Trabajar en la enseñanza supone aprender todos los días.
José Vasconcelos
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Como ya viene siendo una constante, todos los meses hacemos un especial temático y éste, tan bonito como es mayo, hemos escogido México por lo luminoso y bello que es. He querido escoger una película de Cantinflas porque creo que fue durante años el estandarte por antonomasia de México, junto con todos esos hermosos lugares que mostraba de su también hermosa tierra. Mario Fortuno Alfonso Moreno Reyes, nacido en 1911, nos dejó el 20 de abril de 1993. Durante su carrera fue viajando por todo el mundo acompañado de ese personaje que valía tanto de limpiabotas que de botones, de barrendero, de policía o de tantas y tantas creaciones en que demostraba el talento y la gracia de un hombre comparado con Chaplin, y que ganó un Globo de Oro en 1956. Por todo ello hoy vamos a hablar sobre él y su película El analfabeto (1961, Miguel M. Delgado).
Imagen de El analfabeto (1961), producida por Posa Films, distribuida por Colombia TriStar Home Video. Todos los derechos reservados |
La historia nos lleva a una pequeña localidad mexicana, donde Inocencio (Cantinflas) vive junto con su madrina, una mujer que trabaja noche y día por unos pocos pesos, lavando y dejando sus manos y su espalda. Inocencio intenta buscar trabajos mejor remunerados pero no tarda mucho en ser despedido. En la gran ciudad la muerte de su tío deja a Inocencio la herencia dos millones de pesos, noticia que llega a su humilde domicilio en forma de carta, pero Inocencio, con vergüenza por ser analfabeto, no quiere que nadie se la lea hasta que no sea él mismo quien pueda conocer su contenido. Su tesón le lleva a inscribirse en una escuela y, aunque los niños se burlan de él, el profesor pondera su magnífica idea. Al salir de sus clases se encuentra con Blanca (Lilia Prado), una joven que llega desde Ciudad Juárez a la casa de un banquero. Inocencio se queda prendado. Es entonces cuando decide ir al banco y pedirle al jefe de su amada un empleo. Los vaivenes que suceden en su trabajo le llevan a hacerse no pocos enemigos. Aunque sale bien parado de un atraco, y con ello se gana la confianza y la amistad del director del banco, la inquina de sus compañeros va en aumento. Pero él sigue insistiendo en sus clases. Sale de su trabajo y acude al aula todas las tardes, intentando de noche finalizar sus deberes. Todo se va complicando en la vida de Inocencio aunque El analfabeto sea una comedia de final feliz.
Cuando uno vuelve a ver películas de Cantinflas se queda embelesado, hay tantas cosas en ellas. Tiene reminiscencias del Chavo del 8, otro gran actor que también de manera cómica enseñaba y presentaba su cultura, su forma de expresarse tan al estilo de las princesas Disney, ya que antes todas eran dobladas en México y tenían esas voces dulces que ya se han convertido en algo nuestro.
La moralina de la película no tiene desperdicio y sí buena razón. No importa la edad ni las oportunidades que tengas o no, la escuela es el vehículo principal de todo ser humano, que salvo raras excepciones como el bullying, es la forma de educar, de enseñar la escritura y la lectura. Porque aunque sea en la hora del recreo, se ayuda al niño en las relaciones interpersonales, el juego tan importante del que nos estamos olvidando. Todo ello hace a la persona, todo ese conjunto de actitudes. Aprender a leer en ciertos sitios parece muy fácil, pero no lo es en todos. Ojalá lo fuera. Y, ya que somos seres sociales, intentaremos desde una red social o un soporte online, como desde el que os estoy escribiendo y vosotros leyendo, comunicar, aprender y enseñar.
Y así, a todos y a todas, de la edad que seáis, aprended siempre y en todo lugar.
Con todo el cariño, desde Todo Es Cine.
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