pasa desapercibido en un autobús, en un metro, en una calle. No nos damos cuenta de que también nosotros, y sólo nosotros, podemos cambiar ese rumbo con nuestra actitud. Entiendo que no es fácil, pero no es imposible.
Me gustaría sacar a colación el mito de la Caverna de Platón. Imaginemos a varios hombres prisioneros en una profunda caverna, encadenados y cuya única visión es el fondo oscuro de la cueva. Detrás, un fuego, proyectando sombras que los prisioneros ven: “las sombras de los objetos constituirán su única realidad”. Imaginemos que uno de los cautivos se libera, y se le obliga a caminar hacia la luz; le costará, pero nada más estar en el mundo real, bajo la luz del sol, se dará cuenta de que el miedo sólo era el reflejo de las sombras. No quiero aburriros, sólo quiero deciros que a veces, nos centramos demasiado en estar metidos en una idea sin cambiar el escenario, siempre con lo mismo, sin buscar otros lugares, otras gentes, el amor y el cariño de alguien, de tu gente, la gente que te quiere. Con ellos puedes darte cuenta de que tan sólo estabas viendo sombras.
Salir del armario para ver la luz, no sólo en el plano sexual, puede ser una forma estupenda y sana para todo en la vida.
Que vuestros obstáculos os hagan llegar a buen puerto.
Con todo el cariño, feliz abril desde la mecedora.
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